En esta sociedad donde lo futurista no causa ya tanto interés – quizás por aburrimiento o el abuso de escenas de coches voladores-, se valora más al visionario cercano, a aquel que sabe entender las claves de la transformación en el corto plazo, aquel que por ejemplo entendió que un móvil tenía que ser simple, con un solo botón y táctil, o aquel que dijo que las cápsulas de café tenían sentido. Es por este motivo que una visión práctica de las ciudades en el futuro se ha de entender como algo tangible a corto plazo que integre los elementos diferenciales de la sociedad. Por mi parte, no hay duda, y este elemento diferencial
no es la tecnología, ni los datos, ni el blockchain…. Es el ciudadano y su interacción social. Sin la participación de los ciudadanos, no habrá ningún movimiento hacia la «ciudad inteligente», pero con la participación de los ciudadanos, el futuro se puede acercar y acelerar. A continuación describo cómo se verían las ciudades desde el punto de vista de un ciudadano dentro de unos cinco años, tiempo suficiente para ver las diferencias a partir de ahora y mantener la conexión con la realidad.
Y es que en 2025, tal y como recoge la reciente publicación del informe de
Smarter Cities 2025: Building a Sustainable Business and Financing Plan, habrá una
consolidación del concepto Smart City, donde las principales evoluciones estarán integradas en las ciudades y donde se disfrutará de ciudades mejores para vivir. Este informe, con un foco claro en la economía, se centra en el caso de negocio y retorno de inversión en la «ciudad inteligente» que ha sido una pieza pendiente de analizar en el rompecabezas hasta la fecha.
¿Cuál es el papel del ciudadano y la interacción social?
Partiendo de este ciudadano e intentando ver la perspectiva de cómo será una ciudad en 2025, un grupo interdisciplinar de profesionales hemos trabajado bajo la metodología de
storytelling para proyectar la visión de las ciudades del futuro.
Como bien comenta mi compañero Mark Saunders, Director del Centro de Competencia de Ciudades de Ferrovial Servicios, “
las personas son el eje central en torno al cual una ciudad debe desarrollarse y evolucionar, no los programas políticos, tecnológicos o de lucro, que son secundarios. El futuro de la movilidad tiene que ver con el acceso, la elección, la conveniencia, la seguridad y la comodidad, y en cada lugar funcionará una solución diferente”.
Y, cómo no, esta visión no puede empezar de otra forma que no sea con el ciudadano, con un ciudadano del que no es necesario decir que estará en un proceso de empoderamiento, porque ya será un hecho; y es que jugará un papel mucho más activo en la ciudad, tomará decisiones sobre el diseño, los servicios, o incluso sobre las infraestructuras. Así mismo, este ciudadano de 2025 se relacionará en comunidades a través de la cuales realizará actividades y potenciará este empoderamiento. Las ciudades podrán ser más grandes o más pequeñas, más dispersas o más verticales, pero lo que está claro es que tendrán que ser ciudades que tengan capacidad de responder a las necesidades de los ciudadanos.
¿Qué es la movilidad eléctrica, digital e interconectada?
En esta ciudad del futuro a corto plazo, donde evolucionan y cambian los servicios, infraestructuras, equipamientos etc., la movilidad será clave. En este sentido, la movilidad es el movimiento de personas y bienes alrededor de una ciudad. En unas ciudades donde la movilidad eléctrica y sostenible habrá evolucionado muchísimo, donde el compartir vehículo estará muy interiorizado e integrado, donde el transporte público habrá evolucionado técnica y tecnológicamente, ¿cuál va a ser el papel de los ciudadanos?
El ciudadano se habrá acostumbrado a compartir sus datos, su agenda y sus preferencias, de forma que dejará de hacer el esfuerzo de pensar en cómo ir a los sitios, y pensará únicamente a dónde quiere ir y cuándo quiere estar. La asistencia digital del ciudadano se adelantará y facilitará las opciones al ciudadano para que pueda aprovechar al máximo el tiempo a la vez que disfruta de una experiencia de viaje satisfactoria y sostenible. Y esta asistencia digital al ciudadano es la que finalmente favorecerá la mejora en la movilidad de las ciudades, la reducción de tráfico, emisiones y estrés. Un ejemplo del futuro que puede verse hoy son los proyectos lanzados por Ferrovial como es la
plataforma de movilidad WONDO o el
servicio de carsharing ZITY, o el programa Madrid Central.
¿Cómo conseguir ciudades más verdes, energéticamente autosufiencientes?
Las ciudades van a continuar concentrando muchos habitantes este siglo,
todos los estudios indican esta tendencia, y la clave que esto sea posible y sostenible es que las ciudades no traigan energía, sino que la generen y tiendan a la auto sostenibilidad. Y esto puede pasar cuando al ciudadano se le da un rol, un rol fundamental, el de ser consciente de la energía que genera su propia vivienda, por ejemplo, con placas fotovoltaicas, pudiendo consumir esta energía generada o ponerla a favor de la ciudad. Este balance, este papel activo y este empoderamiento del ciudadano es el que va a generar ciudades verdes. Y muy parecido va a ser con los residuos, ya que
el concepto de reciclaje habrá evolucionado a uno de “cero residuos”, sobre todo gracias a haber facilitado al ciudadano ser parte de los beneficios que aporta el reciclaje y de una adecuada asistencia en la clasificación de residuos o, mejor dicho, productos.
El futuro será digital. Los ciudadanos buscarán experiencias
En esta visión,
la digitalización a nivel global es un hecho y nos afectará en la mayoría de las interacciones del día a día, llevándonos a cambiar costumbres como la de llevar las llaves de casa gracias a las cerraduras inteligentes. Esto afectará a la mayoría de las actividades que realicemos, por ejemplo, en la interacción con una máquina de un gimnasio, que nos reconocerá y se adaptará en función de nuestras características y el nivel de actividad objetivo que necesitemos. Esta digitalización será la que creará nuevas conexiones entre ciudadanos y creará nuevas comunidades por aficiones, intereses comunes, actividades, estas comunidades que darán consistencia al empoderamiento del ciudadano.
Esto se producirá porque lo que estará buscando el ciudadano es tener experiencias, realizar actividades por una experiencia de usuario medida y particularizada, de forma que
el ciudadano pensará más en qué tipo de experiencia quiere recibir cuando va de viaje, a un restaurante o al hacer una determinada actividad. La experiencia de usuario será el elemento fundamental sobre la que construir y ofrecer servicios y actividades customizados a cada ciudadano, a cada comunidad. Esto ya está pasando, al tomar como referencia de un hotel o un restaurante la experiencia que han compartido anteriores usuarios.
La seguridad, piedra angular para las ciudades
Y no se puede dejar de lado en esta visión de las ciudades un pilar fundamental y condición necesaria para los ciudadanos: la seguridad.
El ciudadano estará dispuesto a compartir datos, propios y personales, si se le devuelve a cambio una seguridad, en el sentido más amplio posible, cibernética y física, teniendo las ciudades áreas donde el ciudadano tendrá las máximas garantías de seguridad. Estar en tu ciudad segura será como estar “en casa”. Y a esta ciudad segura se le añadirá la Salud y Bienestar de los ciudadanos, que pasará de ser un tema opcional a un tema indispensable.
Para terminar, estas ciudades con movilidad predictiva, autosostenibles y sin residuos, en los que la comunidad y los ciudadanos empoderados aprovechan las virtudes de la digitalización y reclaman experiencias obteniendo seguridad y salud, se medirán de una nueva forma,
mediante un indicador que aglutina aquella sensación del ciudadano y que responde al “aquí estoy bien”. Son varios los elementos relacionados con esta frase como las relaciones, el bienestar, la capacidad económica, las actividades disponibles, la salud, etc., y que en este futuro a corto plazo seremos capaces de medirlo de cada ciudadano y de cada ciudad y resumirlo en un concepto: la felicidad. Esta felicidad será, por tanto, un indicador de los sitios donde vivimos y dónde nos gustaría vivir.
Y sin querer dar más vueltas sobre esta visión de la ciudad, a la que cada ciudad se va a ir aproximando a su manera y a su ritmo, sólo me queda remarcar que es una oportunidad anticipar, identificar y potenciar aquellas áreas que la van a hacer realidad, que van a hacer realidad a estas ciudades que responden a las necesidades de los ciudadanos.
Todavía no hay comentarios