El puente Edmund Pettus y otras infraestructuras que recuerdan la lucha de Martin Luther King
20 de enero de 2020
4 de abril de 1968. Un disparo termina con el sueño de Martin Luther King. Y con el de cientos de miles de afroamericanos que, 52 años después, siguen luchando contra la desigualdad en Estados Unidos. La vida del reverendo King está llena de grandes marchas y discursos épicos. Pero también de pequeños momentos que cambiaron el mundo. Sin embargo, el relato de hoy habla de puentes, carreteras y túneles. Infraestructuras que no solo son parte esencial de nuestro día a día. Sino que son el escenario sobre el que se escribe la historia.
La vida de Martin Luther King terminó en Memphis, con un asesinato que todavía hoy sigue rodeado de misterio. Y empezó 39 años antes en Atlanta, capital del estado de Georgia. Allí nació el líder social bajo el nombre de Michael King Jr. en una familia de tradición religiosa (su padre y su abuelo eran pastores bautistas). Desde pequeño vivió de cerca la segregación racial en el sur de Estados Unidos. Y pronto se convirtió en un activista por los derechos civiles de los afroamericanos.
En los años 60, su historia dio la vuelta al mundo. Hoy, su nombre aparece en calles de todo el planeta. De la Martin Luther King Strasse en Bonn, Alemania, a la Avenue Martin Luther King en Puerto Príncipe, Haití. Pasando, claro, por la Dr. M. L. King Jr. Avenue en Memphis. Pero el legado en asfalto de King no es el protagonista de esta historia. Estas son las infraestructuras que marcaron su lucha.
El transporte público de Montgomery
Las historias de Rosa Parks y James Blake se cruzaron un 1 de diciembre de 1955. Ella se subió a un autobús público y se sentó. Él, conductor, le dijo que ocupase los asientos traseros. Así lo indicaba para los ciudadanos afroamericanos la regulación de la red de transporte de Montgomery, Alabama. Ella se negó y se bajó del autobús (un General Motors hoy pieza de museo). Para cuando Blake terminó su turno ese día, la chispa de la revolución había prendido.
Las calles de la ciudad y su red de transporte público se convirtieron en escenario y objetivo de un boicot masivo en protesta contra la segregación en los autobuses municipales. Todo empezó con pequeñas manifestaciones. Para febrero de 1956, el movimiento había crecido y varios centenares de personas habían sido detenidas. Luther King, un reverendo de 26 años recién llegado a Montgomery, se sumó y lideró un boicot que acabaría durando más de un año.
Durante este suceso y gracias a su capacidad de liderazgo y oratoria, la fama de King se extendió por todo el país. Pronto se puso al frente del movimiento pacifista por los derechos civiles en Estados Unidos. Primero a través de la Southern Christian Leadership Conference y más adelante del Congress of Racial Equality.
El túnel submarino de Baltimore y el National Mall
“I have a dream”. Tengo un sueño. Así empieza el que probablemente sea el discurso más conocido de Martin Luther King. Lo pronunció en uno de los momentos más importantes de la historia del movimiento. Al pie del Lincoln Memorial, durante la llamada Marcha en Washington por el trabajo y la libertad, en agosto de 1963, se escucharon las palabras que marcarían la decisión del comité del premio Nobel al año siguiente.
Cerca de 300.000 personas asistieron a la manifestación y recorrieron parte del National Mall, la gran explanada que une el edificio del Congreso de Estados Unidos (el Capitolio) y el monumento en honor a Lincoln. Llegaba gente de todo el país. Durante la mañana previa a la marcha, más de 100 autobuses cruzaron, cada hora, el túnel submarino del puerto de Baltimore en dirección a la capital estadounidense. Un túnel de 2,3 kilómetros de largo que acababa de ser inaugurado en 1957.
El auditorio de la universidad de Oslo
Un año más tarde de la marcha de Washington, Martin Luther King aterrizaba en el aeropuerto de Oslo. Llegaba a la capital noruega para recoger el Premio Nobel de la Paz de 1964 (es la excepción, porque el resto de premios se entregan en Estocolmo, Suecia). King había sido nominado dos veces, por el American Friends Service Committee y por ocho miembros del Parlamento Sueco. La recogida del premio por el que entonces era el décimo ganador más joven de la historia se produjo en el auditorio de la Universidad de Oslo.
El histórico edificio de la universidad noruega fue la sede oficial de la ceremonia entre 1947 y 1990. Desde entonces, esta se celebra en el edificio del ayuntamiento de Oslo. El llamado Universitetets Aula fue levantado en 1911 como parte del complejo original de la universidad. Está decorado por 11 pinturas originales de Edvard Munch. Y a lo largo de su vida a sobrevivido a un fuego y a la invasión de los nazis (que lo utilizaron como cárcel).
El puente Edmund Pettus en Selma
Eran años frenéticos para Martin Luther King y el movimiento por los derechos civiles. A lo largo de 1965, encabezó tres marchas entre Selma, Alabama y Montgomery, capital del mismo estado. Las manifestaciones presionaron para la aprobación de la histórica Ley de derecho de voto de 1965 en Estados Unidos, que garantizó el derecho a votar de todas las minorías raciales del país. Y lo hicieron llamando la atención de todo el mundo, aunque fuese de forma trágica.
En la primera de las marchas, el 7 de marzo de 1965, la policía cargó contra los manifestantes nada más cruzar el puente Edmund Pettus sobre el río Alabama, al cruzar la línea del condado de Selma. Las imágenes dieron la vuelta al globo. El suceso se convirtió en uno de los muchos domingos sangrientos de la historia. El puente de acero de 380 metros de largo sigue en pie y es parte de la ruta 80 de Estados Unidos. En 2013 fue protegido como edificio histórico nacional.
Mulberry street y el motel Lorraine
A principios del siglo XX, la calle Mulberry era el centro de un atareado barrio comercial de Memphis. Después, con la Gran Depresión, llegaron décadas complicadas para la ciudad de Tennessee y la calle se convirtió en una zona deprimida. Hoy se conservan solo un puñado de las casas originales y el barrio vuelve a resurgir gracias al turismo. Pero si por algo es conocida Mulberry Street es por el motel Lorraine, hoy reconvertido en sede del Museo de los Derechos Civiles.
En los años 60, el motel era parte de The Negro Motorist Green Book (el mismo que protagoniza la historia de la ganadora del Oscar a mejor película este año). Esto significa que el motel Lorraine era seguro para los afroamericanos. Allí se hospedaba Martin Luther King cada vez que visitaba la ciudad. El 4 de abril de 1968 no fue diferente. Estaba en Memphis para apoyar una huelga de los trabajadores del servicio de recogida de basuras.
Salió al balcón del motel desde su habitación (la 306) y habló con unos compañeros que estaban abajo, en el parking, a pocos metros de la calle Mulberry. Cuando se dio la vuelta para entrar una bala impactó en su cuello y puso fin a su vida. Loree Bailey, la propietaria del motel, sufrió un infarto al enterarse de la noticia y murió a los pocos días. King había sido el huésped más reconocido de su establecimiento. Todo un premio Nobel. Al igual que las infraestructuras que le sirvieron de escenario, su legado sigue en pie.
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