Avión en pista de aterrizaje
Aereo

Un viaje por la historia de la aviación y su evolución

24 de septiembre de 2024

A las personas siempre nos ha interesado el cielo. Uno de los primeros aventureros que quiso hacer realidad su sueño de volar fue Abbás Ibn Firnás, un científico andalusí que vivió en el siglo IX en lo que hoy es Málaga. Diseñó varios trajes cuyos pliegues, de acuerdo con sus cálculos, le permitirían planear. Lo consiguió tras varios intentos, aunque se topó con algunas dificultades a la hora de aterrizar.

Otros protagonistas de la historia de la aviación tienen nombres más conocidos, como Leonardo da Vinci, que diseñó una máquina para volar como un pájaro, o los hermanos Wilbur y Orville Orville, que consiguieron hacer despegar su Flyer One en diciembre de 1903 en una larga playa de Carolina del Norte.

La historia que comenzaron estos pioneros enseguida dio paso a otra: la de los aeropuertos, infraestructuras que han evolucionado de forma paralela a los aviones hasta convertirse en los espacios que conocemos hoy.

El mapa de los primeros aeropuertos

El primer aeropuerto de la historia recibió el nombre de College Parker Airport y se levantó en el estado de Maryland, cerca de Washington. Durante sus primeros años de vida servía como lugar de entrenamiento de los hermanos Wright y para instruir a pilotos militares, y era bastante rudimentario en comparación con los aeródromos que conocemos hoy en día.

“De hecho, no era un aeropuerto como tal. No tenía una terminal, ni las instalaciones que tienen hoy los aeropuertos, era simplemente una pista de tierra muy pequeñita. Ahora mismo sigue operativo y sirve para dar servicio a operaciones de aviación general”, explica Víctor Vicente, manager de Gestión de Activos en Ferrovial Aeropuertos.

El primer aeropuerto en contar con una terminal destinada a operaciones comerciales se construyó al otro lado del mundo: en Sidney, Australia. Sin embargo, y a pesar de contar con esta infraestructura, los australianos no fueron los primeros en llevar a cabo un vuelo de pasajeros, sino que lo hicieron los estadounidenses.

“Fue un vuelo operado en 1914, que voló entre San Petersburgo y Tampa [ambas ciudades de Florida] y en el que hubo un único pasajero y un piloto. El vuelo duró únicamente 23 minutos y cubrió 30 kilómetros”, añade Vicente.

De fingers a Duty frees: décadas de cambios en la arquitectura

Desde que se levantaron los cimientos de los primeros aeródromos hasta hoy, la arquitectura, la estructura y el funcionamiento de los aeropuertos ha cambiado radicalmente. Uno de los aspectos que transformó para siempre el sector y la industria de la aviación fue la introducción de controles de seguridad en las zonas de embarque. Estos se empezaron a utilizar en los años 70 y aumentaron su rigurosidad tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.

Otro de los cambios que más influyó en las experiencias en los aeropuertos (así como en su forma) tiene que ver con la introducción de los fingers —las pasarelas que llevan a los pasajeros al avión directamente—. De acuerdo con Vicente, su estreno estuvo ligada a una pérdida del romanticismo y de la conexión pasajero-terminal-avión que se creaba a la hora de embarcar.

Pero, de acuerdo con el manager de Gestión de Activos en Ferrovial Aeropuertos, la principal transformación que han vivido estas infraestructuras tuvo lugar en su interior. “Podríamos decir que uno de los cambios más importantes fue la apertura del primer Duty free en los aeropuertos. Este abrió en el año 1947 en el aeropuerto de Shannon, una ciudad de Irlanda”, explica. A partir de entonces, este modelo comercial se exportó a todo el mundo y los aeropuertos se fueron adaptando hasta convertirse en lo que son hoy.

La huella de Ferrovial en la gestión de aeropuertos

Ferrovial se encarga de la gestión de varios aeropuertos, una tarea muy amplia que abarca multitud de operaciones y departamentos e influye en la experiencia de infinidad de personas, desde trabajadores hasta pasajeros. Además de en la eficiencia y en la seguridad, Ferrovial ha querido poner el foco en conseguir que sus infraestructuras tengan un impacto social y medioambiental positivo.

“Estamos trabajando mucho con innovación para disponer de tecnología con la que mejorar la experiencia del pasajero, proteger la fauna y la flora e intentar reducir las emisiones de dióxido de carbono”, explica Laura López Sotomayor, directora financiera de Ferrovial Aeropuertos.

Uno de los proyectos en los que más pueden apreciarse estos objetivos es en la construcción de la nueva Terminal 1 del JFK de Nueva York. “Desde el punto de vista medioambiental, hay varios puntos a destacar”, señala Ismael Ordóñez, Head of Asset Management de Estados Unidos en Ferrovial Aeropuertos. “La terminal tiene la obligación contractual de ser calificado LEED Silver, pero nosotros tenemos la ambición de conseguir el sello LEED Gold.  Por otro lado, la terminal va a contar con paneles fotovoltaicos y con un microgrid para que parte de las necesidades eléctricas se cubran con energías renovables”.

Otro de los aeropuertos en los que Ferrovial está trabajando más para mejorar en términos de sostenibilidad medioambiental es el de Dalaman, en Turquía. Se han instalado placas solares en sus dos terminales y se está gestionando la compra de certificados verdes para acreditar el uso de energía totalmente renovable. “Con estos paneles solares, el aeropuerto va a generar un total de 11.000 MWh de electricidad anual y se va a convertir en uno de los principales y primeros aeropuertos en Turquía en implantar este tipo de paneles solares”, explica Ordóñez.

El objetivo de Ferrovial es que la sostenibilidad no sea solo medioambiental, sino también social. El proyecto de la nueva Terminal 1 del JFK, por ejemplo, busca involucrar a las comunidades a las que impacta. Los principales propósitos son que al menos el 10 % de la actividad sea llevada a cabo por empresas locales e involucrar a colectivos minoritarios. Hasta el momento, estos objetivos se están alcanzando.

El futuro de los aeropuertos

En 1992, el antropólogo francés Marc Augé definió los aeropuertos como un no lugar, un espacio vacío, sin vida, sin identidad. Sin embargo, diferentes profesionales y entidades trabajan para convertirlos en todo lo contrario y tienen una idea muy diferente de lo que puede llegar a ser su futuro.

“Bajo mi punto de vista, el futuro de los aeropuertos se dirige a que se conviertan en un gran hub comercial en el que no solo se cogen vuelos, sino que también se disfruta de actividades de ocio y se cuenta con restaurantes e incluso con hoteles dentro de las terminales”, señala Vicente. “Podría decir que vamos a verlos como algo más incrustado en nuestra vida cotidiana y no como algo lejano, para coger un avión de vez en cuando. Los vamos a incorporar a nuestra vida y los vamos a tener mucho más integrados en la sociedad”,

Otras teorías van ligadas al uso de combustibles menos contaminantes, para frenar la contaminación y el ritmo del cambio climático. Y también las hay relacionadas con su forma y su construcción. “Van a ser aeropuertos muchísimo más adaptados por si hay terremotos, inundaciones o cambios muy dramáticos entre las condiciones del invierno y del verano. Desde un punto de vista de edificio, van a ser terminales con una infraestructura muy robusta”, señala López.

“Quizá la geometría del aeropuerto cambiará”, añade Ordóñez. “De todas maneras, yo creo que el aeropuerto es una infraestructura bastante resiliente. Lleva ya muchas décadas con unas fisonomías más o menos parecidas y los cambios han estado vinculados sobre todo a la mejora del servicio del pasajero”.

Porque, ¿Qué es un aeropuerto? Aunque existe una definición, las respuestas a esta pregunta son tan variadas como las opiniones de las personas que los utilizan. Un aeropuerto es un sitio de llegadas y de salidas. Un lugar donde la gente inicia o termina un viaje. Y también un espacio en el que se produce el intercambio entre los sistemas de transporte terrestre y los aéreos. Un lugar, en definitiva, que nos permite llegar a diferentes partes del mundo, viajar y reunirnos con otras personas.

Todavía no hay comentarios