El primer puente sobre las cataratas del Niágara empezó con una cometa
09 de febrero de 2016
Cuando se piensa en puentes, vienen a la memoria palabras como fuerza, solidez o resistencia, palabras que denotan de la durabilidad de la construcción. Es por eso que sorprende descubrir que el primer puente sobre las Cataratas del Niágara empezó con una cometa, más relacionada con la suavidad y la ligereza que con la construcción de un puente colgante.
Pero el Primer Puente Suspendido (del inglés, First Suspension Bridge) fue uno de relativa ligereza si se compara con los puentes modernos, y está justificado que comenzase con un pequeño cabo y una cometa. Durante los siete años que se mantuvo en pie, sirvió de paso para viandantes, gente a caballo, calesas y carros de mercancías livianos.
Terminado en 1848, el puente colgante constaba de una carretera de tablones de roble de 2,4 metros de ancho y disponía dos torres –una en cada extremo- de veinticuatro metros que soportaban el peso de cuatro cables de los que colgaban 120 tirantes de hierro a tracción.
¿Por qué se construyó el puente colgante sobre las cataratas del Niágara?
En 1812 se desató el conflicto bélico de los Estados Unidos de América contra las colonias canadienses del Imperio Británico. Los ingleses estaban distraídos con Napoleón, y los estadounidenses aprovecharon esta brecha para intentar quedarse con las colonias del norte. No calcularon que, en cuanto Napoleón fue derrotado en 1814, los ingleses iban a enviar ejércitos de invasión a Norteamérica para recuperar lo que era suyo.
Para 1846, estas ganas de guerrear entre vecinos se habían agotado, y Canadá y los Estados Unidos aprobaron la unión de sus países mediante un puente sobre el río Niágara.
Hoy en día, cruzar de los Estados Unidos a Canadá por esta ruta es relativamente sencillo gracias a los barcos que atraviesan los lagos de Erie y Ontario. Pero, por aquel entonces, la ruta más rápida para el comercio desde el Estado de Nueva York hasta Toronto era rodeando cualquiera de los dos lagos que escudan la ciudad. Hacia el norte por la Isla de Wellesley o hacia el sur atravesando Detroit. Un paseo que ni americanos ni canadienses querían dar. El primer puente en aquel mismo punto estaba constituido de cuerdas trenzadas, tirantes de metal y madera de roble, todos materiales abundantes en los Estados Unidos. Dado que la primera locomotora se construyó en 1804, este primer puente fue pensado y diseñado para peatones y carros de tiro equino, medio de locomoción más habitual.
¿Cómo se construyó el puente que cruza las cataratas del Niágara usando una cometa?
Debido a aquella decisión de unir ambas provincias con un puente, se creó una compañía que abarcaba tanto a la Compañía Internacional de Puentes de Nueva York como a la Compañía del Puente Suspendido de las Cataratas del Niágara de Canadá.
Por aquella época se llevaban nombres largos, rimbombantes y con muchas letras capitales. Tras esta unión, se nombró al ingeniero civil Charles Ellet Junior como director de la construcción (lo que hoy en día llamaríamos dirección de obra). La primera tarea para Ellet fue la de localizar un punto en el accidentado río Niágara en el que construir el puente.
Como puede verse en el mapa, del cartógrafo Pierre François Tardieu, el río Niágara discurre desde el lago Ontario (al norte, aunque en la imagen aparezca a la izquierda) hasta el lago Erie (derecha). Crear una línea de comunicación entre ambas orillas fue el mayor desafío de todo el proyecto, una vez localizado el punto óptimo. La horizontal a salvar era de 232 metros (244 en algunos documentos).
Además, la caída en vertical hasta el río era de 67 metros, y en ese punto empezaban los Rápidos de Whirlpool, una sección especialmente agitada del río Niágara y que preceden a las famosas cataratas. Llevar los cabos por el río hubiese supuesto un suicidio debido a las corrientes, de modo que había que usar métodos alternativos y poco comunes para tender el puente.
El manual del constructor de puentes suspendidos de aquella época, para los casos en que era imposible unir ambas orillas de manera convencional, era el que sigue. En primer lugar, se atan dos cuerdas [A y B] livianas pero resistentes a una flecha, que es lanzada por un arquero desde uno de los extremos del futuro puente. Una vez llega al otro lado, se usa una de las cuerdas como elemento fijo y se ata a ambos extremos. Sobre esta cuerda [A] se sitúa una argolla o círculo de metal sobre el que se ata el extremo de la segunda cuerda [B], y una tercera cuerda más resistente [C]. De este modo, al tirar de la segunda cuerda [B] desde el extremo del arquero, la argolla se desliza a lo largo de la primera [A, que hace de guía] transportando un cable más pesado [C] con ella.
El procedimiento de cambio de guía se repite varias veces hasta conseguir una serie de cabos muy resistentes salvando la distancia total. El problema que tenía este método de construcción es que no había arquero capaz de disparar una flecha a tanta distancia. Habrían usado un scorpio, una ballesta romana que lanza flechas, inclusive de metal, a más de 300 metros de distancia. Pero se encontraron con el apuro de no disponer de ningún romano cerca.
Había que pensar en un método alternativo para resolver el método alternativo.
El niño que ayudó a construir el puente con una cometa
Fue entonces cuando Theodore G. Hulett, supervisor de la construcción, tuvo la idea del concurso de cometas. Con el jugoso premio de cinco dólares americanos de aquella época (una pequeña fortuna) se organizó un concurso poco convencional, cuyo objetivo era volar una cometa desde una orilla a la otra sin que se rompiese el cordel.
Apenas un día después de arrancar el concurso, un adolescente de 16 años llamado Homan Walsh, voló una cometa desde la orilla canadiense que aterrizaría en el otro lado, en otro país. Rápidamente, se ataron los extremos a varios árboles y se usó el cabo para pasar una cuerda más pesada al otro lado con el método mencionado con anterioridad. Tras esto, el cable volvió de la orilla canadiense arrastrando una catenaria ligera, que fue el inicio del puente.
Se tienen archivos de Homan Walsh, ochenta años después, recordando que su hazaña infantil era haber tendido aquella cometa. La primera pasarela construida entre ambos países sobre el río Niágara consistió en un invento del propio Theodore G. Hulett, el que sugirió la idea del concurso, por aquel entonces de profesión herrero.
Hulett era un hombre de ideas, y se le ocurrió que, mientras se construía el puente, se le podía sacar el beneficio que resolvería los problemas de financiación. Diseñó una cesta o canasta metálica que transportaba pasajeros y carga de una de las torres a otra usando una guía sobre la que moverse, siendo precursor de los telesillas. El viaje inaugural fue el 12 de mayo de 1848, y tras ello se cobró un dólar a todo aquel que quisiese cruzar usando aquel método.
Pero, tras el aumento de la demanda de pasajeros, y pese al elevado precio, fue construida entre las dos torres una pequeña pasarela de menos de un metro (tres pies de ancho) para poder cruzar. Ir y volver a través de esta pasarela costaba para los transeúntes un cuarto de dólar, y gracias a ambas medidas se consiguió la liquidez para acabar el puente en un plazo récord.
El 26 de julio de 1848, dejando atrás la nieve que cubría ambos países el día en que la cometa fue lanzada, el primer puente suspendido sobre las Cataratas del Niágara se terminó.
Charles Ellet Junior fue el primero en cruzar, tanto a caballo como en carruaje. Al poco, el 1 de agosto del mismo año, fue abierto al público general. Siete años más tarde, se utilizó el puente como andamiaje para construir uno aún más grande, de dos niveles, en el que se incluía uno para peatones y coches tirados por caballos.
El nivel superior estaba destinado para algo mucho más moderno, la novedosa locomotora, y John Roebling –un ingeniero- apostó su carrera profesional haciendo pasar por él una de 23 toneladas. Con éxito.
Todo gracias a una cometa.
4 comentarios
Ruben M. Cenzano ruben.mcenzano@gmail.com
09 de febrero de 2016
Tal y como he dicho en Linkedin, que es donde he conocido la existencia de este artículo, es una verdadera deshonra para los ingenieros españoles que, haciendo un artículo como este, no haya ni una sóla mención a uno de los ingenieros más sobresalientes de la historia española; Leonardo Torres Quevedo, que ideó el teleférico (Spanish Aerocar) sobre el Niágara, y aún hoy, más de un siglo después es una de las atracciones de las cataratas del Niágara. En cualquier caso, interesante reseña.
Marcos Martínez
11 de febrero de 2016
Hola Rubén, muchas gracias por tu comentario, que tendremos en cuenta para futuros artículos. Lo cierto es que, este en concreto, trata sobre cómo se levantó el primer puente y lo curioso de su caso. Leonardo Torres Quevedo nació unos pocos años después de que este puente estuvo terminado, y por eso no se le menciona en el artículo. Nos tomamos tu comentario como un punto a mejorar.
Marcos de Pablo
17 de febrero de 2016
Hola, les felicito por el artículo aunque querría hacer una precisión. En el texto se dice lo siguiente: "el río Niágara discurre desde el lago Ontario (al norte, aunque en la imagen aparezca a la izquierda) hasta el lago Erie (derecha)". En realidad es justo al revés: el río Niágara discurre desde el lago Erie al Ontario. "
Marcos Martínez
18 de febrero de 2016
Buenos días, Pablo. Como autor del artículo estoy encantado no solo con que lo hayas leído con atención, sino que hayas localizado esta errata. Además, te agradezco que la hayas mencionado, así otros podrán disfrutar de un texto mejor.