Cómo emplear un lenguaje más inclusivo en el entorno laboral
26 de abril de 2023
En su poema “Myth”, Muriel Rukeyser imagina un final distinto al que conocemos para la leyenda de Edipo. En él, la Esfinge le dice haber respondido erróneamente al acertijo de “¿qué camina a cuatro patas por la mañana, a dos al mediodía y a tres por la tarde?”, porque su respuesta fue “el hombre”, sin mencionar también a la mujer. Edipo replica que “cuando se dice hombre, se incluye también a las mujeres, todo el mundo lo sabe”, a lo que la Esfinge responde: “eso es lo que tú crees”.
En ocasiones se tiende a subestimar el poder del lenguaje y la comunicación. Sin embargo, el cómo nos comunicamos y cómo nos referimos a las cosas tiene un gran impacto en las personas y su entorno. Más incluso de lo que podemos llegar a imaginar.
El impacto del lenguaje en nuestra realidad
“El lenguaje moldea el pensamiento” es lo que Lera Borodistky afirmó (Boroditsky, 2009) y demostró en diversos experimentos (Philips & Boronditsky, 2009).
Una de las peculiaridades estructurales de las lenguas es que tienen género gramatical; a cada sustantivo se le asigna un género, por lo general, femenino o masculino, y estos géneros difieren según la lengua. Por ejemplo, el Sol es femenino en alemán, pero masculino en español, y con la Luna ocurre al revés.
¿Puede tener esto consecuencias en cómo piensan las personas? ¿Acaso quien habla alemán piensa que el Sol parece más femenino, y la Luna más masculina? Efectivamente, así es. Si les pedimos a hablantes de alemán y de español que describan un puente (puedes pensar, por ejemplo, en el Puente de la Concordia), «puente» es gramaticalmente femenino en alemán y masculino en español. Los hablantes de alemán utilizarán palabras como «hermoso», «elegante» palabras que, por lo general, se consideran femeninas; mientras que los hablantes de español usarán palabras como «fuerte», o «largo», palabras estereotípicamente masculinas (Boronditsky, Schmidt, Philips, 2002)
Este impacto que el lenguaje tiene en la manera que tenemos de interpretar la realidad puede generar sesgos y prejuicios que impactan directamente en nuestro día a día.
Por ejemplo, en un reciente estudio (Vainapel, Shamir, 2015) se demostró que las mujeres, al cumplimentar cuestionarios de motivación, puntúan significativamente más bajo cuando el cuestionario usa el masculino genérico, frente al género neutro.
En otras investigaciones como la de Barros del Río se evidencia cómo desde la infancia las profesiones STEM ya se perciben como profesiones “de hombres”, tanto por niños como por niñas, cuando no se practica el lenguaje inclusivo al hablar de ellas.
Hacia un lenguaje más inclusivo
¿Qué podemos hacer para que el impacto de nuestro lenguaje sea más inclusivo? Los hábitos de lenguaje parecen difíciles de cambiar, pero con algo de práctica y unos sencillos tips puedes lograr que las personas a tu alrededor se sientan más incluidas, motivadas y comprometidas con tu mensaje:
En lugar de decir: ¡Bienvenidos, compañeros de Ferrovial!
Puedes decir: ¡Os damos la bienvenida, equipo de Ferrovial!
Aquí te dejamos algunos para que las pongas en práctica:
- Habla de personas: “Las personas de Ferrovial” en lugar de “Los empleados de Ferrovial”
- Busca la alternativa genérica: “La dirección” en lugar de “Los directores” o “Todo el mundo” en lugar de “Todos”
- Cambia la forma verbal: “Puedes participar…” en lugar de “Los trabajadores pueden participar…” “Se debe realizar…” en lugar de “El usuario debe realizar…”
- No tengas miedo a desdoblar cuando haga falta (como último recurso, pero también válido: “Los niños y niñas en STEM” o “Un programa para empleados/as”
- Para mensajes informales, de uso interno o en redes sociales utiliza @ y x: “¡Hola a tod@s!”
Otro aspecto clave de la comunicación inclusiva es el uso que hacemos de las imágenes, que pueden ser tan importantes, si no más, que las palabras.
Algunos tips en el uso de imágenes:
- Refleja en tus imágenes la diversidad de géneros, culturas, edades, y demás condiciones. La representación es clave.
- Refleja esta diversidad en tus imágenes de manera activa, haciendo uso de la palabra y ocupando distintos puestos, incluyendo posiciones de liderazgo.
- Evita usar imágenes que muestren estereotipos.
Más allá de las palabras
Pero si hay algo que debemos recordar a la hora de comunicarnos es que el lenguaje inclusivo va más allá de las palabras que utilizamos, abarca todos los aspectos de la comunicación. Incluye el contenido, el tono, el lenguaje corporal y las señales no verbales. Incluye la forma en que estructuramos nuestras conversaciones, a quién incluimos en ellas y los temas que elegimos tratar.
El lenguaje inclusivo va más allá del género y del uso de términos neutros. Implica ser consciente y respetar todos los aspectos de la identidad de una persona, incluidos, entre otros, la raza, la etnia, la religión, la orientación sexual, la edad y la capacidad. Significa evitar un lenguaje que refuerce los estereotipos, los prejuicios o resulte ofensivo.
Por ejemplo, utilizar términos como “personas con discapacidad” en lugar de “discapacitados” o “minusválidos”. O incluir perspectivas diversas en un debate para evitar la marginación de determinados grupos. Si tenemos en cuenta todos los aspectos de la comunicación, podemos asegurarnos de que nuestras interacciones sean respetuosas e inclusivas para todas las personas, independientemente de su origen o identidad. Y ese debe ser, a fin de cuentas, el objetivo de toda comunicación.
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