Hay un tipo de eco que no oímos, que no se produce con sonidos, pero el cual todos los objetos y seres vivos son capaces de generar y, sólo los satélites, pueden detectar su procedencia.
La mayoría de los sensores con los que cuentan los satélites emiten ondas electromagnéticas, las cuales interaccionan con la materia sobre la que chocan mediante toda una serie de mecanismos relacionados con la composición y estructura del objeto.
Estos mecanismos modifican las características de la onda electromagnética (espectro, dirección, intensidad, etc..) de tal manera que podemos identificar las propiedades del objeto. Por ejemplo, la reflectividad espectral de la onda electromagnética en las bandas radar proveniente de una superficie nos da información sobre la rugosidad, estructura geométrica y morfología de la superficie, entre otros aspectos.
Todos los objetos o seres vivos disponen de una huella espectral concreta en función de sus características físicas y geomorfológicas y que consiste en el gráfico que genera la radiación que refleja el objeto en diferente longitud de onda electromagnética.
El término Teledetección es una adaptación del vocablo inglés “Remote Sensing”, y se refiere no sólo a la captación de datos desde el aire o desde el espacio sino también a su posterior tratamiento y análisis. Estos datos obtenidos suponen una fuente de información clave para la gestión de los recursos naturales, análisis económicos, sociales, ordenamiento territorial y planificación urbana.
Una de las características fundamentales de los sensores remotos es la capacidad de registrar, discriminando información en detalle, lo que se conoce como resolución de un sensor. Este término es más complejo e implica por lo menos cuatro manifestaciones:
- Resolución espacial: designa al objeto más pequeño que puede detectarse sobre una imagen que se denomina píxel. Tiene un papel protagonista en la interpretación de la imagen ya que marca el nivel de detalle que ofrece.
- Resolución espectral: se refiere al número y ancho de las bandas que puede discriminar el sensor.
- Resolución radiométrica: indica la sensibilidad del sensor para detectar variaciones en la radiancia espectral que recibe.
- Resolución temporal: es la periodicidad con la que éste adquiere imágenes de la misma porción de superficie.
Así pues, la teledetección nos permitirá:
- La repetitividad en la obtención de los datos.
- Numerosos datos de las características del objeto obtenidos con diversidad de longitudes de onda y con su análisis con imágenes multitemporales.
- Datos exactos, objetivos y georeferenciados.
Hagamos ahora un ejercicio de imaginación… si pensamos posibles usos de esta tecnología dentro del espectro de servicios que presta Ferrovial nos vienen a la cabeza innumerables aplicaciones. Imaginemos que Ferrovial ya dispone de un sensor propio en el espacio. Recordemos que, según el Índice de Objetos Lanzados al Espacio Exterior, elaborado por la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior (en inglés, UNOOSA), hay casi 5.000 satélites orbitando en la actualidad, la mayoría de ellos de carácter privado. Pensemos ahora que Ferrovial gestiona un contrato de recogida de residuos, limpieza viaria y mantenimiento de zonas verdes y que el satélite propio toma imágenes del ámbito del contrato gestionado. Supongamos que la configuración técnica del sensor es la siguiente:
- Resolución Espacial: Tamaño de pixel <50 cm
- Resolución Espectral: Visible + infrarrojo cercano.
- Resolución Radiométrica: >8 bits.
- Resolución Temporal: 3-6 horas.
Con el uso de software apropiado para el tratamiento de imágenes satelitales y un equipo humano de gestión del contrato permitiría la toma de decisiones de manera casi inmediata y el ahorro de costes al aumentar la eficiencia en la prestación de los trabajos. Por ejemplo:
- En trabajos de recogida de residuos y limpieza viaria: detección muebles, enseres o residuos voluminosos en vía pública con la frecuencia temporal de las imágenes obtenidas. Resolución de esta problemática de manera casi inmediata. Se evitaría disponer de vehículos “dando vueltas” para detectar la existencia de estas incidencias de servicio.
- En trabajos de mantenimiento de zonas verdes: se podría ejecutar el riego de estas zonas cuando realmente la planta lo necesita. Las imágenes permiten detectar un posible “estrés hídrico” de la vegetación con lo cual se podría programar el riego concretamente en estos episodios, con el consiguiente ahorro de recursos hídricos.
También las imágenes permitirían detectar con antelación a su manifestación posibles plagas en la vegetación, aplicando así los tratamientos fitosanitarios adecuados y sólo cuando son necesarios.
- Imaginemos que se produce un fenómeno meteorológico extraordinario (fuertes nevadas, lluvias torrenciales, etc..). Las imágenes permitirían una mejor gestión de la emergencia, así como, la limpieza posterior de las calles afectadas de manera mucho más eficaz y eficiente.
Estos pueden ser sólo pequeños ejemplos de uso dentro de unos trabajos concretos, pero podemos imaginar otras muchas aplicaciones. En la conservación de vías e infraestructuras urbanas las imágenes permitirían diariamente detectar el estado de pavimento, las marcas viales, etc. En la gestión de servicios forestales permitirá la mejora en las tareas de prevención, extinción e investigación de causas de los incendios forestales. En la gestión del mantenimiento de alumbrado permitiría la detección de averías de manera casi inmediata.
En resumen, la teledetección nos podría permitir una gestión mucho más eficaz y eficiente de los recursos y nueva forma de ejecutar servicios urbanos o mantener infraestructuras de manera mucho más sostenible. Así pues ¿por qué no? Imaginemos.
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