La prevención como mejor herramienta para luchar contra la malaria en Camerún
11 de junio de 2020
Más de 400.000 personas fallecen cada año a causa de malaria en el mundo: el 94% de ellas en el continente africano y el 67% menores de 5 años (OMS). Sin embargo, pese a lo alarmante de las cifras, sabemos que hay lugar para el optimismo. Esta zona del mundo es también la que ha logrado una mayor reducción de muertes, en concreto, un 85% desde 2010, lo que se traduce en 180.000 fallecimientos menos.
Además, en Ghana, Kenia y Malawi se introdujo durante 2019 una vacuna antimalaria en el marco de un programa piloto coordinado por la OMS en la población infantil. Esto demuestra que el trabajo da sus frutos y que no podemos dejar de luchar contra ella por la pandemia de covid-19 y retroceder todo lo avanzado estos años.
Para quien aún no lo sepa, el paludismo es una enfermedad febril aguda causada por parásitos del género Plasmodium y se transmite a través de la picadura de un mosquito. Sus primeros síntomas son fiebre, dolor de cabeza y escalofríos, muy parecidos a los de una gripe, lo que complica su diagnóstico precoz. El retraso en el diagnóstico y tratamiento puede causar en los más pequeños anemia grave, sufrimiento respiratorio relacionado con la acidosis metabólica o paludismo cerebral, mientras que en el adulto también es frecuente la afectación multiorgánica. En todos ellos la infección puede causar la muerte.
Más de 1.200 personas beneficiarias
En este contexto, gracias al apoyo de Ferrovial Servicios, podemos llevar a cabo el proyecto “Becas contra la malaria” en Camerún para luchar contra la enfermedad. Esta iniciativa consiste en el acompañamiento de colegios para la sensibilización y prevención de la malaria y gracias a ella más de 200 niños y niñas y personal docente de los colegios de Obout y Nkol Ekong, en la región sur de Camerún, podrán beneficiarse de este proyecto. Un impacto que va aún más allá, llegando a más de 1.200 personas teniendo en cuenta a los familiares directos.
Como nos contaba la hermana Linda Abicha, de la contraparte responsable de uno de los colegios, el tipo de malaria que se desarrolla principalmente en esta zona de Camerún es el “Paludismo Falciparum”, que es especialmente agresivo porque su ritmo de reproducción en sangre es diario y el enfermo sufre cada día el proceso febril con toda la sintomatología que lo acompaña. El ritmo de desarrollo de la enfermedad en la persona es, en consecuencia, muy rápido y su evolución peligrosa.
En el centro de salud, a criterio médico, se administran dos tipos de tratamiento: o bien paludismo simple, o bien paludismo complicado/evolucionado. El tratamiento se efectúa siempre tras la aplicación del test diagnóstico “Gota Gruesa”, que permite constatar la presencia del parásito en la sangre.
Pero hay igual o más importante aún: la concienciación. La falta de formación y de medios económicos impide el acceso rápido a un tratamiento, por eso las sesiones de sensibilización son tan importantes, porque nos permiten reaccionar de forma más eficaz. Es necesario continuar con esta dinámica, porque aún nos encontramos con situaciones terribles debido al desconocimiento a la falta de información.
De esta forma, destinamos fondos, por un lado, a la sensibilización en centros escolares, con jornadas informativas para padres y madres, para que tanto ellos como el personal docente pueda identificar la posible enfermedad desde el primer síntoma y así tratarla a tiempo. Además, el proyecto ofrece un kit de prevención, donde se incluye la provisión de mosquiteras, que pueden reducir la infección hasta en un 50%.
La iniciativa también cubre la atención sanitaria de alumnado y personal docente que requiere ser atendido por malaria, llegando hasta el tratamiento con hospitalización en los casos más graves.
La lucha continúa en tiempos del covid-19
Sin duda, la aparición del covid-19 ha cambiado por completo nuestras rutinas y también nosotros hemos tenido que adaptar nuestros proyectos. Por ejemplo, el cierre de las escuelas involucradas como medida para frenar el virus supone una dificultad añadida, pues las campañas de detección han tenido que pausarse. Sin embargo, todos los casos positivos que ya se han detectado en los niños y niñas cameruneses serán tratados de manera adecuada hasta su recuperación y, tan pronto como la situación lo permita, continuaremos las campañas de sensibilización y las pruebas diagnósticas en los centros escolares.
Uno de los últimos informes sobre malaria de la OMS incluye una sección sobre la anemia relacionada con esta dolencia; una condición que, si no se trata, puede causar la muerte, especialmente entre las poblaciones vulnerables. De hecho, cada dos minutos muere un niño menor de 5 años a causa de la malaria en África subsahariana. Sin embargo, la malaria diagnosticada en fases iniciales y tratada con fármacos eficaces puede ser grave pero rara vez mortal, por lo que hay que lograr que las personas afectadas acudan a un centro médico con métodos diagnósticos precisos y disponibilidad de un tratamiento adecuado.
La lucha contra la malaria continúa así a pesar de la aparición de otras pandemias. Ahora las dificultades son mayores y quizá haya que hacer frente a riesgos más inmediatos, pero no se deben olvidar otras enfermedades infecciosas como la malaria, que tras años de lucha sigue siendo letal en el continente.
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