Farnsworth: la casa minimalista que llevó a su arquitecto a juicio y hoy es un símbolo de la construcción
30 de enero de 2023
Una de las casas privadas más famosas – y fotografiadas – de la historia de la arquitectura está en una zona inundable, ha tenido que ser sometida a varias reformas para evitar que se deteriore y fue, durante décadas, la peor pesadilla de su dueña. Su construcción generó tanta controversia que su arquitecto, el reconocido Mies Van der Rohe, terminó en los tribunales.
Esta historia ha contribuido a aumentar el interés por la Casa Farnsworth, considerada un gran exponente de las viviendas modernas y la arquitectura minimalista. Siete décadas después de su construcción, amantes de la arquitectura y curiosos de diferentes puntos del mundo siguen viajando hasta Pano, Illinois (Estados Unidos) para visitarla.
Una casa transparente
En 1945, la doctora estadounidense Edith Farnsworth y el arquitecto alemán Mies Van der Rohe coincidieron en una cena en Chicago. Por aquel entonces, ella era una importante investigadora, conocida además por su talento para el violín y la poesía. Van der Rohe, por otro lado, ya había construido varias de sus obras más emblemáticas, como el pabellón de Alemania para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929.
En aquella cena, Edith Farnsworth comentó al arquitecto que le gustaría construir una casa de vacaciones en un terreno que poseía en Pano, Illinois. Van der Rohe se comprometió a diseñar los planos de la vivienda, un gesto con el que comenzó una relación tanto personal como profesional que duraría años, pero no acabaría bien.
El arquitecto comenzó a trabajar en el diseño en 1946. La concibió como una casa de descanso, diáfana y llena de luz, en la que los objetos que se utilizan en el día a día y que abarrotan las viviendas habituales no eran necesarios y, por lo tanto, no debían existir. El resultado fue una vivienda prácticamente transparente, con una única estancia principal, sin armarios, cortinas ni apenas muebles.
Imagen de la Casa Farnsworth con el mobiliario que tiene en la actualidad. Ron Frazier (Flickr)
La casa Farnsworth se convirtió en un símbolo de la arquitectura, pero Edith Farnsworth nunca consiguió lo que quería: vivir a gusto en ella. La casa no ofrecía ninguna privacidad (y estaba siempre rodeada de fotógrafos y curiosos), no tenía dónde guardar sus efectos personales, hacía demasiado calor en los meses de verano y la iluminación interior hacía que estuviese siempre llena de insectos. Además, el terreno se inundaba con frecuencia y había filtraciones.
La discrepancia entre la dueña y el arquitecto terminó en los tribunales. Así, la corte de una pequeña localidad rural de Estados Unidos terminó asistiendo a un juicio en el que se debatía sobre el valor de la arquitectura, la innovación, el modernismo y la necesidad de replantear las características de los espacios en los que vivimos.
La arquitectura tras la vivienda
La casa Farnsworth se levantó sobre un terreno de 24 hectáreas lleno de árboles. Rohe la concibió como un retiro, en el que la naturaleza juega un papel fundamental y apenas debe haber elementos creados por los humanos. Por ello, la finca no tiene vallas, muros ni un camino de acceso.
La vivienda tiene una única estructura metálica, cerrada con vidrio, como si fuese un mirador en el que disfrutar de esta misma naturaleza. Los únicos elementos de la composición son tres planos horizontales (la terraza, el suelo y el techo) y varios pilares verticales. Todo esto responde al principio del arquitecto de que “menos es más”.
Fachada de la casa en la actualidad. Victor Grigas (Wikimedia Commons)
La vivienda está, además, sustentada por varios pilares. Esto tiene un objetivo práctico: está muy cerca de un río que se desborda con frecuencia. Al levantarla, el suelo no está en contacto con el terreno y el agua puede discurrir sin inundar la vivienda. El arquitecto fue sorteando este y otros problemas que se le iban presentando. Por ejemplo, al ver que la luz interior atraía numerosos insectos, decidió quitar la iluminación del techo y dejar solo pequeñas lámparas que podían conectarse a la corriente.
Con la casa Farnsworth, el arquitecto buscaba que la luz natural fluyese entre el interior y el exterior, y que ningún elemento (como muebles o paredes) pudiese entorpecerla. “Toda la parafernalia de la vida tradicional – salas, paredes, puertas, molduras, muebles, cuadros, incluso posesiones personales – ha sido virtualmente abolida en una visión puritana de existencia simplificada y trascendental”, escribió el historiador Maritz Vandenburg. “Mies finalmente había logrado un objetivo que había estado tanteando durante tres décadas”.
La luz inunda el interior de la vivienda, que hoy sí tiene muebles y armarios. Lessismore2020 (Wikimedia Commons)
Rohe había construido por fin su ideal de vivienda moderna. Sin embargo, su deseo de alcanzar el minimalismo, liberar los espacios y simplificar todo al máximo supuso un quebradero de cabeza para su clienta.
Un juicio, un gran debate y una subasta en Christie’s
La casa se terminó de construir en 1951 y, por aquel entonces, el presupuesto de la obra se había multiplicado. Tal y como cuenta Alex Beam en su libro ‘Broken Glass: Mies Van der Rohe, Edith Farnsworth, and the Fight Over a Modernist Masterpiece’, la doctora demandó a al arquitecto por esto, alegando además un fuerte impacto emocional derivado de los problemas que le estaba causando la vivienda. Van der Rohe, por otro lado, la acusó de impago.
Los juicios estuvieron rodeados de debate público, en el que intervino también el arquitecto Frank Lloyd Wright (quien estaba en contra de los métodos y principios de Mies Van der Rohe). Finalmente, Rohe ganó el juicio, pero Farnsworth terminó la vivienda sin su supervisión.
La doctora vivió en la casa durante dos décadas hasta que la vendió en los 70. En 2023, la vivienda se subastó en Christie’s y fue adquirida por una organización para la preservación de la cultura, la National Trust for Historic Preservation in the U.S. En su más de medio siglo de vida, ha sido restaurada en numerosas ocasiones. Hoy es bastante fiel a su diseño original y está abierta a aquellos curiosos que desean conocerla por dentro.
Imagen principal: David Wilson (Flickr)
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