El poder de la Movilidad
Vivir en Ámsterdam, una ciudad en la que el 50% de sus habitantes se desplaza al trabajo en bicicleta, te ayuda a visualizar el potencial de la nueva movilidad. Ámsterdam ha llegado hasta aquí conjugando liderazgo de la administración, planificación de las infraestructuras urbanas y civismo de sus ciudadanos. Otras ciudades están siguiendo este enfoque estratégico, como es el caso de Londres, que tiene como objetivo para el año 2041 que el 80% de los desplazamientos en la ciudad se realice a pie, en bicicleta o usando el transporte público.
El concepto Movilidad tiene tanta fuerza que puede orientar por sí mismo la visión de una ciudad o de una empresa. ¿Por qué es así? En mi opinión, hay dos razones interrelacionadas: en primer lugar, las personas, en nuestra doble condición de ciudadanos y de clientes, vemos la movilidad sostenible y eficiente no como una opción, sino como un derecho y una fuente de calidad de vida. En segundo lugar, las nuevas fórmulas de movilidad, especialmente las urbanas, posibles gracias a la tecnología y la regulación, están mejorando la funcionalidad del transporte y dando protagonismo a las personas hasta niveles inimaginables hace solo unos años.
Como prueban las recientes salidas a bolsa, adquisiciones y alianzas de empresas de movilidad digital, es posible combinar emoción y valor financiero: una aspiración para cualquier empresa.
“¿Qué implica la Movilidad para mí?”
Empresas de todos los sectores, movidas por la búsqueda de crecimiento, diferenciación y contribución social, están haciéndose una misma pregunta: “¿Debo involucrarme en esta revolución de la Movilidad?”.
La respuesta es un claro “sí” cuando el transporte de personas o de mercancías es parte integral de su negocio. Los fabricantes de coches han desarrollado divisiones de servicios de movilidad para afrontar el crecimiento de los nuevos modelos de transporte. Según McKinsey, estos servicios pueden hacer crecer entre 10 y 25 veces su beneficio por kilómetro conducido. Incluso estamos viendo alianzas entre competidores, como es el caso de Daimler y BMW, para asegurar una escala mínima. Otro ejemplo es la importante inversión que están haciendo los operadores logísticos en plataformas multimodales.
Por otro lado, otras compañías cuya actividad principal no es la del transporte, están entrando en este nuevo ámbito. Este paso responde a distintas motivaciones estratégicas o a una combinación de ellas:
- Para algunas compañías, su involucración en la nueva movilidad acelera la necesaria evolución de su modelo de negocio para adaptarse a patrones disruptivos de su mercado. Por ejemplo, Shell está invirtiendo en sistemas de recarga de vehículos eléctricos en el marco de su objetivo de tener una presencia global en el campo de la electricidad.
- Otras compañías ven la transformación de la movilidad como una fuente de crecimiento en actividades de valor añadido, capitalizando sus capacidades y activos. Por ejemplo, Bosch está desarrollando soluciones integrales para el vehículo autónomo, apoyándose en su experiencia en el ámbito de la seguridad de la conducción y su ecosistema global.
- Un buen conocimiento de modelos disruptivos de movilidad puede aportar a las empresas una inteligencia diferencial sobre claves estratégicas para su negocio, como las motivaciones de los clientes y la aplicación eficaz de las nuevas tecnologías. Por ejemplo, la alianza de AXA con NAVIA ayuda a la primera a diseñar una oferta de seguros para los nuevos modelos de transporte.
- Finalmente, hay compañías que ven la movilidad digital como un medio para impulsar su visibilidad como empresa innovadora. Esto suele articularse a través de iniciativas puntuales en las que la rentabilidad no es necesariamente una prioridad.
Volver a los fundamentos estratégicos
Si se lleva a cabo con éxito, el crecimiento en Movilidad puede tener un gran impacto en el valor financiero de las empresas. Por el contrario, el coste del fracaso es enorme, ya que construir una presencia en un mercado tan dinámico requiere una dedicación muy considerable de recursos de gestión y financieros. Las compañías que no hayan empezado aún este camino tendrán que adquirir capacidades. Además, la confianza de empleados, accionistas y socios puede debilitarse si piensan que la Movilidad no está bien integrada en la visión estratégica de la empresa.
Si profundizamos más allá de la superficie de un concepto tan popular, las empresas nos encontraremos con la pregunta fundamental: “¿Es clave la Movilidad para mi modelo de negocio objetivo?”.
En esto, una vez más, las ciudades vanguardistas como Ámsterdam pueden inspirar a las empresas.
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