El puente que diseñó Leonardo da Vinci y que puso a prueba el MIT
12 de diciembre de 2023
A principios del siglo XVI, una carta de Leonardo da Vinci cruzó media Europa y fue a llegar al palacio del sultán Bayezid II. En ella se incluían instrucciones detalladas para construir lo que en su día hubiese sido el puente más largo del mundo. Sin embargo, las indicaciones de esta carta nunca llegaron a hacerse realidad.
No se sabe qué llevó al sultán a rechazar la propuesta de Leonardo da Vinci. Quizá el proyecto le pareció demasiado ambicioso, poco realista o estéticamente inapropiado. O puede que simplemente decidiese que construir este puente no era, en realidad, tan necesario. De un modo u otro, la carta y los bocetos que Da Vinci dibujó en una de sus libretas cayeron en el olvido.
Varios siglos después, ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) rescataron estos documentos y las preguntas no tardaron en hacerse oír. ¿Qué hay tras estas indicaciones? ¿Hubiese funcionado el proyecto de Da Vinci?
Una impresora 3D y un estudio de las condiciones geológicas del sitio propuesto y de los materiales y métodos disponibles en aquella época bastaron para confirmar que no solo se hubiese mantenido en pie, sino que también hubiese resistido a las sacudidas de los terremotos.
Un puente sobre el Cuerno de Oro
El proyecto del sultán Bayezid II era ambicioso. Consistía en construir un puente que conectase lo que en aquellos momentos era el centro de Constantinopla con Gálata (hoy, el centro de Estambul y el barrio de Karakoy, respectivamente). Esta obra debería cruzar el Cuerno de Oro, el estuario que da inicio al estrecho del Bósforo y que divide en dos la ciudad turca de Estambul.
La noticia de que el sultán buscaba soluciones para crear este puente llegó más allá de las fronteras del inmenso imperio Otomano. Leonardo da Vinci y Miguel Ángel fueron invitados a presentar sus proyectos, pero solo el primero llegó a hacerlo.
En aquella época, señalan desde el MIT, la mayoría de los puentes de mampostería se hacían sobre arcos semicirculares. Para hacer uno que cruzase todo el Cuerno de Oro, hubiesen sido necesarios al menos 10 pilares. Sin embargo, el concepto que presentó Da Vinci era totalmente diferente.
Este se basaba en un único arco aplanado, muy alto. El mismo da Vinci lo describió en su cuaderno: “Sería un puente de mampostería tan alto como un edificio, de modo que incluso los barcos más altos podrían navegar bajo el mismo», escribió. Seria, además, muy largo. Hubiese tenido unos 280 metros de extensión, lo que multiplicaría el tamaño de los puentes típicos de la época.
Bocetos de Leonardo da Vinci con detalles del puente. Wikimedia Commons.
De su diseño también llama la atención que los pilares se extienden hacia los lados. El objetivo de esto era estabilizar el puente y proteger su estructura en el caso de que se diesen movimientos laterales. Es decir, para evitar un derrumbe durante los terremotos que a menudo sacuden la zona del Bósforo.
El experimento del MIT
500 años después de que Da Vinci hiciese estos bocetos y de que enviase su propuesta por carta al sultán Bayezid II, investigadores del MIT se preguntaron si este puente realmente habría funcionado. Solo había un modo de demostrarlo: construir un modelo y poner a prueba su estabilidad.
Para hacerlo, analizaron la información disponible en la carta y en los bocetos de Da Vinci. Estos no contienen ninguna referencia a los materiales, por lo que el equipo de ingenieros y arquitectos realizó pruebas con los que estaban disponibles en aquella época. Concluyeron que solo podía estar hecho de piedra, porque la madera o el ladrillo no podrían haber soportado las cargas de un puente de estas características.
Además, coincidieron en que el puente se mantendría por sí solo debido a la fuerza de la gravedad, sin necesidad de elementos que uniesen las piedras entre sí (al igual que los puentes de mampostería de la antigua Roma). “Todo se mantiene unido únicamente gracias a la compresión”, señalan desde el MIT. «Queríamos mostrar que todas las fuerzas se transfieren dentro de la estructura, lo cual es clave para garantizar que el puente se mantenga sólido y no se caiga”.
Detalle del modelo del MIT. Karly Bast y Michelle Xie (MIT).
Tras analizar también las condiciones geológicas del Cuerno de Oro, el equipo del MIT construyó un modelo a escala de 1 a 500. El modelo medía 81 centímetros y estaba formado por 126 bloques fabricados con una impresora 3D. Esta versión en miniatura les permitió probar la capacidad del puente para mantenerse en pie y también para soportar peso.
Una vez garantizada su estabilidad, el equipo preparó también dos plataformas móviles con las que simuló los movimientos de los terremotos. Los cimientos del puente solo se deformaron ligeramente, lo que permitió al equipo del MIT señalar que, de haberse construido, probablemente hubiese soportado muchos de los terremotos que asolaron la región de Estambul durante las décadas siguientes.
Las otras vidas del puente de da Vinci
A más de 3000 kilómetros de distancia de Estambul, y en una latitud con un clima y un terreno muy diferentes a los del estrecho del Bósforo, se encuentra la localidad noruega de Ås. Allí es posible caminar o pasear en bicicleta sobre una versión reducida del puente de Da Vinci.
Versión noruega del puente. Åsmund Ødegård (Flickr).
Para su construcción, se utilizaron materiales modernos, como el acero y el hormigón, por lo que este caso no sirvió para confirmar la precisión de los planos de Da Vinci (al contrario que el proyecto del MIT). Sí sirvió, sin embargo, para rescatar el proyecto del pasado y hacerlo realidad.
Este puente es obra del pintor y artista noruego Vebjørn Sandas, quien decidió embarcarse en este proyecto tras descubrir los bocetos del renacentista. “Fue como encontrar una sinfonía inacabada y llevarla finalmente a la vida”, declaró años más tarde. El puente de Ås fue inaugurado en 2001 y sirve de paso elevado para cruzar la autopista que conecta este pequeño pueblo noruego con su capital.
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