Zonas de Bajas Emisiones: el primer paso hacia ciudades habitables
23 de mayo de 2022
Nuestras ciudades hoy
Desde 1950, la población urbana mundial ha estado creciendo exponencialmente, alcanzando la increíble cifra de 4200 millones en 2018, y esta tendencia continúa a día de hoy, representando el 55% de la población mundial total, y esperándose que alcance el 68% en 2050. Esta cantidad de gente en una ciudad supone muchos retos en cuanto a vivienda, suministro de energía, mayores riesgos climáticos y de desastres, riesgos de epidemias, exposición a mayores niveles de polución, movilidad y muchos otros. Todos estos son problemas que ya se están produciendo y tienen que ser abordados por los ayuntamientos para conseguir ciudades más habitables que deberían ser inclusivas, saludables, resilientes y sostenibles, o de lo contrario se convertirán en lugares inhóspitos para vivir.
La UE ha proporcionado al menos dos programas de financiación que ayudará a la mejora de los retos urbanos mencionados: el fondo Next Generation EU (NGEU), que es un paquete de recuperación para ayudar a los estados miembros afectados adversamente por la pandemia de COVID-19, acordado por el Consejo Europeo de 21 de julio de 2020 por un valor de 750.000 millones de euros. El fondo NGEU estará operativo de 2021 a 2023 y permanecerá vinculado al presupuesto regular para 2021-2027 del Marco Financiero Plurianual (MFF, por sus siglas en inglés) de la UE, que es el segundo programa de financiación, enfocado al largo plazo. Se proyecta que los dos paquetes completos del NGEU y el MFF alcancen un total de 1,824 billones de euros.
La concienciación sobre el cambio climático, la polución y sus consecuencias para nuestro planeta, su salud y el futuro de la especie humana, sabiendo con seguridad que el núcleo del problema son las ciudades, ha empujado a la UE, y a un pequeño grupo de otras ciudades a nivel mundial, a tomar medidas serias, siendo una de ellas la creciente implantación de Zonas de Bajas Emisiones en las ciudades, que ya han sido implementadas en 250 ciudades de la UE en 2020, pero todavía siguen creciendo.
En España, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética publicada el 21 de mayo de 2021 establece que todos los municipios españoles con una población superior a 20.000 habitantes, que excedan los límites de polución fijados, deben implementar planes de movilidad urbana sostenibles para la introducción de medidas que mitiguen y reduzcan las emisiones incluyendo, entre otras, el establecimiento de ZBEs. Estas medidas se financiarán con el fondo NGEU de la UE.
¿Qué son las Zonas de Bajas Emisiones?
Las Zonas de Bajas Emisiones (ZBEs) son zonas urbanas restringidas en las que solo se permite la entrada de los vehículos menos contaminantes para reducir las emisiones en la zona de los tres principales contaminantes del aire que preocupan en Europa, y que son las partículas finas (PM10, PM2,5), el dióxido de nitrógeno e (indirectamente) el ozone. Los criterios para introducir estas zonas vienen determinados por las autoridades públicas en base a la antigüedad y especificaciones técnicas de los vehículos.
La restricciones y niveles de permeabilidad de la ZBE dependen de las reglas implantadas en cada ciudad, donde podría ser que ciertos vehículos estuvieran totalmente prohibidos y, en otros casos, donde las restricciones fueran más flexibles dependiendo de las combinaciones de varios parámetros como tipo de vehículo, tipo de actividad a desarrollar en la ZBE (comercial, residencial, etc.), tramos horarios a lo largo del día o cantidad de tasas pagadas para entrar en la zona.
Técnicamente hablando, la ZBE está compuesta principalmente por un perímetro cerrado controlado por cámaras de reconocimiento automático de números de matrículas (ANPR), cámaras de contexto y paneles informativos para los conductores, y también pueden incluir monitores de calidad del aire distribuidos por toda la zona. Normalmente la ZBE se gestiona mediante una plataforma (aplicación móvil y/o web) que proporciona a los usuarios información sobre cómo funciona la ZBE, emite permisos para entrar en la ZBE, suministra formularios de registro a los residentes y facilita el pago de los permisos o las tasas de entrada, entre otras funcionalidades. Desde la perspectiva de un operador, la plataforma ZBE proporciona datos estadísticos y de movilidad en tiempo real sobre el estado dentro de la ZBE, coordinando e intercambiando datos con otras plataformas locales y de movilidad y gestionando también los datos probatorios para multar a los vehículos infractores que hayan entrado en la zona sin el permiso o sin pagar.
Efectividad de las Zonas de Bajas Emisiones y consecuencias colaterales
Aunque a menudo las Zonas de Bajas Emisiones se consideran la medida más efectiva que los pueblos y ciudades pueden tomar para mejorar la polución del aire, normalmente esta no es una medida que pueda implementarse sola y requiere de otras adicionales que ayudarán a hacer cumplir los niveles de polución dentro de la ZBE. Además, es obligatorio que se tomen medidas de infraestructuras de movilidad adicionales que debería ser efectivas y eficientes para que los ciudadanos se desplacen por esas zonas sin tener que utilizar sus propios vehículos, sujetos normalmente a restricciones de acceso.
Como ejemplos del primer conjunto de medidas, tenemos el establecimiento de áreas ecológicas en detrimento de carreteras para vehículos, implementando zonas pavimentadas más extensas o carriles para bicicletas o ciclomotores, especialmente en el centro de la ciudad.
En cuanto al segundo conjunto de medidas, es importante tener en cuenta que la implementación de la ZBE, que implica restricciones de todo tipo, debe proporcionar también a los ciudadanos un transporte público extenso, optimizado y eficiente que incluye distintos tipos de opciones como autobuses, tranvías, trenes y/o metro, así como facilitar la entrada de opciones de transporte privado como vehículos eléctricos compartidos, bicicletas y ciclomotores, incluyendo también una amplia oferta de zonas de aparcamiento en las que aparcar los vehículos restringidos bien conectadas con estas opciones de transporte alternativo.
Por último, es importante tener en cuenta que la utilidad de la ZBE tal y como está concebida hoy es una medida transitoria que tendrá que evolucionar de la restricción de un tipo de polución a una perspectiva de tráfico y congestión, valorando el aumento de la introducción de vehículos eléctricos, que cada vez incluirán más funcionalidades conectadas y autónomas en un futuro próximo. Estos vehículos eléctricos no tendrán ningún tipo de restricción desde el punto de vista de la polución, pero requerirán la implementación de restricciones de entrada en la ZBE para evitar un volumen de tráfico elevado y, en consecuencia, problemas de movilidad como atascos u ocupación de aparcamientos, por ejemplo.
Nuestras ciudades de mañana
Como ya hemos mencionado, es un hecho que las ciudades son y serán el entorno en el que habite la mayor parte de la población mundial, y necesitan transformarse radicalmente para que puedan ser lugares habitables. Tras la pandemia que nos golpeó durante dos años, y gracias a las posibilidades que ofrece la tecnología, hemos aprendido acerca de las posibilidades aplicadas a muchos trabajos para trabajar no solo desde la oficina, sino desde cualquier parte que deseemos, disminuyendo la congestión del tráfico, la polución, el estrés, la pérdida de tiempo, etc., siendo esto mucho más compatible con nuestra vida personal. La naturaleza, ciudades pequeñas e incluso nómadas que viven en un sitio distinto cada pocos meses, hay una nueva manera de trabajar y de vivir de la que deberíamos aprovecharnos, por nuestro bien y por el bien de nuestro planeta.
Para los que permanezcan en las ciudades, tendrán que repensarse, reestructurarse para ser más flexibles, recogiendo y analizando todos los datos de la ciudad (movilidad, clima, polución, tráfico, ruido, etc.), ajustando toda la ciudad a sus necesidades en tiempo real, con un enfoque más coordinado entre todos los sistemas existentes, utilizando datos históricos o predictivos para evitar los atascos y la polución, e incrementando la movilidad.
Nuestras ciudades requieren una transformación completa para poder hacer frente a las necesidades de la nueva realidad de las personas que viven y trabajan en ellas. La ZBE es solo una de las medidas que pueden tomarse para lograr esta transformación, pero puede y debería hacerse mucho más. Las ciudades son nuestro hogar, aprovechemos las últimas tecnologías, hagámoslas más sostenibles y menos estresantes, y desplacémonos con más libertad y de forma más eficiente. Creemos ciudades más habitables para nosotros y para nuestro planeta, imaginemos nuestro nuevo hogar.
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