Coches aparcados durante semanas y autobuses semivacíos. Taxis y otros servicios de Vehículo de Transporte con Conductor (VTC) con muchos menos pasajeros. Redes públicas de bicicletas o plataformas de patinetes eléctricos suspendidas u operando bajo mínimos. Las seis semanas de confinamiento para frenar la expansión de la pandemia de COVID-19 han tenido un profundo impacto en la forma en que nos movemos.
Si en la crisis del 2008 el sector financiero fue el epicentro, en esta crisis sanitaria el sector más impactado es la movilidad. A medida que intentemos recuperar la normalidad y vayamos superando las diferentes fases de la llamada desescalada, toca preguntarse qué va a pasar con el transporte urbano. ¿Volveremos a ser tal como éramos antes? ¿Cambiará la forma en que habíamos entendido el transporte hasta ahora?
El estado de alarma y las primeras semanas de confinamiento
Durante las primeras semanas de confinamiento, más del 90% de los españoles no salió de su zona de residencia, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) elaborados a partir de la información proporcionada por los operadores móviles.
La información del INE coincide con los datos actualizados a diario por Apple y Google. Según los informes de la compañía de Alphabet, la afluencia al puesto de trabajo habitual ha caído un 66% y el tránsito en las estaciones de transporte público un 82%. La información de Apple apunta en la misma dirección. El uso de autobuses urbanos y metro ha decrecido un 86% y los desplazamientos en vehículo privado un 69%.
De hecho, el transporte público se ha convertido en el mejor instrumento para medir la realidad del confinamiento y su impacto en la movilidad. De acuerdo con el Public Transit Index de Moovit, plataforma en la que están también integrados todos los servicios de movilidad de Wondo, el uso de medios de transporte público ha caído en picado tras la declaración del estado de alarma sanitaria el pasado 14 de abril y solo ahora empieza a recuperarse
¿Qué va a pasar con el transporte urbano después del confinamiento?
Hemos experimentado el equivalente a dos años de transformación digital en solo dos meses.
La frase de Satya Nadella, CEO de Microsoft, refleja claramente lo que está ocurriendo. La demanda de transporte, el número de viajes, va a caer en las ciudades, pero la transformación hacia un transporte más digital y sostenible se esta acelerando.
Por un lado, no puede ignorarse el cambio que se ha producido en el comportamiento social. El distanciamiento físico y el miedo al contagio implican la reducción del aforo de los medios de transporte, la digitalización de los pagos y una exigencia importante en cuanto a la higiene y la desinfección de los vehículos. Esto, a su vez, actúa como desencadenante de una tendencia que definirá el transporte urbano en esta crisis: la transferencia de viajeros desde el transporte colectivo al vehículo individual.
En China, por ejemplo, antes del brote del nuevo coronavirus solo uno de cada tres usuarios prefería usar su coche particular antes que el transporte público de forma habitual. En el escenario postpandemia, este porcentaje se ha incrementado hasta el 66%, según el informe de Ipsos Impact of coronavirus to new car purchase in China.
Por otro lado, como señalan los datos, los desplazamientos al lugar de trabajo habitual se han reducido. En gran parte, porque la mayoría de establecimientos han permanecido cerrados, pero también debido al auge del teletrabajo. Ahora mismo, en España, alrededor del 4% de los trabajadores desarrolla su actividad en remoto y se trabaja con la hipótesis de que este porcentaje se pueda duplicar llegando a un 8% o 10% en 2021.
Como consecuencia, los trayectos relacionados con el trabajo, que suponen el 60% de la demanda total de transporte urbano, bajarán. Además, también debe tenerse en cuenta la reducción de trayectos relacionados con el turismo, el entretenimiento, el ocio y las compras
Las consecuencias de la pandemia en la movilidad
***El uso masivo de la bici compartida serán la nueva normalidad en el transporte urbano. | Unsplash/Javier de la Maza
Según los datos que hemos analizado existen una serie de tendencias bastante probables que marcarán el futuro de la movilidad post coronavirus:
- Bajada de la demanda en transporte público debido al miedo al contagio y el distanciamiento. Necesidad emergente de trabajar en nuevos modelos que permitan controlar aforos, operar de forma más eficiente y la integración total del pago digital. En Wondo ya estamos trabajando de la mano del transporte público para desarrollar y fomentar este tipo de soluciones.
- Aumento del uso del coche privado al inicio por la tendencia hacia el vehículo individual. En cuanto llegue una vacuna, se alcance la inmunidad de grupo o se encuentre un tratamiento efectivo, el coche y moto compartida volverán a recuperar el terreno por ser la opción más económica para acceder a un vehículo individual.
- La bici compartida como el principal ganador. La necesidad de desinfectar y limpiar a fondo los vehículos para evitar contagios frenará en un principio el uso de ciertos sistemas de movilidad compartida. Las bicicletas y los scooters, por su mayor facilidad de limpieza, serían los menos afectados, seguidos de la moto y, finalmente, el coche. El crecimiento del uso de las bicis compartidas en China y en algunas ciudades europeas ya es evidente.
- La multimodalidad será clave para dar una alternativa económica y sostenible al coche privado. Para poder dar una solución en los picos de demanda se Integrarán trayectos de transporte público con Bicis eléctricas, Taxi o VTC, moto compartida o coche compartido.
En definitiva, nuestra previsión es que veremos un claro impacto inicial en el transporte público y una mayor preferencia por el vehículo individual frente al colectivo. Un aumento importante en el uso del coche privado que se verá gradualmente reemplazado por los servicios compartidos a medida que se recupera la normalidad. La multimodalidad y el uso masivo de la bici compartida serán la nueva normalidad en el transporte urbano.
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