Gobal Positioning System. Pocas tecnologías han resultado tan revolucionarias como la que se esconde tras las siglas GPS y, sin embargo, raras veces pensamos en ella o en la historia que tiene detrás. Desde su creación en la década de los 70 del siglo pasado, el GPS ha ido mejorando en su precisión y ha hecho posible numerosas herramientas que utilizamos en nuestro día a día.
Lo cierto es que el desarrollo del GPS – un sistema que permite posicionar cualquier objeto sobre la Tierra con una precisión de pocos metros y, en ocasiones, de escasos centímetros – es el resultado de la combinación y la mejora de sistemas de navegación anteriores. En su creación fueron relevantes muchos nombres, aunque hay uno que destaca con claridad: el de Gladys Mae West.
Esta matemática afroamericana dedicó más de 40 años de su carrera profesional a la programación. Su trabajo fue fundamental para idear las técnicas computacionales necesarias para desarrollar modelos satelitales y garantizar, así, la precisión del GPS. Al igual que el de tantas otras “figuras ocultas”, la labor de West no fue reconocida oficialmente hasta muchos años después, cuando se dio valor a una pequeña biografía escrita para una función de exalumnos.
44 años entre ordenadores
Gladys Mae West nació en 1930 en el condado de Dinwiddie, en Virginia (Estados Unidos). Desde muy pequeña se centró en sus estudios a la vez que ayudaba a sus padres, dueños de una granja, en las tareas diarias. Gracias a sus buenas notas, consiguió una beca para estudiar matemáticas en la Universidad Estatal de Virginia.
Para Gladys, cursar estudios superiores suponía una vía de escape a la vida que se esperaba de una niña afroamericana de su comunidad en aquella época: trabajar en el negocio de su familia o hacerlo en una planta procesadora de tabaco.
Tras terminar sus estudios trabajó un par de años como profesora, y en 1956 se convirtió en la segunda mujer negra contratada en el Naval Proving Ground de Dahlgren, Virginia (hoy conocido como el Naval Surface Warfare Center, es uno de los centros destinados a suministrar la tecnología, los productos y las operaciones técnicas necesarias para apoyar la marina estadounidense). Trabajaría allí durante 44 años.
Gladys West en su despacho. US Navy (Wikimedia Commons)
Durante los primeros años, su trabajo consistió en recopilar datos satelitales para determinar su ubicación exacta. Para hacerlo, utilizaba los primeros programas informáticos en grandes ordenadores que ocupaban habitaciones enteras. Las habilidades y la actitud de West no tardaron en despertar la admiración de sus compañeros y superiores: era inteligente, resolvía ecuaciones complejas a toda velocidad y daba mucha importancia a la precisión en su trabajo.
La forma de la tierra en algoritmos
Pronto, pasó de recopilar datos a programar computadoras para que resolviesen complicados algoritmos. Uno de sus primeros proyectos importantes consistió en determinar el movimiento de Plutón en relación al de Neptuno.
Más adelante, trabajó como directora del proyecto SeaSat, un satélite experimental diseñado para obtener información de los océanos. La altura de las olas, la temperatura del agua, las corrientes o la posición de los icebergs eran algunas de las características que podían, por fin, medirse gracias a los satélites. De este programa satelital salió otro: GeoSat, esta vez programado para crear modelos informáticos de la superficie de la Tierra.
Para realizar esta tarea, West contó con un IBM 7030, un ordenador muy potente para el momento. Con su equipo, creó un programa que podía obtener cálculos precisos para desarrollar un modelo de la esfera terrestre. Estos modelos geodésicos y sus actualizaciones posteriores fueron determinantes para realizar, durante las décadas posteriores, el sistema GPS.
Una revolución silenciosa
Mientras trabajaba, West no podía imaginar el impacto que sus logros tendrían más adelante. “Cuando trabajas todos los días, no piensas: ‘¿Qué impacto tendrá esto en el mundo? Estás pensando: ‘Tengo que hacerlo bien’”, señaló años después.
Además, los esfuerzos de Gladys West perseguían también otros objetivos. Estados Unidos vivía durante aquellos años una lucha para conseguir la igualdad y reconocer los derechos de los ciudadanos afroamericanos. West optó por luchar de la forma en que podía tener más impacto: trabajando.
“Si no han trabajado con nosotros, no nos conocen, no saben nada excepto que trabajamos en las casas y en los campos, así que hay que enseñarles quiénes somos. Intentamos hacer nuestra parte siendo un ejemplo como personas negras: sé respetuoso, haz tu trabajo y contribuye mientras todo esto ocurre”, señaló en en una entrevista a The Guardian.
Gladys West en su puesto de trabajo en 1985. US Navy (Wikimedia Commons)
Aunque el trabajo de Gladys West fue muy aplaudido por su equipo y sus superiores, lo cierto es que no tuvo un reconocimiento oficial hasta muchos años después. Fue en una reunión de exalumnos de su hermandad, Alpha Kappa Alpha, cuando se leyó una breve biografía suya en la que se mencionaba que su trabajo había puesto los cimientos para elaborar el sistema GPS.
A partir de ahí, se sucedieron los reconocimientos. En 2018, la Asamblea General de Virginia reconoció formalmente a West por su contribución al desarrollo de GPS. Ese mismo año, fue incluida en el Salón de la fama de las fuerzas armadas (Air Force Hall of Fame) de Estados Unidos.
Gladys Mae West en una ceremonia en su honor en el Pentágono de Estados Unidos. US Air Force (Wikimedia Commons)
Al igual que muchas otras figuras ocultas, como las matemáticas de la NASA Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, fue necesario esperar varias décadas para que su nombre empezase a formar parte de la historia.
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