Cada vez más viajeros apuestan por un turismo comprometido y responsable. A la hora de organizar una escapada, no se limitan a elegir destino y preparar las maletas. Estudian sus opciones, descartan aquellas más contaminantes y terminan eligiendo otras respetuosas con el medioambiente y la cultura local.
No es para menos: el turismo figura entre los sectores que más dióxido de carbono generan. Y tras años de turismo masivo, numerosos rincones de la tierra se encuentran sobreexplotados y deteriorados. Esta realidad ha hecho saltar las alarmas y ha conseguido que cada vez más personas adopten prácticas sostenibles.
Si tú también quieres cambiar de hábitos y reducir el impacto de tu próxima escapada, aquí tienes una serie de consejos a tener en cuenta antes, durante y después del viaje.
El Madeleine Ragsdale (Unsplash)
Optimizar el desplazamiento
Una vez elegido el medio de transporte, todavía hay margen para reducir las emisiones de CO2 de nuestro viaje. Si se recurre al coche, lo ideal es compartirlo con otras personas y priorizar los vehículos eléctricos o híbridos. Existen iniciativas, como Green Driving Tool, que ayudan a conseguir una conducción más eficiente.
Si se viaja en avión, lo más recomendable es hacer vuelos directos (ya que el mayor consumo de combustible se realiza en los despegues y los aterrizajes). Otros gestos que pueden mejorar la eficiencia del viaje son elegir clase turista, ya que se destina menos espacio a cada pasajero, y partir siempre de los aeropuertos más cercanos.
Consultar la huella de carbono del trayecto
Existen numerosas herramientas que permiten calcular la huella de carbono de nuestros viajes y escapadas. Algunos ejemplos son CeroCO2, Carbon footprint, MyClimate y CarbonCero, que ofrecen un resultado final en kilos o toneladas de CO2.
Algunas permiten compensar los gases de efecto invernadero emitidos participando en diferentes proyectos, otra buena opción para equilibrar la balanza.
Reservar con criterio
Muchos hoteles, hostales y agencias de viaje tienen sus propias políticas de sostenibilidad. Dedicar un rato a seleccionar las mejores opciones puede marcar la diferencia.
También es importante elegir bien el destino – priorizando aquellos con políticas medioambientales más avanzadas o en los que sea sencillo moverse en transporte público o en bicicleta – y la época del año en la que viajamos. Evitar la temporada alta puede reducir el impacto sobre la naturaleza, sobre todo en aquellos lugares más masificados.
Algunas agencias y alojamientos priorizan el respeto a la naturaleza. Taylor Simpson (Unsplash)
Aligerar la maleta
Viajar con poco equipaje permite, en primer lugar, añadir menos peso a los vehículos, lo que reducirá el uso de combustible y la cantidad de CO2 emitido. El truco es olvidar los “por si acaso”. Hoy en día, es sencillo encontrar prácticamente todo lo que necesitamos en cualquier lugar.
También es recomendable reducir el número de envases, para evitar desecharlos en el lugar de destino. Por ejemplo, usando jabón en pastilla en vez de en bote.
Antes de partir: reducir el consumo energético a cero
No tiene ningún sentido disminuir nuestras emisiones en el lugar de destino si seguimos consumiendo en casa. Antes de coger las maletas, es importante dejar todo bien apagado y sin dispositivos en standby.
Esta práctica puede mantenerse durante las vacaciones. Apagando, por ejemplo, las luces y el aire acondicionado al abandonar el hotel.
Consumir de forma responsable
Al viajar, no hay nada más sostenible que comportarse como un local, consumiendo productos frescos y de proximidad, evitando franquicias y usando el transporte público. Si el agua es potable, es preferible rellenar botellas reutilizables que comprar otras de plástico.
Otro buen consejo es mantener en los hoteles los hábitos que tenemos en casa. No echar a lavar cada día las toallas, reciclar la basura o no pedir más comida de la necesaria, por ejemplo.
Consumir productos locales reduce la huella de carbono. NeONBRAND (Unsplash)
Respetar el entorno y la cultura del destino
Es, sin duda, una de las recomendaciones más fáciles de cumplir: basta con dejar el entorno tal y como lo encontramos. Sin basura, sin desechos y sin alteraciones de ningún tipo. No conviene, por supuesto, llevarse plantas o animales exóticos o en peligro de extinción.
Apostar por el minimalismo
Mantener un perfil de consumo bajo durante todo el viaje permite reducir el impacto sobre el medioambiente. Un buen consejo es hacerse varias preguntas antes de consumir o comprar: ¿verdaderamente me hace falta? ¿Qué impacto tiene este producto en el medioambiente? ¿Puedo sustituirlo por otro más sostenible?
Estos pequeños juicios evitarán, por ejemplo, imprimir tarjetas de embarque en lugar de hacer el check-in online. O llevarse un montón de souvenirs innecesarios que pueden ser sustituidos por productos locales, como artesanía o alimentos.
Consumir y utilizar solo lo necesario es la opción más respetuosa con el medioambiente. Resi Kling (Unsplash)
Compartir consejos sostenibles
Cada vez más viajeros agradecen recibir consejos sobre cómo reducir su huella de carbono o recomendaciones de agencias, restaurantes u hoteles comprometidos con el medioambiente. Por ello, es buena idea sentarse cinco minutos a hacer una lista de buenos consejos después de cada viaje. Y, sobre todo, no perder los hábitos: con un poco de esfuerzo, es posible mantener todas estas medidas adoptadas durante las vacaciones en nuestro día a día.
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