Videollamadas, cámaras estratégicamente colocadas a lo largo de todo el recinto y hasta drones para sobrevolar el complejo y fotografiar cualquier mínimo detalle. La tecnología está jugando un papel fundamental en la construcción de la nueva torre del Aeropuerto Jorge Chávez de Lima. Ha valido no solo para comunicarnos, sino también para seguir su evolución y saber qué está ocurriendo en el lugar de trabajo. Y es que, hasta el momento, las obras se han desarrollado sin que gran parte del equipo llegase a estar nunca presente en las mismas.
Supervisar una obra tan compleja de forma telemática – en mi caso, desde Colorado, Estados Unidos – ha conllevado un esfuerzo muy grande para todo el equipo. Solo gracias a la constancia y la organización hemos podido sacar adelante este proyecto en Perú, un país en donde la pandemia está golpeando de forma muy fuerte.
Las puertas que abren las nuevas tecnologías
Durante los últimos meses, el proyecto ha dependido de la electrónica. Gracias a un conjunto de cámaras fijas, colocadas estratégicamente en diferentes puntos del complejo, pudimos seguir la evolución de las obras tanto exteriores como interiores. La torre, las redes exteriores y los edificios auxiliares fueron tomando forma ante nuestros ojos a través de las pantallas.
Estas cámaras nos sirvieron también para tener más control sobre los protocolos de seguridad. En una construcción tan vertical y con una altura de 65 metros, es fundamental que las normas se cumplan de forma rigurosa. Gracias a la presencia de las cámaras, fue posible para los técnicos de seguridad garantizar que en ningún momento se relajasen las medidas.
Para complementar la información recibida por estas cámaras fijas, contamos también con el servicio de una empresa externa encargada de sacar imágenes desde el aire. Las fotografías y los vídeos tomados con drones nos permitieron supervisar hasta el más pequeño de los detalles. Cada dos semanas recibíamos entre 200 y 300 fotografías que tuvieron un papel fundamental para seguir el proyecto a distancia.
Igual de importantes fueron las herramientas colaborativas, como por ejemplo el Teams. Nos permitieron compartir información, organizarnos, comunicarnos y realizar todo tipo de tareas necesarias en el día a día. Sin ellas, sacar adelante este proyecto en medio de la pandemia hubiese sido inviable.
Esfuerzo, coordinación y trabajo en equipo
Aunque no podemos negar que la tecnología ha jugado un papel esencial, lo cierto es que el factor humano ha sido igual de importante. Levantar la nueva torre de control del aeropuerto de Lima ha sido posible gracias al esfuerzo, la dedicación y la constancia de los diferentes departamentos y equipos implicados.
Durante meses, hemos trabajado en turnos dobles los siete días de la semana, haciendo frente a una diferencia horaria de dos horas durante el invierno y una a partir de la primavera. Esto requiere mucha organización y un contacto casi continuo entre equipos. A menudo, estos están formados por personas con diferentes culturas y formas de encarar el trabajo – la mayoría peruanos y españoles, pero también de otros países de América Latina, Europa y Estados Unidos.
Otra gran dificultad radica en que gran parte de los materiales y productos necesarios para realizar esta obra son importados (la mayoría provienen de Estados Unidos, Europa y otros países de América Latina, como Colombia, Brasil y Chile). En mitad de una pandemia, esto obliga a poner un esfuerzo especial en la previsión.
A nivel constructivo, la obra también presenta ciertas complejidades. Lima se encuentra en una zona con mucha actividad sísmica, por lo que el plan constructivo inicial partía del uso de gran cantidad de acero corrugado. Optamos por conectar las barras en vertical gracias a unos 10.000 conectores. Además, utilizamos un hormigón más fluido para garantizar un correcto acabado de su superficie y homogeneidad de la mezcla en todo su conjunto. De este modo, conseguimos hacer frente a los desafíos constructivos y que el hormigón rellenase por igual todos los espacios.
Una experiencia única
El trabajo de los últimos meses ha sido complicado y muy duro. Ha exigido mucha dedicación y jornadas de trabajo largas y complejas. Sin embargo, la experiencia ha sido también satisfactoria. Hemos conseguido avanzar cada día y sacar el proyecto adelante gracias al compromiso de un gran equipo. Trabajar con los equipos peruanos ha sido muy grato, ya que se trata de gente muy colaboradora, muy trabajadora y, sobre todo, muy constante.
De este proyecto nos estamos llevando la satisfacción de estar consiguiendo algo único: dirigir las obras de una torre de control de un aeropuerto de forma telemática. A pesar de que la construcción requiere presencialidad, ya que poder trabajar en el terreno y compartir el día a día con los operarios facilita mucho las tareas, hemos demostrado que hacerlo a distancia también es posible.
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