Igualdad

¿Cómo fomentar la igualdad de oportunidades?

21 de julio de 2022

El tiempo vuela, definitivamente…parece que fue ayer cuando empecé a trabajar como becaria en Ferrovial y de eso hace ya más de 25 años, 7 desde que decidí aceptar el reto de trasladarme a Estados Unidos para incorporarme a Webber en Houston, como Deputy Chief Financial Officer y 2 desde que promocioné a EVP del Ferrovial Finance Center en Norte América. No negaré, que los comienzos fueron difíciles, la transición de una gran ciudad como Madrid a The Woodlands y además la diferencia cultural, pesaron más de lo que esperaba, pero gracias al apoyo de mi familia y de la “nueva familia de Webber”, conseguimos superar ese primer bache y hoy no puedo estar más agradecida por la oportunidad y por la decisión que tomé.

Así avanza la sociedad

A lo largo de todos estos años, desde que comencé en Ferrovial, he tenido la suerte de trabajar con grandes profesionales de los que he aprendido todo lo que sé de este negocio, ya que nunca había tenido ninguna interacción con el mundo de la Construcción, y sin su apoyo y confianza jamás hubiera conseguido progresar en mi carrera profesional.

Aun así, tengo que reconocer que ser mujer en este sector no es fácil, y aun lo era menos cuando empecé, aunque afortunadamente en los últimos años la situación ha mejorado mucho gracias a numerosas iniciativas en la sociedad, en los medios y en las empresas, que promueven la diversidad y nos recuerdan que hombres y mujeres, deberíamos poder acceder a las mismas oportunidades. Es muy gratificante asistir al evento “Welcome to Webber” de los jóvenes estudiantes de ingeniería que han decidido pasar su verano como becarios/as asistiendo y aprendiendo en nuestros proyectos, y ver que cada año el porcentaje de mujeres es mayor.  La sociedad avanza, el sector de la construcción con ella y ya nuestra industria no es “solo” un mundo de hombres, aunque aún sea mayoritario. Sin embargo, en nuestro día a día vemos que lamentablemente aún queda camino por recorrer en lo referente a la brecha de género.

La importancia de la educación

De mi experiencia personal he aprendido que la responsabilidad de que ese camino sea lo más corto posible reside en cada uno de nosotros, hombres y mujeres, y que todos tenemos que esforzarnos con acciones que acerquen al objetivo. Tuve la fortuna de crecer en lo que, en mi opinión, era una familia avanzada a su tiempo. Mi padre, ejecutivo de la entidad financiera más importante en España, mi madre, profesora, empezó su negocio enseñando niños en casa para terminar dirigiendo su propio negocio, un colegio de preescolar y primaria. Además de desarrollar sus carreras profesionales nos criaron a mí y a mis hermanos, cuatro mujeres y un hombre, en la creencia de que, comprendiendo nuestras diferencias de género, todos teníamos las mismas obligaciones y derechos.

El reparto igualitario de responsabilidades de casa entre los siete no era una opción, era algo obligatorio si queríamos que la dinámica de familia no fracasara. En aquella época, la mayoría de las mujeres no trabajaban fuera de casa, sin embargo, ellos entendieron las necesidades profesionales del otro, sin exigirse nada mutuamente solo por el hecho de que fuera lo socialmente aceptado en la sociedad de aquellos años. Crearon un universo de equidad a nuestro alrededor en el que nos enseñaron que no había tareas específicas asignadas basadas en el género, si no basadas en la disponibilidad y capacidades de cada uno. También aprendimos que podíamos acceder a las mismas oportunidades, y que no había límites en cuestión género, así que cada uno elegimos caminos profesionales distintos de manera voluntaria basados en nuestros propios intereses.

Fomentar la igualdad

Usando como punto de partida mi historia personal me gustaría reflexionar sobre dos ideas:

  • Terminar con la brecha de género no es responsabilidad exclusiva de las mujeres, sino de todos. Necesitamos que la otra mitad de la sociedad nos brinde el apoyo que necesitamos y que sean nuestros aliados/embajadores/patrocinadores hablando en nuestro nombre cuando no estamos presentes. Si conocemos y aceptamos nuestras diferencias como seres humanos y todos las ponemos en valor, seremos capaces de evolucionar hacia una sociedad más equitativa donde todos tengamos acceso a las mismas oportunidades y derechos y compartamos las mismas responsabilidades.

Tampoco podemos solo confiar en que la actuación de los demás solucionará el problema, ya que actualmente hay numerosas iniciativas que promueven la igualdad de género, en la sociedad, nuestra comunidad y en nuestras empresas, pero eso solo no es suficiente. Nosotras o todos, de manera individual, tenemos que esforzarnos de manera consciente en transmitir el mensaje incluso en aquellas situaciones que nos obliguen a salir de nuestra zona de confort.

  • Somos el modelo para las generaciones futuras y en especial para nuestros hijos, por eso educar con los valores de equidad en la propia familia, es fundamental para desarrollar una sociedad más igualitaria el día de mañana.

Dentro de las empresas, cualquier profesional que tenga la capacidad de influir desde su posición de liderazgo, tiene la responsabilidad moral de actuar como modelo, frente a los demás miembros de la organización, a través de conductas que contribuyan a la igualdad de género. La falta de figuras femeninas en puestos ejecutivos durante tantos años ha originado que las empresas perdieran la oportunidad de favorecerse con las diferentes formas de pensar y actuar que existen entre hombres y mujeres. Lamentablemente, muchas de nosotras, al “imitar” conductas masculinas en parte por los prejuicios existentes, anulábamos las cualidades femeninas de nuestro entorno profesional, privando a nuestras organizaciones de los beneficios que la diversidad conlleva. Las diferentes formas de pensamiento, bagaje cultural, habilidades, experiencias, entre otros son necesarios para el desarrollo y enriquecimiento de las empresas.

Como comentaba al principio, queda camino por recorrer en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, y tenemos que esforzarnos para romper las barreras y los techos de cristal, si lo hacemos juntos, será más rápido y fácil. Puede ser que un futuro en el que ya no sean necesarios objetivos de cuotas y otras iniciativas similares, esté más cerca de lo que pensamos.

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