Agroman sumaba 68 años de historia cuando fue adquirida por Ferrovial para comenzar una nueva e ilusionante etapa. Desde entonces, Ferrovial Agroman ha participado en la construcción de edificios, autopistas, ferrocarriles, puertos, aeropuertos y muchas otras infraestructuras en diferentes continentes.
Casi tres décadas después de la compra, Ferrovial ha dado un paso más en su estrategia y ha cambiado el nombre de la división Ferrovial Agromán por Ferrovial Construcción. Deja atrás el nombre de la histórica marca con el objetivo de avanzar en su proyección internacional, aunque sin olvidar la trayectoria común que ha unido a ambas compañías.
El peso de Agroman
Agroman nació en 1927 y no tardó en convertirse en una de las principales constructoras del país. De sus primeros años de recorrido datan obras como la Construcción del Morro del dique de Las Arenas en Getxo (Vizcaya) la construcción de la Ciudad Universitaria de Madrid, y más tarde la Torre de Madrid, las factorías de Renault en Valladolid y Palencia, y proyectos de carreteras, ferroviarios e hidráulicos.
En aquellos momentos, la empresa estaba muy bien gobernada por uno de sus cofundadores: José María Aguirre Gonzalo. Persona muy relevante en España tanto desde el punto de vista político como económico y que fue durante años presidente de Banesto. Imprimió un carácter muy personal a la compañía.
Cuando yo me incorporé, Agroman ya empezaba a no ir tan bien como en años anteriores. Y, sin embargo esos años los recuerdo de una forma especial: mi padre ya trabajaba en la empresa y para mí fue mi primer empleo. Comencé a trabajar en Santander, y posteriormente en la División de Obras Ferroviarias en Madrid y en Andalucía. La mayor parte de mi trayectoria posterior, en Agroman y en Ferrovial Agroman, ha estado ligada al Estudio de ofertas y a la Contratación, actividad apasionante que lo es todavía más cuando se trabaja formando parte de un gran equipo de excelentes profesionales y de mejores personas.
A finales de los 80, la empresa se enfrentaba a una crisis. Sin la figura de Aguirre Gonzalo tan presente, faltaba alguien en el timón
A finales de los 80, la empresa se enfrentaba a una crisis. Sin la figura de Aguirre Gonzalo tan presente, faltaba alguien en el timón. La situación mejoró, aunque solo de forma puntual en los años anteriores a 1992, año en el que se hicieron muchas inversiones importantes en toda España vinculadas a la Exposición Universal de Sevilla y a los Juegos Olímpicos de Barcelona con un plan ambicioso de construcción de todo tipo de infraestructuras.
Fue en 1995 cuando Ferrovial dio el paso para comprar la compañía. Ferrovial ya era por aquel entonces una empresa grande, emergente, que había tomado buenas decisiones. Una de ellas, entrar en el mundo de las concesiones, un mercado que estaba naciendo y que Agroman no había querido explorarUna transición equilibrada
Tras la compra, las dos compañías continuaron trabajando durante un tiempo como dos empresas diferentes. Personalmente tengo un buen recuerdo de esa época, ya que Ferrovial puso a trabajar en Agroman a unos gestores que resultaron ser personas flexibles, comprensivas y dialogantes. No venían a imponer de forma brusca el estilo de Ferrovial, sino a ver cómo trabajábamos, a conocernos, y a hacer cambios de forma constructiva.
Se pasó en 24 horas de la incertidumbre a la certidumbre, sin momentos intermedios de dudas. Y empezamos a trabajar como Ferrovial Agroman
Esta colaboración generó un buen clima y en 1999, cuando se hizo la fusión definitiva, todo sucedió de forma modélica. De la noche a la mañana fuimos convocados a reuniones en las que encontramos que los organigramas ya estaban definidos. Se pasó en 24 horas de la incertidumbre a la certidumbre, sin momentos intermedios de dudas. Y empezamos a trabajar como Ferrovial Agroman.
Hubo una integración real de las personas, y en ningún momento tuvimos la sensación de recibir un trato diferente. Al hacerse la fusión de forma tan pacífica se aprovechó todo: la experiencia, la tecnología y el conocimiento que tenía Agroman. Todo valió para complementar a Ferrovial. El gran crecimiento de la actividad de construcción de aquellos años, en plena expansión internacional y con un fuerte crecimiento en España (2000-2007), encontró a Ferrovial Agroman preparada, con las personas más valiosas bien identificadas y colocadas donde mejor se podía aprovechar su potencial.
Las primeras grandes obras de Ferrovial Agroman
Una de las obras más características de nuestra empresa la Ampliación del puerto de Bilbao, se adjudicó en los primeros años de la década de 1990 y continuó hasta 1999. Se trataba de un proyecto gigantesco, en su momento el contrato de construcción más grande adjudicado a una sola empresa en España. Durante su desarrollo, se produjo la integración de las dos compañías de una forma natural, primero como Agroman, luego con Ferrovial como propietaria de Agroman y finalmente como Ferrovial Agroman.
Entre las adjudicaciones de aquellos primeros años, es obligado recordar el primer tramo de la Autopista de la costa del Sol en Málaga. Fue un acontecimiento importante, y casi coincidente con la toma de control de Agroman. Las concesiones con Cintra siempre han sido obras importantes para Ferrovial Agroman en las que nuestras capacidades se explotan al máximo.
Conservo un recuerdo especial del estudio de la autopista H407 ETR en Canadá en 1999, un poco antes de la fusión. Por aquel entonces, Ferrovial había identificado dos oportunidades de estudio de autopistas en concesión, una en Sudáfrica y otra en Canadá. El equipo de contratación de Ferrovial se encargó de la primera y el de Agroman de la segunda. Ambas ofertas las lideraba Miguel Angel Eusa, Director de Contratación de Ferrovial. Desde el primer momento la integración y el respeto mutuo fueron totales.
Comenzaba el año 1999 y en Toronto el termómetro se mantenía a a 23 grados bajo cero, y nos enterábamos de lo que era una tormenta de hielo. Fruto de aquel trabajo y después de varios meses, Cintra culminó la Contratación de la H407, que hoy es uno de los buques insignia de la compañía. Aquella oportunidad nos hizo sentirnos valorados e integrados.
Las claves han sido tener claras las ideas, saber por dónde vamos, contar con disciplina en la organización y no dejar de lado la innovación
A partir de ahí, se sucedieron obras y proyectos. Ferrovial Agroman ha sabido adaptarse muy bien a las circunstancias, tomando buenas decisiones y anticipándose a las necesidades del mercado. La expansión internacional se ha producido de una manera razonablemente suave y progresiva, con relativamente pocos sobresaltos.
Las claves han sido tener claras las ideas, saber por dónde vamos, contar con disciplina en la organización y no dejar de lado la innovación. La compañía tiene la mirada atenta para no perder ningún tren.
Una misma mesa
Los años en los que Ferrovial y Agroman eran empresas diferenciadas quedan ya muy atrás. Durante los primeros meses de unión de las compañías, a la hora del almuerzo era habitual ver mesas en las que se sentaban los de Ferrovial y otras en las que lo hacíamos los de Agroman. Era normal juntarse con los compañeros de toda la vida.
Hoy todo eso ha desaparecido. Han pasado tantos años,, que ahora para una gran mayoría, el recuerdo y la imagen de la empresa está únicamente asociado a Ferrovial Agroman. Una única compañía.
Lo que no ha cambiado, porque era así en Agroman y lo sigue siendo en Ferrovial, es el compromiso de las personas. Trabajadores responsables y comprometidos con el futuro de la organización que seguiremos con el mismo entusiasmo, ahora bajo otro nombre: Ferrovial Construcción.
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