Tiempos de trayecto más rápidos y fiables, menos accidentes, viajes productivos y menos estrés son los posibles destinos de las autopistas del futuro. Se ha escrito y hablado mucho sobre la aparición de los vehículos conectados y autónomos (CAV). Pero ¿por qué tipo de carreteras circularán?
Al principio, tendremos un tráfico mixto, con vehículos más tradicionales junto a CAV de diferentes niveles de sofisticación. Las mejoras de las vías existentes deberán evolucionar con el tiempo a la par de la tecnología: no será tan sencillo como ir de A a B.
¿Qué será lo próximo?
Una de las primeras cosas que es posible que veamos serán señales de tráfico y marcas viales altamente reflectantes, de cuatro a cinco veces más brillantes que ahora, y visibles en cualquier condición de conducción, tanto para el ojo humano como para los sensores instalados en los CAV. Esto es especialmente importante en condiciones meteorológicas adversas, como niebla, lluvia o cuando el resplandor del sol difumina las líneas de la carretera.
Dispondremos de mensajes más dinámicos a través de paneles digitales a todo color, que proporcionarán a los usuarios de la carretera información contextual y de seguridad en tiempo real. Por otro lado, los CAV recibirán automáticamente los datos asociados a esta información: por ejemplo, si un conductor se equivoca de camino, le llegará inmediatamente una alarma, o en el caso de que se acerque un vehículo de emergencia, el coche recibirá un mensaje para que se detenga o reduzca la velocidad, respetando las normas de tráfico.
Los carriles de peaje y las autopistas que controlan la congestión mediante diferentes tarifas serán aún más inteligentes, cómodos y seguros. La gestión dinámica de la capacidad servirá para recomendar carriles y velocidades de circulación y minimizar los atascos mediante el análisis de aprendizaje automático de eventos anteriores, hasta el punto de destinar carriles o incluso el arcén para movimientos especiales en circunstancias especiales, de forma automatizada y sin causar problemas a los conductores.
Los nuevos sensores de la carretera, al igual que los que se están desplegando en los vehículos autónomos (Lidars, Cámaras de IA, etc.) permitirán identificar todos los eventos, incidentes, obstáculos, etc. y comunicarlos en tiempo real a todos los usuarios gracias a modernos sistemas informáticos y de comunicación, de manera que resulte fiable para que vehículos y conductores puedan tomar decisiones sobre la conducción al instante.
Por último, los Digital Twins de infraestructura permitirán a los operadores de carreteras avanzar más rápidamente en sus innovaciones, creando entornos virtuales para probar y simular comportamientos sin afectar al mundo real.
Más adelante en el camino
Más adelante, nos imaginamos una autopista en la que algunos vehículos optarán por que la infraestructura los traslade o teleopere desde su origen hasta su destino de forma más rápida, pero segura, gracias a la visibilidad total del corredor; o que conduzcan en modo automatizado mediante sus propios sistemas y los mensajes externos certificados que reciban, y gracias a la gestión dinámica de toda la capacidad de la carretera.
Con un control digital de alta precisión, podemos imaginar un futuro en el que los vehículos circulen por zonas controladas a 130 km/h, posiblemente con una distancia de hasta 1 metro entre ellos. Todos tendrían la capacidad de interactuar con la infraestructura y entre sí, de cambiar de carril al unísono y de reducir la velocidad y detenerse con seguridad cuando fuera necesario.
Los vehículos autónomos y sus pasajeros podrán beneficiarse de una cobertura de Internet más rápida (5G) que abrirá nuevas líneas de servicios adicionales y la posibilidad de trabajar y pasar más tiempo en los vehículos. Si la gente sabe que puede ir de A a B de forma segura y con un tiempo de trayecto más o menos garantizado, podrá planificar lo que quiera (llamadas telefónicas, mandar mensajes, ver una película, trabajar o incluso darse un masaje) sin estrés, lo que hará que la ira al volante sea cosa del pasado.
Cosas a tener en cuenta
Pero cuidado, con los sistemas de supervisión también podría llegar la aplicación de las normas de tráfico en tiempo real: las autoridades sabrían al instante quién excede la velocidad, quién no respeta la distancia de seguridad o quién conduce de forma errática, y tomarían medidas rápidas y adecuadas para preservar la seguridad de los vehículos que circulan sin conductor humano al volante y de todos los que les rodean.
Muchos accidentes se deben a una decisión equivocada por parte de los conductores, pero un control centralizado de los vehículos y las carreteras podría identificar patrones y transmitir la información para prevenir esos accidentes.
Sin embargo, para que el 100% de los vehículos autónomos llegue a nuestras carreteras todavía queda mucho tiempo, más de 30 años, más o menos. De momento, debemos encontrar formas más flexibles de hacer que los distintos vehículos circulen simultáneamente y de forma segura y cómoda, una gran tarea para la que Cintra-Ferrovial está altamente cualificada.
¿Cómo estamos preparando las infraestructuras para este escenario?
AIVIA Smart Roads
Ferrovial y Cintra, junto con empresas tecnológicas de primer nivel mundial, están trabajando en AIVIA, un proyecto de carreteras conectadas que está ayudando a gestionar esta transición, maximizando la utilidad que pueden aportar los CAV y proporcionando beneficios a todos los usuarios de la carretera. El objetivo de AIVIA Smart Roads es crear una infraestructura vial de alta velocidad mediante el desarrollo de un proyecto de infraestructura sostenible del futuro para el tráfico mixto, utilizando tecnología de vanguardia para hacer que los viajes sean más seguros y los tiempos de trayecto más fiables, y añadiendo valor para los usuarios de las carreteras mediante la mejora de la conectividad y los servicios que conlleva.
En este momento, estamos pasando eficazmente de un concepto (diseños, reflexiones y análisis) a proyectos concretos en Virginia y Texas, que se pondrán en marcha de forma operativa a finales de 2022. Las pruebas tecnológicas en esas carreteras se iniciarán este verano, empezando por los marcadores de alta visibilidad, los ojos de gato dinámicos y la nueva tecnología de cámaras y sensores, a los que seguirá una total cobertura de la conectividad para la captura de datos en tiempo real, y mensajes de seguridad críticos y servicios adicionales para los conductores y sus coches.
Como dice Javier Gutiérrez, CEO de la autopista I-66 Express de Virginia:
«Nuestro objetivo principal en la I-66 es mejorar la seguridad de los usuarios. Para ello, pretendemos digitalizar nuestra infraestructura para mantener informados a los conductores y a los operadores de la carretera en todo momento. Una de las soluciones en las que estamos trabajando en estos momentos en colaboración con el VDOT, es la instalación de varios paneles informativos y cámaras con amplia cobertura visual a lo largo de los 22 kilómetros de autopista, a fin de detectar incidencias de forma automática y poder establecer una comunicación constante con los vehículos conectados que circulan por la carretera».
¿Cómo van a cambiar las cosas en los próximos 20 o 30 años? ¿En qué punto estará la tecnología en 2025? ¿Cómo afectarán al progreso el comportamiento de las personas, la voluntad política y los factores macroeconómicos?
Como siempre, hay muchos factores a tener en cuenta.
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