Beneficios

¿Se puede vivir sin carreteras? El caso de Groenlandia

28 de mayo de 2018

A menos que inventemos el teletransporte o los vehículos voladores para el grueso de la población (el helicóptero no cuenta, no es asequible), las carreteras parecen inevitables. Nada apunta a que dejaremos en este siglo las carreteras de lado porque siguen siendo un medio de transporte eficiente con respecto a muchos otros, entre los que destacamos el avión, el siguiente transporte de masas.

Se están haciendo pruebas de vehículos aéreos autopropulsados como el dron Kalashnikov, el SkyDrive o el Passenger Drone. Sin embargo, la mayor parte del transporte seguirá pegada al suelo. Volar es costoso, requiere mucha potencia, y por tanto mucha energía. Por eso nos resulta tan extraño que haya lugares del mundo, como Groenlandia, en el que las carreteras no existen. Donde volar es más frecuente que coger un coche.

No existe ninguna carretera que una dos núcleos habitados de Groenlandia

Paco Nadal (@paconadal) es un viajero, así como un periodista, muy conocido por sus columnas sobre viajes en algunos periódicos de tirada nacional. En 2013, desde Groenlandia, escribía esto:

«No existe ninguna carretera que una dos núcleos habitados de Groenlandia. Para ir de una aldea a otro o de una ciudad a otra hay que usar avión, barco o trineos de perros o motonieve en invierno»

Es cierto, con la excepción de la carretera de menos de 6 km que une Ivittuut y Kanilinnguit, dos diminutas poblaciones cerca del cono sur. Este camino, sin nombre, se congela con mucha frecuencia. Eso no quiere decir que no haya asfalto en el resto de Groenlandia, ya que de hecho en la ciudad de Nuuk hay dos semáforos, lo que eleva el número total de semáforos de Groenlandia a dos.

En la imagen de abajo se puede observar esta capital, que cuenta con una población total de 17.000 personas. Si uno pasa los ojos por su contorno descubre que las calles no llegan en ningún momento a pasar a ser carreteras:

El por qué lo encontramos cuando hacemos un zoom de la zona y mostramos el “cercano” municipio de  Qeqertarsuatsiaat (200 habitantes). Lo que en un mapa político limpio muestra tierra frente al mar, el mapa satelital nos devuelve una vista más realista. Tanto la ciudad de Nuuk como el pueblo de Qeqertarsuatsiaat se encuentran bordeados por el Atlántico Norte y el hielo ártico.  Este hielo es conocido como el Inlandsis, y alcanza en algunos puntos los 3 km de espesor.

En este entorno es complicado el tender no ya carreteras, sino caminos como los que mostrábamos en las rutas heladas de Alaska o los desiertos de sal de Bolivia. Las carreteras son elementos tan necesarios en nuestra sociedad que a veces ni reparamos en ellas, del mismo modo que no reparamos en el alcantarillado o las redes eléctricas. Y rara vez nos preguntamos si hay otro modo de transporte. Una alternativa a las carreteras para aquellos lugares de acceso imposible.

La Línea ártica Umiaq y el ferry Sarfaq Ittuk

La línea de ferry de pasajeros que une la costa oeste de Groenlandia (Umiaq Line) tarda unos tres días en recorrer los distintos puertos que conforman el país. El único barco de pasajeros destinado a este uso, el Sarfaq Ittuk, arranca su trayecto en el puerto sur de Narsaq y avanza hasta Qaqortoq.

Después, cose la costa puerto por puerto, dejando personas, y dejando y cogiendo cargas ligeras. Arsuk, Paamiut, Qeqertarsuatsiaat, Nuuk, Maniitsoq, Kangaamiut, Sisimiut, Aasiaat y la lejana y casi despoblada Ilulissat. Luego, vira dirección sur y recorre de nuevo el mismo camino, una y otra vez, como un autobús de línea, dejando esta vez la escarpada línea de costa a la izquierda.

ferry Sarfaq Ittuk Groenlandia

Fuente: Wikimedia, flickr

Para los groenlandeses, el Sarfaq Ittuk (cuyo recorrido podemos seguir en Marine Traffic en tiempo real) es uno de los pocos enlaces de cercanías con las poblaciones cercanas. Para muchos este buque, propiedad de la Royal Artic Line y de la Air Greenland, es el único medio de transporte en un país sin carreteras.

No toda la población cuenta con barcos resistentes al frío ártico, y es usado incluso como reclamo turístico. «Experimenta Groenlandia», reza la web de la Arctic Umiaq Line. Recorrer la costa en litera nos costará unas 2.700 coronas danesas, unos 360 euros al cambio. Es el coste de vivir sin asfalto entre poblaciones, pero no podemos dejar de lado el plus de aventura que aporta.

Las carreteras suponen un coste mucho más asequible por kilómetro y usuario para países sin hielo y con mayor densidad poblacional porque, aunque el tendido inicial de firme resulta elevado, su uso lo amortiza un gran número de personas. Además, su mantenimiento y reparación resultan menos costosos que los primeros tendidos. En Groenlandia, con una población total de 56.000 habitantes y tanto área que cubrir, las carreteras resultan una alternativa a la movilidad de difícil implantación.

El avión como principal transporte groenlandés

Pese a las líneas de ferry desplegadas por la costa, la mayoría de los trayectos en Groenlandia se realizan mediante avión tanto en su movilidad interna (a otro municipio groenlandés) como al exterior. En este último caso, el aeropuerto de Kangerlussuaq, situado en lo que parece mitad de la nada, dispone de vuelos diarios a Copenhague.

transporte en Groenlandia

Fuente: NASA | Autor: Michael Studinger

Kangerlussuaq es un diminuto pueblo y aeropuerto (más aeropuerto que pueblo) al final del estrecho de Davis cuya desembocadura se encuentra relativamente cerca de Kangaamiut, y da servicio a toda la costa oeste. Pero existen otros aeropuertos. Kulusuk, en la costa este; Nuuk en el este y Narsarsuaq en el sur forman un triángulo con vuelos constantes, todos ellos con puentes aéreos a Reikiavik (Islandia).

La alternativa a esto es el uso de globos aerostáticos, motonieves o trineos de perros. La población local de origen inuit o mezcla entre inuit y europeos utiliza en ocasiones estas modalidades para desplazarse, pero la mayoría de los turistas se limita a hacer fotografías en el linde de cada municipio antes de volver al ferry.

Groenlandia es un magnífico lugar que nos muestra la inventiva humana para una región en la que las carreteras son algo imposible, pero también el coste que supone el uso de otros medios de transporte, cuyo precio es muchas veces prohibitivo y necesita de un importante subsidio tanto local como danés para seguir en marcha.

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