Plantar árboles para salvar vidas: cómo combatir las islas de calor urbanas
10 de marzo de 2023
En el último siglo, la temperatura media mundial ha aumentado 0,76ºC. La lucha por combatir el cambio climático y reducir nuestra huella medioambiental está a la orden del día en la prensa y ha instigado estrategias de sostenibilidad tanto por parte de las empresas como de los organismos gubernamentales.
Todos somos conscientes de la amenaza que el cambio climático supone para el futuro del planeta y para la calidad y cantidad de nuestros recursos naturales, pero ¿nos damos cuenta también del impacto que tiene en nuestra salud?
¿Qué es una isla de calor urbana?
Aunque alguien quisiera pasar por alto un aumento de 0,76ºC en las temperaturas globales, subestimando la gravedad de la situación, sus consecuencias son realmente más importantes de lo que se intuye a simple vista. La exposición al calor está relacionada con mortalidad prematura, enfermedades cardiorrespiratorias y un aumento de los ingresos hospitalarios. En verano empeora, sobre todo cuando se producen olas de calor, y de forma más dramática en los entornos urbanos.
Las ciudades son significativamente más vulnerables a las altas temperaturas por una combinación de factores determinantes: menor vegetación, mayor densidad de población y superficies impermeables que provocan una notable diferencia de temperatura entre la ciudad y sus alrededores. En estas circunstancias, nos encontramos con una isla de calor urbana y sus consecuencias (que son parcialmente evitables).
Más del 4% de la mortalidad estival en las ciudades europeas es atribuible a las islas de calor urbanas, según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona publicado en enero de 2023. Sin embargo, hay algo que podemos hacer al respecto: plantar más árboles.
Los resultados del estudio, obtenidos con datos de 93 ciudades europeas, ponen de relieve los beneficios de plantar más árboles en entornos urbanos para atenuar el impacto del cambio climático y de las islas de calor urbanas. La principal conclusión es la siguiente: un tercio de las muertes urbanas relacionadas con las altas temperaturas podrían evitarse aumentando la cobertura arbórea de cada ciudad hasta el 30%.
Cómo aliviar las islas de calor urbanas
El mecanismo es muy simple. Los árboles y la vegetación reducen las temperaturas de la superficie y del aire porque proporcionan sombra y evapotranspiración. El consiguiente descenso de las temperaturas alivia las islas de calor urbanas, con lo que disminuyen las muertes evitables relacionadas con el calor (con lo que ello conlleva para nuestros servicios sanitarios).
Dado que plantar más árboles puede ser un reto en muchas ciudades debido a su diseño, la reforestación urbana puede y debe combinarse con otras intervenciones, como las cubiertas verdes y los jardines verticales, una antigua técnica que se utiliza hoy en día y que presentamos en un post anterior. También hay que preservar los árboles que ya tenemos, ya que tardan mucho en crecer, y redistribuirlos para garantizar que haya sombra bajo la que protegerse, independientemente de la zona de la ciudad en la que nos encontremos.
Muchas metrópolis están empezando a aplicar estos cambios. En Australia, la ciudad de Melbourne ha liderado la transformación para gestionar los retos del cambio climático, el crecimiento de la población y el calentamiento urbano, que están ejerciendo presión sobre sus edificios, servicios y personas. A través de la Estrategia de Bosques Urbanos, Melbourne pretende aumentar la cubierta arbórea del 22% en 2020 al 40% en 2040, plantando más de 3.000 árboles al año para alcanzar este objetivo.
Melbourne y la Estrategia de Bosque Urbano. Anton Malishev (Architecture AU)
Ventajas de la vegetación en ciudades
Además de los beneficios ya evidentes de plantar árboles y aumentar la vegetación en todas sus formas en los entornos urbanos, hay muchas más ventajas que justifican aún más este cambio. La vegetación reduce el consumo de energía al dar sombra a los edificios y disminuir la necesidad de aire acondicionado. También mejora la calidad del agua al absorber y filtrar la lluvia. Los árboles mejoran la calidad del aire, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y eliminando los contaminantes atmosféricos. Por lo que hemos aprendido de este estudio, la naturaleza en las ciudades no solo mejora nuestra salud, sino que incluso extiende la esperanza de vida.
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