Un huerto de girasoles a las afueras de una ciudad
Planificacion urbanistica

¿Qué pueden ganar las ciudades al apostar por la agricultura urbana?

24 de octubre de 2024


Las animadas calles de Dakar terminan en el punto más occidental de África continental. Esta posición, abierta a las aguas del océano Atlántico en el extremo de la península de Cabo Verde, ha llevado a la capital de Senegal a crear un gran puerto y a sacar partido al tráfico marítimo durante siglos. Pero ubicarse en un enclave tan particular tiene también otras consecuencias.

Una de ellas, visible a simple vista, es la incapacidad de seguir creciendo. Dakar se enfrenta a desafíos urbanísticos únicos debido a que gran parte de la ciudad se encuentra en una península: en 2018, el 35 % de la ciudad se dedicaba a terrenos cultivables; sin embargo, durante los últimos años la población ha aumentado en más de un millón de personas y los nuevos vecinos han ido ocupando el espacio que hasta entonces se dedicaba a los huertos.

Para evitar que la ciudad pierda sus espacios verdes y sus cultivos, el gobierno local ha lanzado diferentes proyectos para impulsar la creación de huertos de agricultura urbana y periurbana. Uno de ellos se basa en la micro jardinería para garantizar la seguridad alimentaria, crear nuevos puestos de trabajo y fomentar la educación en temas medioambientales.

Iniciativas como la de Senegal, aunque con diferentes características y objetivos, se repiten en ciudades de todo el mundo. Boston, La Habana, Pekín, Nueva Orleans, París, Arusha, Tegucigalpa o Quito han sido durante los últimos años el escenario de proyectos de agricultura urbana y periurbana, soluciones cada vez más demandadas para hacer frente a los retos del presente y del futuro de las ciudades.

¿Qué ventajas crea la agricultura urbana?

De acuerdo con Naciones Unidas, se espera que la población mundial alcance los 9700 millones de habitantes a mediados de este siglo. Si las previsiones se hacen realidad, el 70 % de las personas vivirá en ciudades y zonas urbanas de países de ingresos bajos de África y Asia. Es decir, solo tres de cada diez personas vivirán en zonas rurales. El resto lo hará en ciudades cada vez más pobladas y, en muchos casos, saturadas.

Para hacer frente a los retos de alimentar a una creciente población urbana sin comprometer hasta el extremo los recursos y la salud del planeta y de sus habitantes, es necesario tomar medidas efectivas. Tal y como señalan desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), una de las claves está en conseguir que las ciudades produzcan sus propios alimentos.

Persona sujetando alimentos recién cosechados.

Persona sujetando alimentos recién cosechados. Markus Spiske (Unsplash)

La agricultura urbana y periurbana se presenta como una de las grandes soluciones para alimentar a las poblaciones urbanas en crecimiento y garantizar una correcta nutrición. Pero, además, contar con huertos urbanos tiene muchas otras ventajas: favorece cadenas de suministro cortas y eficientes, reduciendo la pérdida y el desperdicio de alimentos; dinamiza la economía al crear nuevos puestos de trabajo e impulsar el agroturismo; favorece la cohesión social y abre nuevas opciones educativas, entre muchas otras.

Las actividades ligadas a la agricultura urbana y periurbana van desde la jardinería en espacios domésticos hasta la producción con fines comerciales, pasando por iniciativas comunitarias. Y lo cierto es que no es un concepto nuevo: durante siglos, la agricultura fue parte de la vida de las ciudades. La industrialización y el crecimiento hicieron que esta actividad fuese desplazada a zonas rurales, pero en las últimas décadas se ha ido recuperando. Hoy, la agricultura urbana forma parte de las estrategias tanto agrícolas como urbanísticas de numerosos gobiernos.

La agricultura urbana utilizando las paredes de los edificios.

La agricultura urbana tiende a utilizar espacios urbanos, como los tejados o las paredes de los edificios. Daniel Funes Fuentes (Unsplash)

No obstante, los proyectos de agricultura urbana y periurbana se enfrentan también a importantes desafíos. Entre ellos destacan la dificultad de dedicar espacios a esta actividad en lugar de a otras más lucrativas a corto plazo o la falta de recursos para hacerlos realidad.

¿Cuál es el mapa del impacto de la agricultura urbana en las ciudades?

En Dakar, las iniciativas de micro jardinería han permitido mejorar la calidad de vida de una población en crecimiento; sobre todo, de las personas más afectadas por la inseguridad alimentaria. Además, han conseguido aumentar los espacios y las infraestructuras verdes, contribuyendo a mejorar tanto la salud de las personas como la calidad del aire y del entorno.

Agricultura urbana en Dakar

Agricultura urbana en Dakar. GlobalHort Image Library (Flickr)

Tal y como explican dese la FAO, la micro jardinería tal y como se plantea en la capital de Senegal crea también un entorno más resiliente ante las consecuencias del cambio climático. Se trata de una práctica que utiliza muy poca agua, contribuye a crear más espacios verdes y reduce la emisión de gases de efecto invernadero (por ejemplo, al hacer innecesario el transporte de alimentos producidos a kilómetros de distancia).

“El microhuerto es también un espacio de aprendizaje, donde los niños aprenden cómo convertirse en ciudadanos comprometidos con lo ecológico y aumentan su conocimiento sobre la importancia de la conservación del medioambiente y el desarrollo sostenible”, añaden desde la FAO.

En otras ciudades, la agricultura urbana está estrechamente ligada a las infraestructuras. Es el caso de Bangkok, en Tailandia. Uno de los muchísimos tejados de la zona comercial de la ciudad es el escenario del proyecto Siam Green Sky, un centro de agricultura y de aprendizaje que busca además ser un referente y un escaparate de las ventajas de la jardinería urbana.

El centro organiza talleres de educación y concienciación y entre sus cultivos pueden encontrarse todo tipo de especies, incluso algunas plantas nativas poco comercializadas que cada vez son más difíciles de encontrar en Bangkok. Una de las enseñanzas que pueden extraerse de este proyecto es cómo la presencia de elementos verdes favorece al propio edificio: sus jardines llegan a reducir hasta 4 ºC la temperatura en el interior y, cuando llueve con fuerza, canalizan el agua.

En Daegu, en la República de Corea, otro proyecto lanzado por el gobierno ha reducido la temperatura de los edificios en los que se ubica. En Quito, Ecuador, los huertos urbanos han conseguido preservar la biodiversidad. Y en París, Francia, el desarrollo de iniciativas de agricultura urbana ha contribuido a mantener la calidad del agua de la ciudad. De sus logros (y los de tantos otros proyectos) pueden sacarse valiosos aprendizajes para llevar las iniciativas de agricultura urbana a nuevos territorios.

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