La borrasca Filomena ha dejado tras de sí la mayor nevada que se recuerda en España en varias décadas. De un día para otro, las calles aparecieron teñidas de blanco y vecinos de diferentes puntos de la península se encontraron, con mayor o menor sorpresa, con sus viviendas y sus localidades incomunicadas por la nieve.
La respuesta de los servicios de conservación y explotación de carreteras de Ferrovial Servicios no se hizo esperar. Un equipo de 450 trabajadores lleva desde entonces trabajando por turnos y bajo las condiciones meteorológicas más adversas, con un único objetivo: despejar de nieve y evitar la formación de hielo en las carreteras para permitir que las vidas de todos los ciudadanos puedan volver, lo antes posible, a la normalidad.
Un completo dispositivo de conservación
El primer paso para recuperar la vialidad de las carreteras tras una nevada tan intensa como la que dejó Filomena es retirar la nieve de la calzada. Además, es necesario realizar tratamientos preventivos contra el hielo y otros curativos contra la nieve. Durante los últimos días y en las comunidades de Madrid, Castilla la Mancha, Castilla y León, Navarra y Aragón, las más afectadas por la borrasca, se activó un gran dispositivo de vialidad invernal. En total, han trabajado en las carreteras 152 camiones quitanieves completamente equipados, 4 turbofresas y varias retroexcavadoras, necesarias para sacar la nieve de los lugares en donde más se había acumulado.
La tipología de las máquinas quitanieves a disposición en los contratos suele ser diferente en función de la zona y el tipo de vía. Estos días se han utilizado máquinas de empuje equipadas con hojas y cuñas quitanieves de ángulo variable, con hojas frontales telescópicas y con hojas frontales y laterales. Además, se ha dispuesto de equipos de extendido de fundentes en estado sólido y líquido (salmuera). En Zaragoza y Madrid, por ejemplo, se han usado equipos con hojas telescópicas y equipos con hojas frontales y laterales, que permiten variar la amplitud de trabajo, alcanzando un ancho de 6 metros. Estos son capaces de limpiar, a su paso, dos carriles a la vez.
Sin embargo, esta borrasca dejó tanta nieve que ni las quitanieves podían avanzar en algunas carreteras. En estos casos extremos fue necesario emplear turbofresas, vehículos habituales en los puertos de montaña que disgregan la nieve con una fresadora antes de su evacuación mediante una turbina, expulsando la misma a varios metros de distancia. Para retirar la cantidad acumulada en los puntos más conflictivos, con limitación de accesos, se han llegado a usar, también, retroexcavadoras.
Las personas dan el cien por cien en estas situaciones. Asumen que es una emergencia y hacen todo lo que está en su mano para devolver la vialidad a la carretera en el menor tiempo posible
Detrás de todo este trabajo están los 450 operarios que llevan días dando lo mejor de sí. Han hecho un esfuerzo titánico, con jornadas muy extensas y trabajando en unas condiciones muy duras. Los trabajos se han mantenido las 24 horas del día, en turnos de 12, hasta que conseguimos controlar la situación.
Muchas veces no podían regresar a sus casas, incomunicadas por la nieve. En las zonas más afectadas, como Madrid, Zaragoza o Navarra, habilitamos los propios centros de conservación para que pasasen allí las noches y sus horas de descanso. Cuando fue posible, se les empezó a llevar a sus hogares en vehículos 4×4 al final de sus turnos.
Las condiciones de trabajo de estos operarios durante los primeros días fueron muy duras. No solo por las condiciones meteorológicas, sino también porque han tenido que continuar con las operaciones de retirada de nieve y de carámbanos en estructuras; realizando tratamientos de la carretera para prevenir la formación de hielo y dando apoyo a los servicios de emergencia, todo ello en plena ola de frío con temperaturas que han alcanzado los 15 grados bajo cero.
Sin embargo, todos y cada uno de los trabajadores de Ferrovial Servicios han vuelto a demostrar una vez más que las personas dan el cien por cien en estas situaciones. Asumieron que se trataba de una emergencia e hicieron todo lo que estaba en su mano para devolver la vialidad a las carreteras en el menor tiempo posible.
La amenaza del hielo
Tras la nieve, llegó el frío. Filomena dejó tras de sí una ola de frío intenso, con temperaturas muy bajas que amenazaban con convertir la nieve en grandes placas de hielo. Para evitar llegar a esta situación, hemos realizado tratamientos preventivos continuados durante el día y la noche, cubriendo las carreteras con toneladas de materiales fundentes.
El material más usado es el cloruro sódico. Es decir, la sal. Sin embargo, en las olas de frío más duras se combina con cloruro cálcico, en una proporción que depende en gran medida de las temperaturas esperadas. Las propias máquinas van esparciendo estos materiales a granel o en salmueras, diluidos en agua para que cubran bien toda la superficie.
Gracias a estos trabajos, pudimos controlar la situación que había dejado la borrasca. Nuestros clientes, como pueden ser el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el Gobierno de Navarra y la Comunidad de Madrid, entre otros, vieron cómo los vehículos no tardaron en regresar a las carreteras sin que se diesen incidencias importantes. Primero, a las principales, y más adelante y a medida que se hace posible, también a las secundarias. Todo ello a pesar de que nevadas tan impresionantes como estas son excepcionales, y solo se dejan ver en España una vez cada varias décadas.
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