A día de hoy, se habla de drones en todas partes: lo que pudo haber empezado como una afición de un amigo nuestro un poco chiflado para su entretenimiento personal se ha convertido en una industria. Mientras se descubren nichos en otros campos, estas maravillas voladoras nos están beneficiando de distintas formas: de vídeos de bodas a vídeos musicales, de la exploración de zonas de obras al reconocimiento de zonas de guerra, estas curiosas criaturas por control remoto encuentran distintas formas de ocupar los cielos. Hoy nos centramos en su importancia en el uso médico.
Es comprensible que te preguntes cómo nos pueden ayudarnos los drones en medicina, pero la verdad es que actualmente su principal función es el transporte, solo que con un enfoque médico:
Drones médicos de emergencia:
Se prevé que el mercado de los drones médicos supere los 3060 millones de dólares para finales de 2032, y una parte no desdeñable será en despliegue militar:
Ejército:
Recientemente, en un ejercicio militar cooperativo a nivel internacional llamado Project Crimson, los drones de alas fijas del ejército estadounidense (con un aspecto más similar al de un avión que al de los drones cuadricópteros con los que puedes estar familiarizado) fueron puestos a prueba hasta su límite, con paquetes médicos de hasta 22 libras (o unos diez kilogramos) lanzados desde el aire en la ubicación de soldados “heridos” durante hasta 18 horas en el terreno.
Se utilizaron packs de sangre simulada para imitar el peso y la viscosidad que experimentarían los drones en una situación de combate real.
Pruebas similares citadas en el Journal of Special Operations Medicine destacaron la eficiencia del uso de drones que pueden lanzar suministros médicos de emergencia sobre el terreno accidentado en menos de media hora; a una persona a pie le llevaría más de cinco horas recorrer esa misma distancia para entregarlos. En situaciones de vida o muerte, cada minuto cuenta.
Rescate aéreo:
Aunque lo siguiente no es mutuamente excluyente con el uso militar, tiene también gran cantidad de aplicaciones civiles:
Si piensas en algo similar a un escenario de un rescate de montaña en el que la víctima se ha lesionado y además ha estado expuesta a los elementos durante horas e incluso días, normalmente el transporte aéreo es el medio de extracción preferido. La velocidad y la ausencia de restricciones en cuanto al terreno son superlativos; la desventaja, por supuesto, es el coste.
Mantener objetos grandes en el aire requiere mucha energía y, por lo tanto, mucho combustible, y de ahí los grandes costes (por no mencionar el tiempo del piloto: un trabajo bien pagado, por lo general). Un dron puede, de momento teóricamente, usarse para localizar un accidente mucho antes de que el helicóptero llegue a la escena, identificando el número de víctimas y el alcance del daño antes de que lleguen los servicios de emergencia. Lo que podría haber sido una larga búsqueda para un helicóptero ahora es competencia de uno o más drones mucho más baratos.
Y eso no es todo. Un ejemplo de aplicación médica de emergencia de los drones ya en uso es el Karolinska Institute de Suecia. Tienen un dron que vuela con un desfibrilador desde una estación de bomberos hasta zonas rurales de la provincia de Estocolmo. Con un alcance de diez kilómetros, reducen el tiempo de llegada de 22 minutos en ambulancia a 5 minutos y 21 segundos. Siempre que se puedan transmitir las instrucciones a una persona capacitada en el lugar (¿y quién no dispone de un teléfono hoy en día?), esto podría reducir drásticamente las muertes y los daños a largo plazo por problemas como infartos.
Otras posibilidades son rescates en el mar, identificando a víctimas de ahogamiento por adelantado y lanzándoles flotadores; valorar el daño en una zona o edificio antes de permitir que los encargados de la respuesta inicial entren; e incluso construir puentes que sean capaces de soportar el peso de las personas, son tareas que no están fuera del alcance de estas pequeñas máquinas, como han demostrado los estudiantes del Instituto de Sistemas Dinámicos y Control y el Gramazio Kohler Research de la Universidad ETH Zurich en condiciones de laboratorio.
Infraestructura médica:
Sin embargo este no es un reto pequeño, ya que la infraestructura (esto es, las estaciones de carga) tiene que estar en su sitio para permitir que los drones realicen el importante trabajo de transportar medicinas, sangre, equipamiento y órganos de un sitio a otro.
Nuestra parada final es el proyecto Care & Equity – Healthcare Logistics UAS Scotland (conocido más habitualmente como CAELUS, por el antiguo titán romano del cielo) que está a la vanguardia del desarrollo de los ya mencionados drones e infraestructura.
Los aeropuertos AGS (Aberdeen, Glasgow y Southampton) están liderando el proyecto, pero éste reúne a 15 socios adicionales con enormes conocimientos y experiencia en varias industrias. Entre los grandes nombres figura el NHS de Escocia, la Universidad de Strathclyde y el NATS (o el Sistema de Transporte Autónomo Neural, por sus siglas en inglés), el proveedor líder de servicios de control de tráfico aéreo del Reino Unido.
El proyecto ganó el premio a la Excelencia en Tecnología e Innovación de los Premios del Transporte escoceses en septiembre (2022) por diseñar estaciones de aterrizaje de drones para los puntos de NHS escocés. Incluso han creado un gemelo digital (un modelo virtual para los no iniciados) de la red logística propuesta, que conectará “hospitales, laboratorios de patología, centros de distribución y consultas generalistas en toda Escocia”, según el aeropuerto de Aberdeen.
Fiona Smith, jefa de estrategia de aeródromos del grupo AGS Airports y directora del proyecto CAELUS dijo al recibir el premio: “una red de drones… puede reducir los tiempos de espera por los resultados de las pruebas y, lo que es más importante… puede proporcionar igualdad de atención entre zonas urbanas y comunidades rurales remotas”. Es esta flexibilidad para entornos urbanos y rurales lo que hace que los drones médicos sean tan importantes para el futuro. Históricamente, el acceso a los mejores servicios para cualquier cosa normalmente conllevaba un sesgo en favor de una mayor densidad de población. Pero con estos drones autónomos, las zonas rurales pueden esperar mejores servicios.
La fase dos de CAELUS conlleva ejecutar más vuelos en el mundo real y construir prototipos de bases de aterrizaje para los drones. El responsable de innovación del programa del NHS Grampian, Hazel Dempsey, también ha dicho que “esto tiene el potencial de mejorar los servicios para aquellos cuya atención depende de los horarios del tren, el ferry o las aerolíneas” y puede “ayudar a que la gente se quede en casa, donde pueden recibir la ayuda de familiares y seres queridos”. Cualquiera que haya pasado un largo periodo de tiempo en un hospital puede ver el sentido de esto: el Covid-19 ha demostrado la importancia del aislamiento de las enfermedades infecciosas, y en su libro de 2016 I Contain Multitudes, Ed Yong destacó que entre 1 de cada 10 y 1 de cada 20 personas que ingresan en un hospital SE VAN con una nueva infección. En un mundo más cálido y claustrofóbico, donde cada vez es más probable que las enfermedades salten entre especies, los métodos para tratar a las personas en aislamiento van a ser cada vez más necesarios.
Sin duda los drones médicos tienen un lugar en nuestro futuro, bien sea proporcionando asistencia en la guerra moderna, ayudando a buscar gente perdida en las montañas o simplemente transportando muestras médicas.
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