Como ocurre con la mayoría de infraestructuras, no valoramos los aeropuertos. Los usamos para viajar a lugares exóticos, tememos por la seguridad, los criticamos por sus retrasos y lamentamos las pérdidas de equipaje. Sin embargo, si echamos la vista atrás, la humanidad nunca ha podido viajar tan lejos ni con tanta libertad y rapidez, y es todo gracias a estas maravillas de la infraestructura aérea. Síguenos en este recorrido por la historia del aeropuerto.
Orígenes humildes
Tras la primera travesía de Orville y Wilbur Wright de 12 segundos y 40 metros, llegó a trompicones la era del aeropuerto. Los primeros aeropuertos, al igual que el propio Kitty Hawk, no eran más que zonas planas de tierra, con frecuencia campos de pasto en granjas. Las granjas solían tener fácil acceso a información sobre el tiempo, y era algo útil que hacer con la tierra mientras el ganado estaba en otra parte. Los más avanzados tenían pequeñas zonas de recepción donde podían esperar los pasajeros adinerados y con ansia de riesgo, aunque había pocas comodidades.
La Primera Guerra Mundial provocó una revolución en los viajes aéreos en Europa. La desolación de las carreteras y otras infraestructuras creó un vacío para el establecimiento de un transporte aéreo fiable, y la repentina disponibilidad de pilotos entrenados en la guerra aceleró el proceso. Las grandes estaciones de tren de la década de 1800 fueron el elemento inspirador y los primeros aeropuertos supusieron un auténtico acontecimiento.
Charles Lindbergh pilotó el Spirit of Saint Louis desde Nueva York hasta París en 1927, hazaña que Orville Wright había considerado “disparatada” unos trece años antes. Esto a su vez provocó una moda de construir aeropuertos en Estados Unidos; Lindbergh volaba a un pueblo, le daban la llave de la ciudad y se abría un aeropuerto. Otra ventaja en Norteamérica fueron las grandes masas de agua cerca de los centros urbanos. En lugar de construir pistas, los hidroaviones aterrizaban en el agua (los aviones terrestres no se internacionalizaron en Estados Unidos hasta una década después aproximadamente). Paraban a repostar en Canadá, Groenlandia e Islandia y podían transportar a una docena de pasajeros.
La Segunda Guerra Mundial y el motor a reacción
La Segunda Guerra Mundial propició otra racha de innovación en los viajes aéreos. Podría decirse que la mayor novedad fue el motor a reacción comercial. Aunque se desarrolló en 1939, su producción en masa no fue posible hasta 1944, justo cuando la guerra estaba llegando a su fin. En 1952 aparecieron los primeros vuelos a reacción comerciales desde Heathrow y en la década de 1960, el motor a reacción definía el mercado.
Un aspecto destacado de los motores a reacción es la cantidad de ruido que producen. No es casualidad que los aeropuertos comenzaran a construirse en las afueras de las ciudades, generando oportunidades de expansión.
El Aeropuerto Internacional de Dulles, construido en 1962, a 42 kilómetros del centro de Washington D.C., marcó el inicio de una tendencia mundial en la industria aeroportuaria: la conversión de los aeropuertos en centros comerciales, expandiendo la moda del duty free que había comenzado en los años cuarenta. Incluso cuando se construyó, estaba diseñado para ofrecer 25 000 puestos de trabajo, y desde entonces se ha ampliado a 250 000.
Aunque el crecimiento parece inevitable, los responsables de los aeropuertos tienen la difícil tarea de intentar ajustar la oferta y la demanda en constante crecimiento. Incluso el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, diseñado pensando específicamente en los automóviles, ha tenido que aumentar el espacio de estacionamiento varias veces al dispararse la cantidad de personas que pueden pagar vuelos; de 1994 a 2019, el número de pasajeros creció de 51 a 88 millones.
El aeropuerto moderno:
¡Hasta la seguridad….
Los secuestros aéreos de la década de 1970 y el 11 de septiembre de 2001 hicieron que la seguridad se convirtiera en uno de los pilares del proceso aeroportuario. En el pasado, según Thom Patterson de la CNN, «subir a un avión con un arma de fuego era tan fácil como meterse una pistola en el bolsillo y tomar asiento». En la actualidad no se puede volar sin pasar el largo proceso de seguridad, y vale la pena apreciar la ciencia que lo respalda:
Al pasar por un escáner, el equipaje de mano es bombardeado por dos tipos de rayos X: longitudes de onda de alta y baja energía. Es por eso que las imágenes de tu maleta aparecen en naranja y azul verdoso, respectivamente; en pocas palabras, la imagen naranja es donde el material orgánico (rico en carbono) absorbe los rayos X de baja energía, y la imagen azul es donde los materiales metálicos absorben los rayos X de alta energía. Te alegrará saber que estas máquinas cuentan con tan buen aislamiento que ni siquiera los miembros del personal deben llevar insignias de radiación.
Los detectores de metales antiguos (que parecen un marco de puerta de metal) requieren que pases a través de un campo magnético, y estimulan campos magnéticos adicionales en cualquier objeto metálico que lleves para detectarlo. Tienen una resolución bastante baja, por lo que es posible que hayas tenido que atravesarlo varias veces.
El escáner de rayos X de retrodispersión (que parece un espacio entre dos puestos de oficina), utiliza pequeñas cantidades de rayos X de baja energía. Penetran en la ropa, pero no en la piel, creando una imagen de ti. Aunque puede parecer negativo, la cantidad de rayos X es pequeña en comparación con la que recibes al volar alto en la atmósfera, donde te bombardean los rayos X del espacio (todo dentro de unos límites seguros para la salud). En la actualidad, los escáneres de retrodispersión se están eliminando gradualmente (principalmente por revelar demasiado) en favor de los escáneres de ondas milimétricas (imagina una cabina telefónica futurista).
…y más allá!
Dependiendo del aeropuerto, hay muchas formas de entretenerse tras haber pasado el control de seguridad. Estas son algunas de las más novedosas que existen:
- El Aeropuerto Internacional de Hong Kong tiene un campo de golf de nueve hoyos aprobado por la USGA junto a la Terminal 2.
- El Aeropuerto Internacional de San Francisco y el Aeropuerto Midway (Chicago), tienen salas de yoga (proporcionan las esterillas).
- El Aeropuerto Internacional de Nashville tiene licencia de bebidas alcohólicas en todas sus instalaciones, por lo que los viajeros pueden tomarlas en cualquier lugar del edificio, incluida la puerta de embarque (no en el avión).
- El aeropuerto Changi de Singapur tiene un sendero natural y un jardín de mariposas con más de 1000 ejemplares.
Además, el aeropuerto moderno está concienciado con el medio ambiente: el aeropuerto de Heathrow de Londres, por ejemplo, emite llamadas de socorro para diferentes especies de aves desde automóviles equipados con altavoces para evitar que se lastimen en las pistas.
Así que, la próxima vez que pases tiempo en uno de estos complejos, dedica unos momentos a apreciar la historia, la construcción y la ciencia: ni siquiera nos ha dado tiempo de mencionar el control del tráfico aéreo. Piensa en las maravillas del aeropuerto moderno y sus humildes comienzos.
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