Los adoquines que convierten en pavimento la basura de Nairobi
24 de agosto de 2023
En la segunda mitad del siglo XIX, la demanda de marfil y carey para crear todo tipo de objetos – desde bolas de billar hasta peines o gafas – estaba poniendo en peligro la población de animales como los elefantes o las tortugas. Dispuesto a encontrar una alternativa, el joven John Wesley Hyatt experimentó hasta crear un nuevo tipo de material duro, moldeable y duradero: el celuloide.
El celuloide se convirtió no solo en un sustituto al marfil, el carey o el coral, sino también en el primer plástico que se pudo comercializar a gran escala. En aquel momento, Wesley no podía saberlo, pero el plástico comenzaría una vertiginosa carrera hasta convertirse en un material utilizado en todo el planeta y, en última instancia, en un problema para el mundo natural que él quería proteger
Un siglo y medio después de que Wesley crease el celuloide, otra joven decidió experimentar en la creación de materiales. Esta vez, para dar una nueva vida al plástico. Hoy, Nzambi Matee está al frente de Gjenge Makers, una empresa que convierte en adoquines ligeros y duraderos la basura que se acumula en las calles de Nairobi.
Una segunda vida en forma de adoquines
Solo en Nairobi (Kenia), se generan más de 500 toneladas métricas de residuos plásticos cada día y se tiran más de 20 millones de bolsas de plástico cada mes. Gran parte de esta basura termina en el gigantesco vertedero de Dandora y mucha otra se acumula en las calles. Algo que hizo reaccionar a Nzambi Matee.
En 2017, Matee renunció a su trabajo como analista de datos en el sector de la industria petrolera de Kenia para centrarse en la creación de su propio negocio. Cambió la oficina por un pequeño laboratorio que montó en el patio de la casa de su madre y empezó a diseñar diferentes materiales formados con restos de plástico.
Gracias a una beca de investigación que le permitió investigar en los laboratorios de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos), perfeccionó estos materiales y diseñó la maquinaria necesaria para crearlos. En 2018 hizo su primer prototipo de adoquines y en 2019 creó su empresa, Gjenge Makers, para empezar a fabricarlos. Solo un año después, la ONU la nombró una de las Young Champion of the Earth, la distinción con la que se reconoce la labor de jóvenes que llevan a cabo iniciativas brillantes para proteger el medioambiente.
Gjenge Makers produce adoquines, losetas de pavimento y tapas de alcantarillas sostenibles y de bajo coste hechos con arena y desechos plásticos reciclados. Cada día, producen entre 1000 y 1500 bloques, dando así una nueva vida a los residuos que de otro modo terminarían en los vertederos, en las calles de la ciudad o en el medioambiente.
¿Cómo son los adoquines de Gjenge Makers?
El proceso de creación de los adoquines de Gjenge Makers comienza con la recolección del plástico, que obtienen de empresas locales que, de otro modo, tendrían que pagar por deshacerse del mismo. La empresa selecciona sobre todo fragmentos de polietileno de baja y alta densidad, polipropileno y poliestireno que, por su tamaño o su estado, ya no se podrían reciclar.
Estos plásticos se reducen a piezas pequeñas, de apenas unos centímetros, y se mezclan con arena en una maquina extrusora a altas temperaturas. El material resultante se introduce en una máquina compresora, que da forma al ladrillo. Una vez hecho esto, solo falta enfriarlo y pulirlo.
Gjenge Makers fabrica cuatro tipos de adoquines, con diferentes diseños y colores. Los más ligeros (que pesan poco más de un kilo, lo que reduce los costes de transporte y la complejidad de las instalaciones) están pensados para utilizarse en viviendas.
Pilas de adoquines de diferentes colores. Fuente: Gjenge Makers.
Los más resistentes están diseñados para tener un uso industrial, y pueden colocarse en carreteras e incluso en lugares en donde se va a utilizar maquinaria pesada. Son entre cinco y siete veces más resistentes que los adoquines de cemento, y resultan muy útiles en las ciudades ya que requieren de muy poco mantenimiento.
Una solución global
La empresa está trabajando para fabricar, en un futuro cercano, otros productos como ladrillos que puedan ser utilizados en la construcción de viviendas. Entre sus objetivos está también crear una plataforma online en donde colgar material informativo y compartir su técnica. Algo que demuestra su compromiso con el desarrollo social y económico de otras comunidades.
Una calle de Nairobi, antes y después de contar con un pavimento hecho con adoquines de Gjenge Makers. Fuente: Gjenge Makers.
“La basura plástica no es solamente un problema de Kenia, sino un problema global. Nos gustaría poder motivar a otras personas y otros jóvenes a hacer cosas similares en otros lugares. ¡Actúa por la naturaleza!”, señaló Matee tras ser reconocida como una de las Young Champions of the Earth en 2020.
Su objetivo, señalan en su web, es fabricar productos de construcción alternativos, hermosos y sostenibles para Kenia y el resto del continente africano, mientras crean oportunidades laborales para jóvenes y mujeres mediante la promoción de la cultura del reciclaje.
En sus cuatro años de vida, la empresa ha creado más de 100 puestos de trabajo y ha reciclado más de 100 toneladas de residuos plásticos. Además, ha hecho realidad que calles, colegios y casas privadas de Nairobi cuenten con un nuevo pavimento colorido, original y resistente.
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