En 2018, Ciudad del Cabo estuvo a solo unos meses de lo que llamaron el Día Cero, unas palabras que sonaban apocalípticas cuando se pronunciaron por primera vez. Para los habitantes de Ciudad del Cabo, el Día Cero iba a suponer un gran cambio porque ese día iban a quedarse sin agua.
Desde entonces, esa fecha inicial se ha ido retrasando. Ciudad del Cabo estuvo al borde del abismo y sus ciudadanos aunaron esfuerzos para evitar la catástrofe. Pero el Día Cero no ha desaparecido, solo se ha aplazado… de nuevo.
Cada vez es mayor el calentamiento global y Ciudad del Cabo es solo la primera de una lista de grandes ciudades que están a punto de ver cómo se secan sus embalses. Y el problema no está solo en Sudáfrica. Ciudades como Sao Paulo, Ciudad de México e incluso el estado de Texas se dirigen poco a poco hacia su propio Día Cero potencialmente catastrófico. Pero ¿han aprendido la lección a raíz de la crisis de Ciudad del Cabo, o el resto de ciudades caminan a ciegas hacia el mismo error?
Houston, tenemos un problema
Durante los últimos 150 años, Houston ha dependido de las aguas subterráneas para casi todas sus necesidades de agua: consumo, agricultura e industria. Y después de un siglo y medio, están empezando a notar algo llamado subsidencia. En otras palabras, la ciudad se está hundiendo.
Debido a la gran cantidad de agua subterránea que se ha extraído del subsuelo de Houston, la ciudad se ha hundido entre 3 y 4 metros en los últimos 100 años. Eso es más o menos la altura de dos personas. Ciudad de México, probablemente la ciudad de la que más se habla en relación con este problema de hundimiento, lo tiene aún peor, ya que hoy en día muchos de sus edificios se están agrietando e inclinando debido a las bolsas de tierra vacías de las que se ha drenado el agua subterránea.
Como Texas depende en gran medida de las aguas subterráneas, el gobierno se ha visto obligado a intervenir para evitar un problema de hundimiento similar al de Ciudad de México. Ha ordenado pasar de las aguas subterráneas a las reservas de aguas superficiales. Dado que cada día llegan a Texas 1000 nuevos residentes, parece una medida inteligente, sobre todo teniendo en cuenta que las zonas del norte del estado se hunden a un ritmo de 2,5 a 5 cm al año.
En la última década, se han invertido miles de millones en ciudades como Houston, San Antonio o Dallas/Fort Worth para diversificar sus recursos hídricos. Sin duda, el tratamiento de las aguas superficiales es más caro que el de las aguas subterráneas (e incluso las aguas salobres semisaladas), pero los miles de millones invertidos en la diversificación del sistema podrían suponer un gran ahorro en el futuro.
¿Cómo es un sistema de agua diversificado? Bueno, está el agua de los lagos y los embalses, también las aguas subterráneas y, por último, las socialmente estigmatizadas pero muy sorprendentes aguas residuales.
Sin duda, el vaso está medio lleno
Cuando descubres que las aguas subterráneas de Houston se utilizan para todo, empiezas a ver la complejidad de la situación. Porque «todo» significa que la ciudad utilizaba la fuente de agua potable ideal, también para la industria y la agricultura. Lo cual es algo muy generalizado en todo el mundo, pero no demasiado sostenible.
El problema de la industria y la agricultura es que utilizan muchísima agua. Pero, por otra parte, una ciudad necesita tener industria para prosperar. Hay que encontrar el equilibrio, porque la ciudad debe ser capaz de suministrar a esa industria una fuente de agua fiable, como las aguas residuales recicladas.
Las aguas residuales son, en efecto, aguas fecales. Pero a medida que avanza la tecnología del proceso de tratamiento, también debe avanzar nuestro modo de verlo. Estados como Texas y California ya utilizan las aguas residuales tratadas para regar los cultivos, con notable éxito. Los campos de golf que antes se regaban con aguas subterráneas ahora se riegan con aguas residuales. Las aguas residuales tratadas incluso se introducen en embalses de los que luego se extrae agua potable, algo totalmente legal y seguro. Este tipo de reutilización se denomina reutilización potable indirecta o RPI.
El tratamiento de las aguas residuales ha avanzado tanto que ahora incluso es posible llevar una tubería desde la planta de aguas residuales directamente a los hogares, y dicha agua es perfectamente apta para el consumo. Esto se denomina reutilización potable directa (RPD) y es un proceso muy costoso, pero sigue siendo una opción viable, aunque no se utilice con frecuencia.
Saber cómo podemos reutilizar las aguas residuales es una de las claves para que ningún Estado tenga que enfrentarse a un Día Cero parecido al de Ciudad del Cabo, y debemos cambiar nuestra actitud hacia ellas para empezar a utilizar esta fuente de agua fiable.
La resiliencia es la clave
La reutilización de las aguas residuales y el paso a las aguas superficiales son dos de las medidas que Houston y gran parte de Texas han tomado para evitar quedarse sin agua. Como Houston se encuentra a nivel del mar, el agua se dirige naturalmente hacia la ciudad. Por tanto, su estrategia se centra en estas dos opciones para reducir el uso de las aguas subterráneas.
Otras ciudades del mundo pueden optar por otros métodos, como la desalinización del agua de mar, algo que Houston puede hacer gracias a su proximidad al Golfo de México. Disponer de todas estas estrategias es algo que se llama resiliencia del agua; básicamente, un suministro de agua fiable que pueda adaptarse a los cambios.
Y estos cambios pueden presentarse en forma de condiciones meteorológicas extremas. En los últimos ocho años, Texas ha sufrido sequías, huracanes, inundaciones y nevadas. Y este clima extremo forma parte de un patrón más amplio de inestabilidad climática que hace que algo como la resiliencia del agua sea aún más importante.
Cada ciudad tendrá sus propios retos y soluciones a medida que se acerque su propio Día Cero, pero si vamos tomando conciencia del uso del agua y de dónde la obtenemos, podremos empezar a alejarnos de los hábitos que nos conducen a esos problemas.
Puede obtener más información sobre el Día Mundial del Agua 2021 aquí. También puede ver algunos proyectos de PLW, como la planta de tratamiento de aguas residuales de Hamby, en Abilene, aquí.
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