Construcción

De vecino, el río: un viaje alrededor del mundo a través de los palafitos

12 de marzo de 2024

En las islas chilenas de Chiloé, en los ríos de Vietnam, a las orillas de los Alpes y en los lagos de Benín. En muchos lugares del mundo, la vida se contempla desde el agua. Las casas parecen flotar a escasos metros sobre la superficie, sostenidas sobre pilotes que se hincan en el fondo. Se trata de los palafitos, ejemplos de arquitectura vernácula que a lo largo de la historia se han levantado en los cinco continentes.

Construir sobre el agua es una práctica ancestral que se remota, al menos, a la Edad de Bronce. Hoy, los palafitos son un ejemplo de cómo la arquitectura puede integrarse en el territorio y adaptarse a lo que ofrece el entorno. Son, también, un referente a la hora de diseñar nuevas soluciones constructivas más responsables con el medioambiente y capaces de afrontar los retos climáticos.

Los palafitos que flotan sobre el lago Maracaibo

Existen diferentes teorías sobre el origen del nombre Venezuela. La principal afirma que tiene un pasado indígena y que la palabra ya existía mucho antes de que los europeos llegasen a América. Otra cuenta que los primeros colonizadores españoles que llegaron al lago Maracaibo se encontraron con casas construidas sobre las aguas. Les recordaron a las de Venecia y dieron a la región el nombre de Venezziola. Con el paso del tiempo, este evolucionó a Venezuela.

Es difícil saber si este fue el verdadero origen del nombre. Lo que sí sabemos es que, a finales del siglo XV, la región de Maracaibo era, al igual que hoy, el hogar del pueblo añú. Un pueblo que vive ligado a las aguas del lago – de hecho, añú significa “gente del agua” – y que, desde hace siglos, ha construido viviendas palafíticas sobre su superficie.

Las primeras versiones de estos palafitos de las que tenemos registros estaban construidas con madera de mangle, que crece a las orillas del lago. Se levantaban sobre cuatro pilotes de madera, a una distancia de un metro y medio sobre la superficie del agua, y en su parte superior tenían una forma triangular. Su techumbre estaba formada por varas, hojas y otros vegetales y dejaba el espacio justo para que una o varias personas pudiesen cobijarse y dormir.

Con el paso de los siglos, estos palafitos fueron cambiando. Se levantaron espacios más altos, con paredes verticales, lo que permitió dar más usos a las viviendas. En los siglos XIX y XX, los habitantes de la región empezaron a abrir ventanas y puertas, a definir varias estancias y a unir los diferentes palafitos con pasarelas. Además, comenzaron a utilizar otros materiales, como el hormigón o el metal.

Palafitos sobre el lago Maracaibo en Venezuela

Palafitos sobre el lago Maracaibo, en Venezuela. Oscarnav (Wikimedia Commons)

Sostenibilidad, practicidad y unión con el entorno

Las viviendas sobre el agua de la comunidad añú muestran muchas de las características que las viviendas palafíticas comparten en diferentes regiones del mundo. Por ejemplo, su construcción sobre pilotes o el uso (en su origen) de materiales autóctonos y de fácil extracción, como el barro, la paja o la madera de mangle, palma o bambú.

Otra de las características propias de los palafitos es su adaptación al territorio. No solo por el uso de materiales autóctonos, sino también por su baja huella ecológica. Los palafitos más tradicionales son viviendas efímeras, elaboradas con materiales biodegradables, que desaparecen fácilmente en el caso de ser abandonadas.

Pero, ¿qué llevó a civilizaciones de diferentes partes del mundo a elevar sus viviendas sobre el agua? Lo cierto es que existen diferentes causas. Una de las explicaciones más sencillas hace referencia a la necesidad de vivir cerca de los lagos o los ríos, el medio por el que se podía viajar más rápido y, también, la principal fuente de recursos y alimentos. En la ciudad beninesa de Ganvié, por ejemplo, miles de pescadores viven en palafitos de bambú sobre las aguas que les dan trabajo y sustento.

Otras causas pueden ser la necesidad de proteger las viviendas costeras de las inundaciones, de asentarse en zonas más frescas y con una temperatura más estable (lejos de la vegetación de las selvas y los bosques tropicales) o permanecer en un lugar a donde no pudiesen llegar animales salvajes.

Palafitos en Vietnam

Palafitos en Vietnam. Bino Le (Unsplash).

El mapa de los palafitos en el mundo

Existen tanto restos arqueológicos como palafitos en uso en Europa, África, América y Asia (el continente con más referencias históricas e información gráfica de viviendas palafíticas y flotantes). Los de la isla de Guanaja en Honduras, los de Rapallo en Italia, los del archipiélago de Chilóe en Chile o los de la Ciénaga Grande de Santa Marta en Colombia son algunos de los ejemplos.

En Europa, el conjunto de 111 asentamientos palafíticos presentes en países alpinos fueron declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 2011. Centros como el Museo de Palafitos de Unteruhldingen, en Alemania, o el Museo de Laténium, en Suiza, permiten conocer cómo eran estos sistemas constructivos en la prehistoria.

Viviendas palafíticas en Noruega

Viviendas palafíticas en Noruega. Joshua Kettle (Unsplash).

Además, ciudades como Venecia, Ámsterdam, Brujas, Ciudad de México o Bangkok, entre otras, cuentan con edificios levantados sobre pilotes, adaptados a los terrenos pantanosos sobre los que se emplazan. Hoy, los palafitos sirven de inspiración para idear diferentes soluciones arquitectónicas capaces de reducir el impacto ambiental de la construcción y adaptarse a consecuencias del cambio climático, como el aumento del nivel del mar.

Complejo de viviendas Sluishuis

Vista desde el interior del complejo Sluishuis. Screenpunk (Flickr).

Un ejemplo lo encontramos en las viviendas Sluishuis, construidas sobre una isla artificial en el lago IJ, en Ámsterdam. El conjunto, que alberga más de 400 viviendas, no se levanta sobre pilotes de madera, pero sí comparte con los palafitos el interés por unir la vida en la tierra con la superficie del agua. La construcción cuenta con una escuela de vela, un centro de deportes acuáticos y múltiples zonas de descanso y de baño en las que disfrutar, en cualquier momento, del contacto con la naturaleza y el lago.

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