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Objetivos, herramientas y compromiso: así promovemos la ética corporativa

18 de diciembre de 2020

La pandemia de COVID-19 nos ha dejado una valiosa lección: la importancia de adelantarnos a posibles complicaciones y reaccionar eficazmente cuando éstas surgen. Sobre todo, cuando tenemos la oportunidad de prevenirlas. En materia de integridad corporativa, cada vez más empresas han incorporado programas de compliance, algo que viene de la mano de una mayor sensibilización ante la corrupción y las malas prácticas en el mundo de los negocios.

Estos programas permiten prevenir, detectar y reaccionar ante la posibilidad de fraudes o cualquier mala conducta que se dé dentro de las fronteras de una empresa. Requieren trabajar de forma conjunta para garantizar un entorno ético y ejemplar.

En la hoja de ruta del departamento de Compliance y Riesgos de Ferrovial está poner a la compañía en el siguiente nivel. Adaptar nuestro sistema de prevención, alineado ya con las exigencias de la justicia española, a lo que se espera de una empresa global.

El punto de partida: el modelo español

En 2010, una importante modificación del Código Penal dio un giro a la realidad de las empresas en España: por primera vez, podían tener responsabilidad penal. Hasta ese momento, solo podían delinquir las personas físicas. Sin embargo, tras la entrada en vigor de esta reforma, los tribunales pueden considerar culpable de un delito a una persona, a una empresa o a ambas.

Al mismo tiempo, se introdujo en nuestro Derecho la posibilidad de atenuar e incluso exonerar de esa responsabilidad penal a aquellas empresas que cuenten con un programa de compliance efectivo. Si los jueces consideran que se trabaja de forma activa para prevenir y actuar ante los delitos, aunque quede acreditada la comisión de alguno en el desarrollo de su actividad empresarial, buscarán otros responsables en lugar de penalizar a la compañía.

En un proceso penal, las consecuencias de no disponer de este programa de prevención de riesgos penales suelen tener forma de sanciones económicas. Sin embargo, en los casos más graves puede llegarse a la inhabilitación o incluso la disolución de la compañía.

Los retos a nivel global

Mientras que en España la responsabilidad penal de las empresas y los programas de compliance son conceptos jurídicos recientes, en otros países cuentan con una larga trayectoria. El mayor referente a nivel mundial es Estados Unidos.

Ya en el año 1977 este país aprobó una ley que prohibía las partidas corruptas en el extranjero para poner fin a la práctica de conseguir grandes contratos internacionales mediante sobornos. Desde entonces, las compañías norteamericanas empezaron a crear programas de compliance, basándose en la experiencia que ya tenían los bancos y las entidades financieras.

Esto ha propiciado una cultura empresarial muy diferente a la de otros países. Con respecto a España y otros estados de Europa, por ejemplo, hay diferencias evidentes. Mientras que en España es habitual invitar a comer a los clientes, por ejemplo, en Estados Unidos esto es algo impensable. Del mismo modo, el nivel de tolerancia ante los acosos laborales es mucho más bajo en el país americano.

Para Ferrovial es importante adaptarse a las exigencias que marca Estados Unidos. En primer lugar, por el hecho de que tenemos mucho volumen de negocio en este país. En segundo lugar, por la búsqueda de la excelencia. Imitar a los mejores es la mejor opción para evitar problemas y mejorar en términos éticos. Por ello, nuestro departamento de Compliance y Riesgos se prepara para adoptar un enfoque de trabajo más internacional. Para empezar, cuenta desde este pasado verano con una responsable de Compliance para Norteamérica.

¿Cómo funciona un programa de Compliance?

Los departamentos de compliance tienen tres grandes objetivos: prevenir, detectar y reaccionar ante los incumplimientos de las normas por las que se rige la empresa. La prevención es la principal prioridad y por lo tanto el objetivo al que más tiempo se le dedica.

El primer paso para prevenir riesgos es identificar y evaluar todos los posibles problemas a los que se puede enfrentar una empresa, desde los más improbables a los más frecuentes. Estos varían en función de la actividad. En el sector de la construcción, por ejemplo, es importante prestar especial atención a riesgos como la corrupción.

Una vez hecho esto, debe determinarse qué herramientas se usarán para mitigar los riesgos en caso de que se presenten. Además, se deben comunicar de manera eficaz esas medidas de gestión de riesgos, tanto de forma interna como externa.

El segundo gran objetivo es detectar los problemas. Para lograrlo, es importante contar con la colaboración de todos los agentes involucrados. En Ferrovial insistimos en que para nuestros empleados es obligatorio comunicar sospechas de hechos delictivos o contrarios a nuestro código ético. Queremos ser conscientes de todo lo que pueda afectar a la reputación de la empresa.

El tercero de los grandes objetivos es responder ante los problemas. Normalmente se toman medidas disciplinarias o correctivas, o ambas.

El canal ético de Ferrovial

En Ferrovial aconsejamos a aquellas personas preocupadas por un problema que se dirijan a quien tengan más cerca: su jefe o un encargado de recursos humanos, por ejemplo. Pero no debemos olvidar que en ocasiones hablar en un entorno de trabajo puede ser complicado. Por ello, la ley exige que exista en las empresas un canal para expresar esas inquietudes, de forma personal o anónima.

En las últimas semanas, hemos estrenado un nuevo canal ético en Ferrovial. Su objetivo sigue siendo el de siempre: dar voz a todas las personas implicadas en las actividades de la empresa y promover una conducta responsable.

Entre las novedades está que la herramienta permite la trazabilidad de todos los asuntos que llegan a conocimiento del departamento de Compliance. Otra mejora es que el propio canal asigna un código confidencial a cada persona que emite una queja de forma anónima. Esto permite hacer un seguimiento completo sin comprometer la identidad del denunciante.

La integridad es materia de todos. Debemos tener confianza en que nuestros equipos van a saber resolver los problemas con profesionalidad y con ética. Por ello, intentamos que la mayoría de los casos, como los derivados de malas relaciones laborales, por ejemplo, sean gestionados de forma local.

Sin embargo, si los temas son de mucha gravedad se llevan a auditoría interna para ser analizados de forma independiente. Así procede con aquellos que implican fraude y corrupción, los que puedan evaluarse por encima de medio millón de euros, los que involucran a los principales directivos y aquellos que puedan afectar a la reputación o al valor en bolsa de Ferrovial.

El nuevo canal ético permite, además, hacer un seguimiento de la gestión de cada incidente. La información se almacena para que pueda ponerse en disposición de las autoridades si se requiere en el futuro.

De este modo, intentamos no solo que Ferrovial sea una empresa ejemplar que previene los problemas y es capaz de detectarlos cuando surgen, sino también una compañía con voluntad de aprender de ellos. El canal ético y todo el trabajo del departamento de Compliance nos permite mostrar nuestros esfuerzos por que todo se gestione correctamente. Demostrar, así, que los valores de Ferrovial están presentes en nuestro día a día.

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