La clave de la seguridad laboral: el comportamiento individual

En el mundo son muchas las personas que sufren accidentes laborales, ya sea en el trabajo, en el trayecto hacia el lugar del trabajo, o peor aún, pierden la vida mientras desarrollan sus labores. Según los cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) , cada año ocurren 270 millones de accidentes en el trabajo, de los cuales 355 mil son fatales.

Ante estas dolorosas cifras ¿qué deberíamos hacer de manera diferente para que no nos pasen estas situaciones?

Considero que la respuesta a esta pregunta se encamina a que[inlinetweet prefix=»» tweeter=»» suffix=»»] debemos ser capaces de tomar en nuestras manos nuestra propia seguridad[/inlinetweet], por ende nuestro COMPORTAMIENTO individual es una clave.

Ayúdenme con la siguiente reflexión: Si tienes que ejecutar un trabajo donde sabemos que existen riesgos “no del todo controlados” ¿Qué harías?

• Lo harías igual para no perder tu puesto de trabajo.
• Lo harías de todas formas pero antes avisarías a tu jefe supervisor del riesgo que correría así el problema sería suyo.
• No ejecutarías el trabajo de inmediato. Hablarías con tu supervisor para hacer que la tarea fuera segura, replanificarla y entonces procederías.

Y ¿ya tienes tu respuesta?

Lo que las empresas necesitamos hoy son trabajadores empoderados, que frente a una situación de peligro levanten su voz y puedan argumentar los motivos por los cuales ese trabajo no se puede realizar en las condiciones actuales, pues representan un riesgo tanto para él como trabajador como para sus compañeros.

¿Cuántas vidas se podrían haber salvado por el simple hecho de negarse a ejecutar un trabajo en condiciones de riesgos no controladas?

¿Cuántas vidas se salvarían si los líderes apoyáramos una decisión de parar, pensar y continuar?

La idea de esta reflexión no solo debemos pensarla antes de vernos enfrentados a una maniobra en la operación, debemos ser capaces de ponerla en práctica cada vez que identifiquemos un peligro latente, ya sea en el trabajo, en nuestras casas, en la calle, en la escuela, la universidad, etc… Recuerde que somos nosotros los que debemos preocuparnos de nuestra propia seguridad.

Otro aspecto importante son las Condiciones del Entorno y la Calidad de los Equipos, Materiales y Herramientas. Es decir, las condiciones que rodean a los trabajadores cuando realizan su labor. Un ejemplo de ello son los equipos y herramientas entregadas por  la Compañía a sus trabajadores. Éstas son de vital importancia para evitar incidentes mientras se desarrolla el trabajo, pues  deben ser de buena calidad y mantenerse en buen estado.

En mi opinión, debemos entregar la responsabilidad a los propios trabajadores de revisar periódicamente sus herramientas y equipos para detectar en qué condiciones éstas se encuentran, con el fin de evitar  sufrir cortes o cualquier otro incidente si las herramientas están funcionando inapropiadamente.

Una buena estrategia es etiquetarlas con un color por cada período de revisión, con ello sabremos a simple vista si fueron revisadas o no, generando el hábito de trabajar en  condiciones seguras.

Una forma de apoyar los puntos anteriores es a través del Liderazgo Visible, el cual es palpable mediante acciones concretas en terreno. Me refiero a los supervisores, capataces, directores y gerentes que periódicamente visitan los lugares de trabajo, conversan con el personal acerca de la seguridad laboral, verificando especialmente los controles asociados a los riesgos que pueden causar una fatalidad o una seria incapacidad laboral. Son estas acciones permanentes que recuerdan a los trabajadores que en la confianza está el peligro y que las desviaciones las debemos corregir de manera inmediata ya que podría no haber una segunda oportunidad.

Así como estamos pendientes de la seguridad de cada uno de los miembros de nuestras familias, queremos que ellos estén bien, que no les pase nada malo y que mantengan por siempre su bienestar, estoy seguro que ellos deben pensar lo mismo de nosotros. No quieren que nada malo nos pase, que ese beso que le dimos al despedirnos por la mañana se repita por la tarde cuando lleguemos de una larga jornada laboral, sanos y salvos, íntegros, así tal cual nos fuimos a trabajar.

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