‘Lunch atop a Skyscrapper’
Historia

Almuerzo en el rascacielos: ¿qué hay detrás de la icónica foto en el Rockefeller Center?

13 de abril de 2022

En una estrecha viga que cuelga sobre la ciudad de Nueva York, un grupo de obreros saca sus almuerzos para disfrutar de una merecida pausa. Los trabajadores charlan, comparan sus comidas, encienden un cigarrillo y echan un trago. Parecen impasibles ante el hecho de que, bajo sus pies, solo hay vacío hasta tocar el suelo, casi 250 metros más abajo.

‘Lunch atop a Skyscrapper’ es una de las fotografías más icónicas y recordadas de la historia. Un primer vistazo a la imagen produce vértigo. Tras segundos de reflexión, comienzan a sucederse las preguntas: ¿quiénes son estos obreros? ¿cómo conseguían trabajar allí? ¿se trata de un montaje o de verdad se colgaban por encima de los edificios sin ningún tipo de arnés ni protección?

Aunque muchas de estas preguntas continúan sin respuesta, lo cierto es que la fotografía nos habla de una época muy diferente a la actual. De un momento en el que la Gran Depresión había dejado a millones de personas sin trabajo, los rascacielos se levantaban como signo de la recuperación que estaba por venir y la seguridad en la construcción era algo prescindible. Te contamos la historia que hay detrás de esta fotografía.

Piso 69 en el Rockefeller Center

‘Lunch atop a Skyscrapper’ fue tomada, junto a otras fotografías, en el piso 69 del edificio que fue inaugurado como RCA. Hoy es conocido como el 30 Rockefeller Plaza y forma parte del complejo que la familia Rockefeller mandó construir a principios de la década de 1930, en plena Gran Depresión.

En aquellos momentos, la construcción de grandes edificios simbolizaba el progreso y la confianza en la recuperación económica de Estados Unidos. Se calcula que la familia Rockefeller llegó a crear más de 75 000 empleos en aquella época. En gran parte, en el sector de la construcción.

“Los americanos no inventaron el acero, pero el acero, de algún modo, inventó la América del siglo XX”, señala Jim Rasenberger en su libro ‘High Steel: The daring men who built the world’s greatest skyline, 1881 to the present’. “El acero estaba por todas partes. El ejemplo más evidente y más increíble estaba en las ciudades, que ascendían cientos de metros sobre la tierra en forma de rascacielos”.

ciudad de Nueva York
Imagen de la ciudad de Nueva York, llena de rascacielos. Aaron Burson (Unsplash)

De acuerdo con el autor, el primer rascacielos se construyó en Chicago en 1880. Tras su inauguración, comenzó una fiebre de la construcción de este tipo de edificios que tiene su mayor exponente en la ciudad de Nueva York. Sus protagonistas anónimos fueron los obreros, trabajadores de la construcción (muchos de ellos, inmigrantes e indios mohawk) cuyos nombres no han pasado a la historia, pero arriesgaron sus vidas para levantar las torres de acero.

¿Realidad o montaje?

No se sabe exactamente el motivo por el que se tomó esta fotografía. Es muy probable que se hiciese para dejar constancia del trabajo de estas personas y de los riesgos a los que se sometían diariamente. Sin embargo, tiene mucho peso la teoría de que fue un encargo de la familia Rockefeller para promocionar su proyecto y su papel en la ciudad de Nueva York.

También existe la posibilidad de que la imagen sea el resultado de un posado, e incluso de que hubiese un piso inferior ya terminado a pocos metros de distancia de los obreros (y fuera del ángulo de la cámara). Pero lo cierto es que, independientemente de este detalle, existen muchas otras fotografías y vídeos en los que se puede constatar cómo los trabajos se realizaban a cientos de metros de altura sin arneses, equipos de protección o medidas de seguridad.

La fotografía fue publicada el 2 de octubre de 1932 (hace casi 90 años) en el New York Herald Tribune. Hoy solo queda un negativo de cristal (un tipo de negativo desarrollado a finales del siglo XIX que, a diferencia del daguerrotipo, permitía hacer varias copias idénticas, lo que popularizó su uso), propiedad de la colección Corbis. El negativo original está roto, por lo que la mayoría de las copias que vemos hoy en día están retocadas digitalmente.

Como era habitual en aquella época, la fotografía no llevaba firma cuando salió en las páginas del periódico. Durante las décadas siguientes, su autoría se atribuyó a diferentes fotógrafos, entre los que están Lewis Hine y a Charles Ebbets. Sin embargo, a día de hoy seguimos sin saber a ciencia cierta quién sacó la imagen (del mismo modo que tampoco conocemos la identidad de la mayoría de los obreros).

Casi un siglo después, solo podemos imaginar que el fotógrafo subió con su cámara de placas de cristal hasta el piso 69 y, probablemente, tuvo que superar momentos de vértigo antes de dispararla frente a los once obreros colgando sobre el vacío.

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