‘El cambio es una necesidad, el cambio es un caos, el cambio es inevitable’.
El valor va más allá de los beneficios económicos, ya que incluye la creación de un impacto positivo en la sociedad, nuestros clientes y nuestros empleados. Uno de los aspectos de esta perspectiva es la sostenibilidad. La primera definición global de sostenibilidad fue la que dio la Comisión Brundtland de las Naciones Unidas en 1987: “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas propias”. Esta definición se aplica cada vez en mayor medida en objetivos sostenibles por parte de individuos, agencias públicas y empresas de todo el mundo.
La sostenibilidad puede definirse desde un espectro diferente y está interrelacionada con cuestiones medioambientales, sociales, económicas y humanas. Puede tratarse de un cambio a nivel político o en el tipo de operación que se realiza, o puede estar relacionada con el consumo y las emisiones; también puede ser un cambio en el uso de la energía o puede incluir el aspecto socioeconómico de una sociedad; o puede tratarse de un proyecto autosostenible; puede presentar formas muy diferentes. Un pequeño cambio puede tener un enorme efecto dominó. Como dijo Neil Armstrong: “Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad”. Creemos que estas prácticas nos ayudarán a alcanzar los objetivos de sostenibilidad a través de estos pequeños pasos. Algunos de estos cambios en la práctica operativa son, por ejemplo, el ‘enfoque sin papel’ y la ‘fuente de agua’.
Enfoque sin papel
¿Qué es el enfoque sin papel? Podemos definir el enfoque sin papel como el proceso de transformar en archivos digitales electrónicos cualquier proceso realizado con papel. Significa simplemente que cualquier formulario de papel que se haya utilizado anteriormente para tareas como inspecciones, pedidos o vigilancia se está transformando del tradicional lápiz y papel a la digitalización. La eliminación de los formularios impresos no solo ayuda a mejorar el control de calidad y proporciona flujos de trabajo más eficientes, sino que es más sostenible y reduce nuestra huella de carbono.
La pregunta es, ¿en qué medida se reduce la huella de carbono con este enfoque? El Consejo Nacional para la Mejora del Aire y los Cursos de Agua (NCASI) realizó una evaluación del ciclo de vida (ECV) a partir de los datos recogidos en 72 fábricas de Estados Unidos y Canadá, que representan el 77% de la capacidad de papel de impresión y escritura de América del Norte para el año 2006-2007, y que se publicó en la Journal of American Forest and Paper Association. La ECV se llevó a cabo de conformidad con la norma ISO serie 14040 para la ECV y recibió la validación de un grupo externo de análisis crítico.
Huella de carbono del papel de impresión y escritura (NCASI)
La ECV del NCASI revela que una resma del papel que usamos en nuestra oficina produce 4,25 kg de CO2. Este valor se mantiene desde el origen de la materia prima hasta la descomposición del papel. Teniendo en cuenta que nuestro Proyecto Denver antes utilizaba aproximadamente 30 resmas de papel al año para los formularios, esta es una iniciativa que realmente puede sumar. Por ejemplo, si un vehículo de pasajeros promedio emite 4,8 toneladas métricas de CO2 al año (fuente: EPA), hemos eliminado del ecosistema el equivalente a 1,5 semanas de emisiones de los vehículos (unos 127,5 kg de CO2). Ahora bien, si comparamos y correlacionamos los mismos datos con otros proyectos, por ejemplo 10 proyectos; gracias al cambio en nuestra política hemos eliminado una cantidad significativa de CO2 al año, cerca de 15 semanas de emisiones de un vehículo promedio. Aunque es un pequeño paso, ¡me enorgullece formar parte de él!
Fuente de agua
Se trata de esa fuente de agua de acero inoxidable y tamaño mediano que suele colocarse en una esquina de las salas de descanso o justo al lado del baño; todos la hemos visto, saciado nuestra sed, rellenado nuestra botella o simplemente la hemos ignorado en nuestro día a día. Por lo general, cumple su propósito de proporcionar agua potable, pero la mayoría de nosotros sabemos muy poco acerca del impacto ambiental que puede tener una fuente de agua.
Con el desarrollo de la tecnología y la accesibilidad, es fácil recibir el agua embotellada a domicilio o simplemente ir a una tienda de comestibles cercana y comprarla en función de nuestras necesidades; poco sabemos lo mucho que podemos cambiar las cosas con el simple uso de una fuente de agua.
Siempre se ha hecho creer a los consumidores que “lo que hay en la botella es un producto superior”. En 1999, el Consejo de Defensa de los Recursos Nacionales (NRDC) llevó a cabo un estudio de cuatro años de duración y encontró ciertas lagunas en las regulaciones relativas al agua embotellada. Además, una investigación realizada por el grupo Environmental Working en 2008 encontró una sorprendente variedad de contaminantes químicos en las diferentes marcas de agua embotellada que se analizaron. Cada cierto tiempo, se pone en tela de juicio la afirmación de los embotelladores de agua respecto de la superioridad de su producto y la justificación que emplean estas empresas para el uso de envases fabricados con recursos fósiles no renovables en nombre de un producto superior.
El Centro de Sistemas Sostenibles de la Universidad de Michigan realizó una investigación sobre la evaluación del ciclo de vida de los sistemas de agua embotellada frente a los de agua corriente y los resultados fueron sorprendentes. En este análisis se consideraron tres sistemas: a) Agua embotellada desechable de un solo uso (500 ml) comercializada en paquetes de 24 unidades b) Agua embotellada de entrega a domicilios y oficinas c) Agua corriente municipal. Con respecto a la energía del ciclo de vida, los desechos sólidos, la emisión de gases de efecto invernadero y el uso del agua, los sistemas de agua corriente municipal resultaron ser mejores que los sistemas de agua embotellada a domicilio y los de un solo uso. Los sistemas de agua embotellada de un solo uso consumen de 11 a 31 veces más energía que los sistemas de agua corriente. Los sistemas de agua embotellada a domicilio consumen entre un 8 y un 18% de energía en comparación con los sistemas de un solo uso, mientras que los sistemas de agua corriente municipal utilizan entre un 35 y un 55% de la energía del ciclo de vida de los sistemas a domicilio. Las emisiones de gases de efecto invernadero generalmente están correlacionadas con el uso de energía. Desde una perspectiva medioambiental, el agua del grifo es el sistema de agua potable preferible.
La próxima vez que pasemos por delante de ese elemento inerte de acero inoxidable que cuelga de la pared, debemos recordar la cantidad de energía que podemos ahorrar o las correspondientes emisiones de GEI que podemos evitar con solo llenar la botella en la fuente de agua. Nosotros estamos usando fuentes de agua en nuestro proyecto y contribuyendo al medio ambiente, ¿y tú?
Todavía no hay comentarios