Ser jefe es una actitud. Todos podemos ser jefes, de hecho, todos somos jefes a lo largo de nuestras vidas en muchos momentos. Ser jefe es guiar, marcar el camino. Ser jefe es inspirar, motivar a otros. No hace falta identificarse como CEO de una gran multinacional con miles de empleados para ser catalogado como jefe. El dueño de un taxi es jefe. La dueña de la peluquería es jefa. Ser jefe es algo temporal, no tiene porqué perpetuarse en el tiempo. Podemos ser jefes un rato, un periodo o en un proyecto. Quien toma la iniciativa en una cena de amigos y pide al camarero actúa como jefe. Quien recopila el dinero para el regalo de cumpleaños de un compañero, es jefe. Quien dirige una obra es jefe. Por eso no me gusta hablar de jefe como un título que se le da a una persona que se pone al frente de una organización, sino entendido como una actitud ante la vida, como otra cualquiera. Y sobre todo quitar la errónea idea de la cabeza que una vez que llegas a ser jefe, ya nadie te baja del carro.
Ser jefe es una cuestión de actitud
El común denominador de todas estas situaciones en las que uno hace de jefe es que toma la iniciativa. Da un paso al frente y tira del mencionado carro, sólo o acompañado.
Me gusta mucho contar que las aves migratorias en sus largos viajes desde las zonas de reproducción a las de invernada, buscando el mejor lugar para alimentarse, van sucediéndose en el liderazgo. Es un espectáculo maravilloso que nos ofrece la naturaleza y que desde España tenemos la fortuna de poder ver en la ruta de migración europea – africana.
Es un largo viaje lleno de peligros y amenazas, unos naturales, como la climatología o los depredadores y otros provocados por el hombre como la caza ilegal u otros obstáculos que puedan aparecer por el camino. Todo esto hace que la migración de las aves no sea siempre igual. Las aves se van adaptando a medida que van apareciendo estos cambios. Cambios que son la vida misma.
Muchas de las aves grandes vuelan en bandadas, esto les ayuda a reducir el consumo de energía. Vuelan en formación de uve y los ahorros individuales de energía llegan hasta el 20% y está demostrado que volaban 5 km/h más rápido cuando volaban en bandadas que cuando lo hacían en solitario. El equipo tiene sinergias muy beneficiosas.
Esta conducta instintiva la dicta su reloj biológico. Y existen varias teorías de cómo se orientan. Unos dicen que los ejemplares de más edad hacen de guía, aunque también se sabe que hay aves, como los cucos, que no conocen a sus padres y completan el camino porque lo llevan escrito en el ADN, tienen memoria racial, utilizan el magnetismo de la tierra, guiándose del sol si viajan de día o de las estrellas si lo hacen por la noche. Algunas especies vuelan sin parar miles de kilómetros hasta llegar a su destino. Por eso utilizan el liderazgo compartido. Se van turnando en la punta de lanza porque es agotador. Ir abriendo camino contra el viento es agotador. Ser jefe a veces resultaagotador.
Acomodarse en el puesto no es una opción
Por eso mi teoría es que las personas no deberían de perpetuarse en la posición de jefes por el mero hecho de haber llegado al punto más alto de su carrera. Ser jefe es una cuestión de estar capacitado para serlo efectivamente y querer serlo. Muchos están cansados de ser jefes y este es el principal motivo por el que no lo hacen bien. Deberían de tomarse respiros, dejar paso a otros con energías renovadas y volver cuando todo su ser se pueda entregar a volar fuerte, como las aves. Deberíamos normalizar que no es una degradación, sino simplemente un estado de trabajo.
Deberíamos aprender y desaprender a ser jefes. Saber reconocer el cansancio y dar paso a otro. Pensar, analizar y evaluar qué mejoras podríamos hacer la próxima vez que nos toque ponernos al frente. Siempre hay cosas que mejorar, sobre todo cuando se vuela alto y la velocidad en la toma de decisiones casi se hace en tiempo real.
No podemos plantear métodos rupturistas e innovadores sin ética y responsabilidad. ¿Te imaginas ser jefe por un día en tu empresa? ¿Qué harías?
Si haces cosas que no beneficien al grupo, al equipo, tu despacho se convierte en una calabaza y tú en un ratón ¿Quién se ha llevado mi queso?
La eterna pregunta: ¿jefe se nace o se hace?
Siempre me preguntan si el jefe nace o se hace. Y la respuesta es las dos cosas. Hay líderes innatos, que lo llevan impreso en su mapa genético, igual que hay virtuosos de la música a temprana edad. No son tan numerosos como creemos. Y por eso y gracias a Dios, también se puede aprender a ser líder y jefe. Hay muchas organizaciones de todo tipo que necesitan un jefe y no siempre hay uno innato disponible. Un jefe innato que se desarrolle será un líder carismático.
Cualquier líder puede ser positivo o negativo. Todos conocemos grandes líderes históricos que han usado su capacidad para hacer el mal y generar caos. Por eso ya sea un líder innato como un líder que se ha desarrollado, es necesario que crezcan y se cultiven en una actitud positiva, moral y responsable.
Un líder es aquella persona que transmite con convicción y claridad sus objetivos, predica con el ejemplo, además de persuadir, negociar, ser inspirador, colaborador, innovador y ético.
Ser jefe no es sólo una cuestión de sueldo, beneficios y estatus. Ser jefe es una cuestión de responsabilidad con los dueños o accionistas, con los colaboradores, con los compañeros y sobre todo con sus familias. Y si me apuras, contigo mismo también. Ser jefe es un compromiso que adquieres en el que va implícito un grado máximo de responsabilidad con los demás.
Es por ello por lo que hay que tener mucho cuidado con lo que uno desea o aspira porque en ocasiones se cumple. Y si sólo estabas pensando en el dinero o en el tamaño del despacho te encontrarás con una sorpresa mayúscula, difícil de manejar.
Ser jefe no es fácil, requiere de mucha energía, de mucho tesón y determinación.
Es importante tener claro si realmente quieres ser jefe ¿para qué? ¿qué te atrae de ser jefe?
Piénsalo, no todos sirven para ser jefes. Es importante evaluar si tenemos la capacidad para dirigir personas. Ser jefe no es sólo tener las aptitudes para serlo, también hay que querer serlo. Ser jefe es un deporte muy duro.
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