Blindando la infraestructura frente al clima extremo del futuro
25 de agosto de 2022
Con Europa sofocándose bajo temperaturas récord en julio, la periodista independiente Kit Muckle se pregunta: ¿puede nuestra infraestructura de transportes soportar el calor?
Con el mercurio subiendo este verano en Europa, alcanzando e incluso superando los 40 °C, las carreteras, ferrocarriles y aeropuertos del continente, a menudo activos envejecidos que nunca fueron diseñados para temperaturas tan extremas, se están poniendo al límite.
Las carreteras y las pistas de aterrizaje se están derritiendo. Las vías férreas están ocupando e incluso se incendian. Los vagones de tren y las estaciones de metro, a menudo sin aire acondicionado, se parecen cada vez más a saunas suecas.
Por supuesto, hay impactos incluso más devastadores en primera línea de nuestro clima cada vez más volátil en los países, zonas rurales, comunidades, costas, ecosistema y vidas de familias y personas.
Efectos socioeconómicos de los eventos de clima extremo
Pero con los climatólogos pronosticando super olas de calor cada vez más frecuentes en los próximos años, también es comprensible que haya cada vez más preocupación por el impacto que los eventos climáticos están teniendo en la economía y la sociedad.
Cada vez que los servicios e infraestructuras de transporte se ven afectados por el clima extremo (inundaciones y tormentas, además de calor asfixiante) siempre hay importantes repercusiones socioeconómicas, a nivel local y nacional. Los eventos de clima extremo provocan efectos financieros multimillonarios y tienen consecuencias de amplio alcance para la salud, bienestar y opciones de estilo de vida de las personas.
Aunque la mayoría de las infraestructuras y sistemas de transporte son muy duraderos y pueden soportar la mayoría de las condiciones, a menudo fueron diseñados para las temperaturas y tormentas del pasado.
El clima extremo de hoy puede tener un impacto devastador en la seguridad de estos sistemas y en la vida útil esperada de la infraestructura. De repente, nuestros medios establecidos para desplazarnos de A a B corren un serio peligro: poco fiables, impredecibles, inadecuados e inseguros.
Emma Howard-Boyd, presidenta de la Agencia de Medio Ambiente del Reino Unido y presidente interina del Instituto de Finanzas Verdes, dice que 650.000 millones de libras en proyectos de infraestructura podrían estar en peligro si el cambio climático no se toma en serio.
Se necesita liderazgo, innovación y colaboración en todo el sector
Para los gobiernos, agencias y empresas involucradas en la construcción, gestión y mejora de grandes proyectos de infraestructuras, el tiempo de este verano ha sido otro recordatorio puntual de que no solo deben reconocer, abordar y adaptarse a los impactos más amplios y profundos del cambio climático, sino también minimizar urgentemente los efectos del trastorno y sufrimiento que está causando a corto plazo.
Esto demandará valoraciones de riesgo completas para todos los activos de infraestructuras actuales y una planificación sólida y rigurosa para los que van a construirse. Para que esto tenga éxito, se necesitará un potente liderazgo, innovación y cooperación entre las distintas partes.
En octubre de 2021, la Iniciativa Global de Infraestructuras (GII) reunió a líderes empresariales de Europa y Norteamérica en representación de los sectores del ferrocarril, las carreteras y los aeropuertos para compartir ideas y mejores prácticas enfocadas a los retos climáticos.
Descubrieron que el análisis de los datos será absolutamente vital en la preparación para los eventos climáticos y la respuesta que se les da. El sector del transporte y las infraestructuras deben colaborar con los climatólogos para desarrollar modelos predictivos que informen la gestión del riesgo y de prioridad actuaciones clave para reducir la exposición de los activos a daños e interrupciones.
El diseño debe seguir el ritmo de la nueva realidad. Las especificaciones de los diseños de las infraestructuras deben incorporar ciencia climática vanguardista y los últimos datos.
Las habilidades y capacidades organizativas deben desarrollarse con el fin de valorar, gestionar y prepararse adecuadamente para los eventos climáticos extremos. Desarrollar las capacidades dentro de la empresa y asociarse con organizaciones que dispongan de esta experiencia es una de las principales prioridades para la industria de las infraestructuras.
Debemos recordar las emisiones, pero se necesitan también soluciones proactivas a corto plazo
No podemos ignorar el hecho de que las emisiones de las carreteras, los ferrocarriles y el transporte aéreo contribuyen significativamente a las emisiones de efecto invernadero globales que, a su vez, provocan un clima extremo.
Afortunadamente hay muchas fórmulas emergentes para conseguir que las opciones de transporte y viaje sean más ecológicas: tecnología de vehículos más eficiente, uso de energías más bajas en carbono o sin él y un cambio activo en nuestros hábitos de viaje y en la forma en que transportamos los bienes.
A fin de cuentas, el cambio climático es un reto existencial. Así que reducir dramáticamente estas emisiones es la única fórmula totalmente segura de garantizar el futuro de nuestra infraestructura de transportes y, en realidad, el futuro de todo lo demás.
Sabemos que esto no puede ocurrir un día para otro. Pero, entretanto, deben darse pasos razonables y positivos.
Cómo pueden adaptarse al cambio climático las empresas de infraestructuras
Las estrategias frente al cambio climático de las compañías de infraestructuras de transportes deben incluir medidas dirigidas a la adaptación al fenómeno del clima extremo como pilar central.
Las empresas deben buscar limitar los riesgos y los impactos, reducir las vulnerabilidades y aumentar la resiliencia de los proyectos de infraestructuras que construyen y gestionan.
Deben trabajar estrechamente junto a expertos líderes en cambio climático para desarrollar mejores maneras de identificar, valorar y cuantificar riesgos físicos y establecer medidas de adaptación y minimización.
Estos planes deben incluir:
- La consideración de los eventos climáticos futuros en el diseño del proyecto.
- Planes de emergencia frente a riesgos climáticos.
- El mantenimiento preventivo en proyectos de infraestructuras.
- Pólizas de seguros que cubran los costes de las reparaciones si se producen incidentes importantes.
El cambio climático es, sin lugar a dudas, el principal reto al que se enfrenta la humanidad en la actualidad. Requiere una actuación urgente en términos de minimización y adaptar la infraestructura para reducir sus consecuencias.
Las empresas, consorcios y gobiernos deben continuar repensando y reconstruyendo sistemas de infraestructuras y transportes más inteligentes, sostenibles e innovadores que puedan sobrevivir y funcionar con seguridad y fiabilidad en un mundo más cálido.
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