Construcción

Retos y desafíos de rehabilitar el palacio de la Duquesa de Sueca II: la logística en el centro de Madrid

17 de abril de 2023

El centro de Madrid es una ventana a la historia: muchos de sus edificios esconden vidas pasadas que, a menudo, desconocemos. Un buen ejemplo es el palacio de la Duquesa de Sueca, que desde su construcción a finales del siglo XVIII ha sido desde un colegio para los hijos de los empleados de la Casa Real hasta uno de los escenarios más famosos de la serie ‘El Ministerio del Tiempo’. 

Desde la calle, el edificio no deja ver todo lo que esconde tras su fachada: como si de un iceberg se tratase, solo muestra una pequeña parte de su totalidad. Pero su interior cuenta con varios patios y construcciones realizadas con métodos singulares que distan mucho de los que solemos ver hoy en día. 

En otro post os explicamos cómo, tras echar un vistazo al pasado, rehabilitamos este edificio imitando sus métodos constructivos originales. En este, os contamos cómo hicimos frente a una larga lista de desafíos logísticos en pleno centro de Madrid, para dar así una nueva vida al Palacio de la Duquesa de Sueca. 

Patios, calles peatonales y una fachada protegida

Llegar andando al Palacio de la Duquesa de Sueca es sencillo. Basta con adentrarse en el centro de Madrid y recorrer una calle llena de vida, a apenas unos cientos de metros de la Plaza Mayor. Hacerlo con grandes camiones cargados de materiales y aparatos de construcción, sin embargo, presenta todo tipo de desafíos.

En primer lugar, los vehículos deben ser pequeños para desplazarse por la vía, de un solo sentido, y las empresas ligadas al proyecto tienen que gestionar sus propios permisos para circular en pleno Madrid Central. Una vez en el edificio, nos encontramos con una fachada de granito protegida y recientemente restaurada, que no se puede alterar. La única opción para entrar y descubrir su interior es un portón de madera. 

Dentro, el Palacio de la Duquesa de Sueca cuenta con varios patios. Es en uno de ellos, en pleno corazón del edificio, en donde tuvimos que realizar gran parte de las obras de reconstrucción y rehabilitación. La dificultad para acceder a esta zona de la ciudad y al interior del palacio con vehículos grandes nos obligó a prestar especial atención a tareas de organización y logística que, en otras obras, no presentan una gran dificultad. 

La rehabilitación del Palacio de la Duquesa de Sueca se planteó como un engranaje en el que nada podía fallar, y que funcionó a la perfección gracias a la búsqueda de soluciones alternativas y el trabajo en equipo.

El primer reto: transportar los materiales

Trasladar los materiales y la maquinaria que necesitábamos para rehabilitar el edificio fue uno de los grandes desafíos de esta obra. Las limitaciones comenzaron con algo tan necesario como es el hormigón. Para poder trabajar en el patio, las cubas tenían que ser pequeñas, de solo seis metros cúbicos. Actualmente hay muy pocas hormigoneras de este tipo, ya que no resultan rentables, pero finalmente conseguimos hacernos con algunas. En algunos casos puntuales, además, llegamos a bombear el hormigón desde la calle al interior de la obra. 

También encontramos dificultades a la hora de abastecernos de ladrillos. Tuvimos que contratarlos a través de una distribuidora, ya que el fabricante directo solo podía suministrarnos grandes cantidades. Nos organizamos para recibir una entrega diaria de unos ocho palés, por lo que el suministro fue prácticamente continuo. 

El hierro lo recibimos también en cantidades pequeñas. No podíamos traer las piezas ya elaboradas de fábrica, por lo que llegaban sin montar. Las introducíamos por el portón, las montábamos nosotros mismos y finalmente las hormigonábamos. La madera, por otro lado, tuvo que ser enviada hasta un centro logístico y, a partir de ahí, transportada a la obra en camiones pequeños que permitían transportar un máximo de 10 palés. 

Todo esto nos hizo plantearnos la obra como un puzle. Teníamos que asegurarnos de que la logística funcionase a la perfección y que los horarios de entrega se amoldasen a los ritmos de construcción. 

Los desafíos de montar la grúa

Una vez solucionado el reto de trasladar los materiales, se presentó uno aún mayor: ¿cómo podríamos colocar una grúa dentro del edificio? La alternativa, cargar con los materiales como en el antiguo Egipto, no era viable. Resultaría muy trabajoso y complicado y, además, se dispararían los costes. Teníamos que encontrar otra opción.

Tras barajar posibilidades y sopesar diferentes opciones, decidimos montar la grúa en el patio grande. Medimos sus dimensiones para poder aprovechar al máximo el espacio que teníamos y así optimizar las operaciones. Y, para montar esta grúa principal, instalamos una grúa City en el patio pequeño. Esta giraba sobre su propio eje, lo nos permitió trabajar en este entorno de dimensiones tan pequeñas.

Para traer las piezas, organizamos una cadena de distribución que iba desde una plaza cercana hasta el interior de la obra. La primera parada de esta cadena eran los tráileres que habían trasladado los materiales hasta zona. Estos se iban cargando en un camión más pequeño, que llevaba los materiales hasta el patio pequeño del Palacio de la Duquesa de Sueca. Después, un último camión los introducía en el patio grande, en donde la grúa City los iba montando. 

Una vez organizado, el proceso funcionó a la perfección. Empezamos sobre las 5 de la mañana, para interferir lo mínimo posible en la vida de la zona, y terminamos de introducir los elementos sobre las 12 y media. Por la tarde, la grúa ya estaba montada. 

Gracias a soluciones como estas, el Palacio de la Duquesa de Sueca podrá tener una nueva vida: se espera que albergue dos centros sociales, uno para acoger familias en riesgo de exclusión y otro para mayores. 

Rehabilitarlo fue, sin duda, un proyecto divertido y diferente. Cuando te enfrentas a problemas nuevos, a situaciones que dan miedo e imponen respeto, el trabajo se convierte en un reto. Te obliga a estar activo, a investigar, a preguntar y a estudiar para encontrar soluciones que nunca habías imaginado. Te lleva, también, a colaborar y a trabajar en equipo para dar entre todos con las mejores opciones posibles.  

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