Construcción del Puente de Logroño: ingeniería innovadora sobre el Ebro
03 de septiembre de 2013
Hacer un puente hermoso sobre el barranco de los Tilos es relativamente fácil, no hay más que dejarse llevar por lo que el puente te va conminando a hacer y diseñar. Es lo que les pasa a los puentes grandes. Hacerlos mal es difícil.
Con el puente de Logroño no ocurre lo mismo. Se trata de cruzar el Ebro con 140 metros de luz a la salida de Logroño, y la rutina te lleva a hacer lo de siempre, lo de los cientos de puentes existentes actualmente sobre el Ebro. Hay que proponerse hacer algo distinto.
Pero hacer algo distinto no es el objeto de una simple variación caprichosa de uno o varios elementos clásicos. La variación, para que sea buena y añada y no quite, debe provenir del mismo mundo conceptual del que han derivado las soluciones tradicionales, pero en el cual el resultado clásico no es único, hay otras posibilidades que se activan, simplemente por el paso del tiempo, el aumento de conocimiento y de posibilidades a nuestro alcance. Y se encuentran variantes, que por lo menos, desde nuestro punto de vista, se obtiene una expresión espacial del mismo hecho de resistir.
La solución de puente con arco con tablero inferior la habíamos tratado en varias ocasiones y además siguiendo un proceso de dar espacialidad a un puente que por definición suele ser plano. Habíamos diseñado y construido un puente en Zaragoza de 120 metros de luz con arco central en el eje.
Después proyectamos en Elche (que ahora se está terminando) un puente en el que la dimensión espacial se conseguía abriendo el tablero, manteniendo el arco en el centro y atirantado a los bordes del tablero, con lo que los tirantes formaban un recinto espacial entre el arco central y el ojal formado por el tablero al abrirse. Tiene también 120 metros de luz.
En Logroño aumentamos la dimensión espacial, el arco se mantiene en el centro, el tablero de rodadura sigue recto, pero las aceras se separan del tablero volando exentas sobre el río y colgadas del mismo arco central. El puente tiene 140 metros de luz, el tronco es de estructura mixta y las aceras de peatones metálicas. Su configuración vista desde abajo es muy diferente a lo habitual.
TRES CLAVES DE LA CONSTRUCCIÓN
1. El arco central está formado por dos tubos de 1,219 metros de diámetro y 0,025 metros de espesor con refuerzos circulares de 0,025 metros. Tiene 140 metros de luz.
2. La anchura total del tablero es de 18 metros y un canto de 2,00 metros, con viga metálica trapecial de 1,8 metros de canto, 4,5 metros de anchura en la parte inferior y 13,78 metros en la superior. Se cuelga de veinte tirantes al eje.
3. Las pasarelas laterales tienen 4,00 metros de anchura en la parte superior y 2,00 metros en la inferior con un canto de 1,3 metros. Se cuelgan en el borde interior en el mismo arco principal.
Javier Manterola es Ingeniero de Caminos, catedrático de la Escuela Superior de Ingenieros de Madrid y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su trabajo en el diseño de puentes y otros proyectos le ha hecho merecedor de numerosos galardones, entre ellos el Premio Príncipe de Viana de la Cultura y el Premio Nacional de Ingeniería de España. El texto anterior es de su autoría y forma parte del libro “Ferrovial en la mirada de José Manuel Ballester“.
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