Ya no nos limitamos únicamente a conducir nuestros propios coches en la ciudad y aparcarlos para hacer recados. En lugar de eso, con solo tocar un botón podemos llamar a un taxi para que nos lleve, encontrar un coche compartido aparcado en algún lugar cercano y alquilarlo durante un rato, pedir cualquier producto imaginable y tenerlo a la puerta de casa en un par de horas. Estos servicios compartidos son cómodos para nosotros como clientes, pero están presentando nuevos retos para las ciudades que intentan controlar el tráfico y el impacto medioambiental de los vehículos en sus carreteras.
¿Qué han estado haciendo las ciudades hasta ahora?
Hay varios enfoques que la ciudad puede probar para intentar controlar la congestión y las emisiones. Muchas ciudades han invertido en mejorar sus sistemas de transporte público para animar a la gente a que lo elija por encima de sus vehículos privados. Además, las ciudades pueden aumentar el precio del aparcamiento, lo que disuadirá aún más a la gente de usar sus coches y, en lugar de eso, utilizar su nuevo y mejorado metro o autobús local.
Algunas ciudades han creado zonas de bajas emisiones – por ejemplo Madrid Central – que solo permite que los residentes y los vehículos de bajas emisiones entren en el centro de la ciudad. Otras ciudades, como Londres y Estocolmo, introdujeron un recargo por congestión: una tasa fija que el conductor paga por entrar en la ciudad. Como esta tasa a menudo es más cara que el transporte público y no incluye el coste de aparcamiento, la idea es animar a los conductores a dejar sus coches en casa.
¿Qué problemas presentan estos métodos?
Estos métodos tradicionales no son suficientes para competir con las formas siempre cambiantes de movilidad. Por ejemplo, las compañías de servicios de transporte y paquetería en realidad no aparcan en las ciudades, circulan continuamente. Esto significa que continúan aumentando el tráfico, parando solo brevemente para recoger y dejar a sus pasajeros o para gestionar las entregas.
Lo más seguro es que un incremento en los precios del aparcamiento no les afecte. Igualmente, ahora muchos de estos servicios utilizan bicicletas o coches eléctricos, lo que significa que tienen permitido entrar y viajar libremente por las zonas de bajas emisiones. Este es un cambio positivo en términos de reducción de la polución, pero no reduce el tráfico en las carreteras de las ciudades.
Mientras reflexionamos sobre los cambios que vemos en las carreteras de las ciudades, nuestra intención es ayudar a crear nuevas y mejores formas de controlar el movimiento, la contaminación y la congestión. Los sistemas actuales no son todo lo eficaces que deberían y probablemente nos llevarán a un futuro más caótico con ciudades menos habitables.
¿Qué soluciones podemos ofrecer?
Ferrovial ha trabajado durante los últimos dos años con el MIT para entender en detalle las implicaciones y limitaciones de estos enfoques tradicionales e identificar alternativas más eficaces para reducir la congestión del tráfico y las emisiones. Esta investigación conjunta – realizada a través de un programa informático desarrollado por el MIT y que es capaz de replicar las decisiones de los viajeros en diferentes escenarios- ha demostrado que la simple imposición de restricciones al tráfico a algunos vehículos no supone ningún incentivo para viajar en periodos de menor congestión ni para optimizar las operaciones de reparto.
Es hora de remodelar estos sistemas para que sean más justos y sostenibles e introducir algunas formas nuevas y actualizadas de gestionar los retos a los que nos enfrentamos en nuestras carreteras. La tecnología es un recurso útil. Ofrecer recursos online que tengan toda la información necesaria sobre opciones de transporte y aparcamiento permitirá que los usuarios estén conectados y elijan los medios de transporte más adecuados y cómodos para sus desplazamientos.
Cambiar la forma en que los conductores pagan por usar las calles de la ciudad es otro paso importante que debemos dar. En lugar de pagar una tasa por hora por aparcar sin importar el tipo de uso ni la disponibilidad de aparcamiento, las tasas de parking podrían ajustarse automáticamente en base a la demanda en tiempo real. Además, los conductores deberían recibir información en tiempo real sobre la disponibilidad de aparcamiento en la calle para evitar que se desplacen innecesariamente durante kilómetros buscando una zona de parking.
En el medio plazo, un sistema más eficiente podía incluir pagos basados en la cantidad de tiempo que un vehículo circula en lugar de solo por la duración del parking. Nuestra investigación demuestra que un cobro temporal en los centros de las ciudades basado en la distancia recorrida realmente introduciría los incentivos adecuados para una movilidad más sostenible, un mayor uso del transporte público y evitar que los vehículos conduzcan por la ciudad en lugar de aparcar en una zona designada.
¿A qué retos nos enfrentamos?
Basarnos en la tecnología que da soporte a estos cambios significa que debemos enfrentarnos a los problemas que vienen con ella. En un mundo digital sin barreras, un mecanismo de cumplimiento adecuado que identifique a quien no esté siguiendo las reglas será la clave de su éxito. Es importante que tengamos legislación aprobada para poder controlar activamente el tráfico respetando a su vez la privacidad de los conductores. Por último, como con todos los cambios, está el reto de la aceptación del público. ¿Cómo responderá al público a estos nuevos sistemas? Esperemos que bien. La experiencia en otros países demuestra que tras la controversia inicial esperable ante cualquier cambio importante, la percepción de estos programas y los resultados que generan es muy favorable, y la mayoría prefiere mantenerlos en funcionamiento.
¿Estamos bien posicionados?
Los datos que hemos recopilado sugieren que, para resolver la congestión urbana y ofrecer una movilidad más justa y sostenible, deberíamos cambiar la forma de cobrar por aparcar y moverse en el escaso espacio urbano de nuestras ciudades, aprovechando la tecnología y el análisis avanzado de datos.
La combinación de capacidades de gestión del tráfico mediante precios dinámicos – obtenida operando carriles gestionados en Estados Unidos – con la capacidad de desarrollar soluciones de movilidad digital como la plataforma de peaje mediante aplicación Satelise y los servicios de movilidad Maas Global y Zity, colocan a Ferrovial en una posición excelente para dar soporte a las ciudades a la hora de implementar este tipo de soluciones innovadoras.
Todavía no hay comentarios