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Cambio climatico

Soluciones basadas en la naturaleza: las grandes aliadas frente al cambio climático

20 de octubre de 2021

Entre el volcán de San Salvador y el cerro de San Jacinto, hectáreas de cafetales llegan a tocarse con suelos pavimentados, carreteras y edificios. La ciudad de San Salvador, una de las más pobladas de América Central, se levanta entre la naturaleza para dar cobijo a más de medio millón de habitantes.   

En junio de 2020, la tormenta tropical Amanda golpeó la ciudad, provocando grandes deslizamientos de tierra y graves inundaciones allí donde el asfalto no puede absorber el agua. La tormenta dejó tras de sí destrozos en cafetales, carreteras, líneas eléctricas y cerca de 30.000 hogares.  

Para devolver al suelo de San Salvador la capacidad de absorber la lluvia, el proyecto CityAdapt busca restaurar más de 1000 hectáreas de bosques y plantaciones de café. Se trata de una las conocidas como soluciones basadas en la naturaleza (SBN o NBS, por sus siglas en inglés), que tienen la capacidad de hacer las ciudades y los ecosistemas más resilientes a los efectos del cambio climático. 

De la naturaleza a los edificios  

Las SBN son acciones que aprovechan el poder de la naturaleza para hacer frente a las consecuencias del cambio climático, como pueden ser las olas de calor, las sequías, las inundaciones o la subida del nivel de mar. La plantación de manglares para proteger las líneas costeras, la incorporación de techos verdes a los edificios o la regeneración de los humedales son algunos ejemplos de soluciones basadas en la naturaleza. 

Estas buscan proteger a las comunidades y, a su vez, aumentar la resistencia de los ecosistemas. En las ciudades, las SBN pueden combinarse con construcciones adaptadas a los retos climáticos. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), invertir en edificios bien diseñados y resilientes es una de las mejores soluciones para adaptarse al cambio climático. Su construcción puede evitar el gasto de millones de dólares en daños y pérdidas.  

Las SBN tienen otros beneficios, como reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, garantizar un aire más limpio o proporcionar más seguridad alimentaria. Se basan en el principio de que no es necesario elegir entre naturaleza y desarrollo: pueden ir de la mano.  

Barreras naturales para las ciudades costeras 

A lo largo de la historia, numerosas ciudades y localidades han construido grandes muros y diques para protegerse de la fuerza del mar y la naturaleza. Pero lo cierto es que hay opciones más baratas, sencillas y sostenibles, como restaurar ecosistemas. Los arrecifes de coral, por ejemplo, tienen la capacidad de romper las olas y absorber su energía antes de que lleguen a las costas.  

Los manglares, por otro lado, reducen la fuerza de los vientos, limitan las inundaciones y absorben la energía de las olas. Son, en otras palabras, aliados naturales para hacer frente a la subida del nivel del mar.

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Los manglares crecen en latitudes tropicales y subtropicales, en zonas en donde el agua salada se mezcla con la dulce

Durante las últimas décadas, miles de hectáreas de manglares han sido taladas para ganar espacio en el que construir o criar peces y crustáceos. Repoblarlas puede traer numerosos beneficios: además de proteger las costas, los manglares son importantes ecosistemas de carbono azul, filtran el agua y ofrecen alimentos y madera a las comunidades costeras. 

Verdes, frescas y seguras 

Los estudios climáticos no dejan lugar a dudas. De acuerdo con el sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), es inevitable que las temperaturas medias alcancen una subida de 1,5 °C con respecto al siglo XIX en las próximas dos décadas. En el peor de los casos y si seguimos emitiendo más gases de efecto invernadero a la atmósfera, la temperatura subirá hasta 4,5 °C a finales de siglo. 

Entre las consecuencias de esta subida están el aumento del número y la intensidad de las olas de calor y las sequías. Dos fenómenos que afectan tanto a los habitantes de las ciudades como a sus infraestructuras 

Llenar las ciudades de naturaleza (de forma ordenada y adaptándose a las necesidades de cada lugar) permite moderar los impactos de las olas de calor y rebajar las temperaturas. Además, los árboles y los humedales actúan como esponjas capaces de absorber el agua de la lluvia y recargar los suministros subterráneos, algo fundamental para hacer frente a las sequías.  

Suelos a prueba de lluvias 

Cuando las lluvias de la tormenta tropical Amanda llegaron a San Salvador, se encontraron con un suelo urbano, no poroso, incapaz de absorber tanta cantidad de agua. En las últimas décadas, el desarrollo urbano ha reemplazado bosques y humedales por carreteras, edificios y otras infraestructuras. Esto reduce la capacidad de las ciudades para hacer frente a las inundaciones. 

Las SBN proponen devolver entornos naturales a las urbes y sus alrededores (creando las conocidas como ciudades esponja, como en San Salvador) y restaurar los ecosistemas de llanura aluvial. Estos tienen la capacidad de retener el agua y favorecer que sea absorbida por el suelo.Soluciones-basadas-naturaleza-ciudades

Los árboles y sus raíces tienen la capacidad de retener el agua y favorecer que sea absorbida por el suelo

La ciencia y la historia han demostrado que la naturaleza cuenta con las mejores herramientas para vivir en sintonía con el entorno y seguir avanzando sin poner el riesgo la salud del planeta. Las SBN son, así, parte de la solución para hacer frente a los retos que el cambio climático plantea a nivel mundial. 

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