Diciembre 2019, última página del calendario de un año (y década) que quedará también irremisiblemente atrás. Y con él, doce intensos meses que estrenamos con las mejores intenciones. Desde el conformista deseo de no ir a peor, hasta el firme compromiso de “este año sí”. Iniciamos cada ciclo con energía, algunos excesos y valorando siempre la salud que toma mayor protagonismo al comprobar, un año más, que nuestro décimo de lotería sólo nos ha premiado con ilusión.
Estrenar calendario es siempre invitación a la oportunidad, aunque las expectativas por lo nuevo nublen a veces nuestra capacidad de ver dónde estamos, dónde queríamos estar y qué nos impidió avanzar (en demasiadas ocasiones, nosotros mismos).
Igual que en las empresas, en Yo, S.L conviene también hacer balance al cierre del ejercicio y valorar los resultados que este año de vida invertida hemos sido capaces de conseguir. 8.760 horas de vida y toda la energía necesaria es una inversión demasiado relevante como para no pararnos a reflexionar antes de iniciar el nuevo ejercicio.
¿Cuánto hemos trabajado este año? ¿Cómo hemos contribuido con ello a objetivos y retos colectivos? ¿Cuánto hemos aprendido en el camino? ¿Qué hitos relevantes recordaremos y por qué seremos recordados? ¿Qué relaciones hemos construido, cuidado o descuidado? ¿En qué somos más valiosos un año después para los nuestros, en casa y en el trabajo?
En la preparación de esta cuenta de pérdidas, ganancias y experiencias no cabe sólo lo racional. Para ser completa, conviene considerar lo emocional y e incluir lo espiritual dado que el amor o el propósito de vida, o la falta de ellos, son a menudo motor o lastre en nuestras vidas.
¿Cuánto tiempo nos hemos sentido inspirados y hemos inspirado a los demás? ¿A cuántas personas hemos ayudado o influido en positivo? ¿Qué hemos hecho mejor para estar más sanos y tratar de vivir más? ¿Cuánto hemos reducido nuestro impacto negativo en el entorno? ¿Qué hemos aprendido de nosotros mismos y conviene no olvidar en 2020?
Éstas y otras muchas preguntas reflexivas podrían ser el mejor aperitivo de estas navidades y de un año entero por estrenar. Preguntas convenientes antes de plantear nuevos propósitos y sin duda, mucho antes de que se las planteen nuestros clientes, nuestros jefes, nuestras parejas, nuestros hijos o simplemente nuestra sabia e incansable conciencia, a la que gustamos de distraer ocupados en el difuso y presentable “día a día” …
2020 me parece un número fantástico. Suena futurista y a oportunidad. Un nuevo espacio en el que todo está por hacer y donde podemos ser protagonistas. El mundo evoluciona y nosotros con él y esa evolución empieza reflexionando y continúa decidiendo y actuando de forma enfocada y sostenida en el tiempo. Al igual que las empresas, asumiendo también riesgos, pero invirtiendo dónde tendremos un mayor retorno, nosotros mismos.
Es momento de inscribirse en la carrera y calzarnos las zapatillas de esta formidable carrera de fondo que es vivir un año más. Con intención, ilusión y vocación de conseguir buenos resultados y la plenitud que estén a nuestro alcance, porque aún sin tener todas las cartas, tenemos siempre mejores bazas de lo que muchos prefieren pensar.
Víctima o responsable, esa es la primera decisión y la segunda elegir que tenemos por delante el mejor año de nuestras vidas.
¿Te apuntas al mejor año de tu vida?
¡Feliz 2020 a todos !
Todavía no hay comentarios