mujer ingeniera en una obra
Igualdad

Romper el molde, mi mayor reto hasta ahora

03 de junio de 2022

Dicen que «La construcción es un mundo de hombres», ¿no? Pues yo discrepo. Me llamo Paloma Fernández y estoy orgullosa de ser una de las primeras gestoras de proyecto de Webber. El trabajo no siempre es fácil, pero nunca he sido de las que se achantan ante un desafío. De hecho, creo que forma parte de mi naturaleza buscar nuevos retos. Al crecer, tuve la suerte de vivir en cuatro países diferentes: Estados Unidos, España, Chile y Canadá, y por medio de esas experiencias, aprendí que los retos son algo que se debe apreciar en lugar de temer.

Puede que esa fuera la razón por la que elegí Ingeniería. No solo me influyó mi padre que trabajaba en el sector, sino que la facultad de Ingeniería era la más difícil a la hora de acceder. Supuso un reto ver si podía entrar y hete aquí que lo logré. Mi arduo trabajo y determinación dieron sus frutos a lo grande. Mi aventura no había hecho más que empezar, y cuando estaba en mi último año de universidad, obtuve una beca para estudiar durante un año en Chicago, Estados Unidos. Una cosa llevó a la otra y conseguí trabajo en Webber al terminar la carrera. En principio, el puesto solo iba a durar un año, pero como la vida, o en este caso el amor, así lo quiso, celebraré mi octavo año con Webber en septiembre.

Una jornada laboral diferente

Cuando me uní a Webber, la empresa estaba atravesando muchos cambios. Comencé como ingeniera de proyectos trabajando en Dallas, Texas en un pequeño equipo de 3 personas, yo incluida. Me asignaron un proyecto para el que trabajé entre ranchos ganaderos en las afueras de Dallas, una experiencia que nunca olvidaré. Un día, el ganado se escapó de uno de los ranchos y tuvimos que llamar a control de tráfico para que nos ayudara a llevar las reses de vuelta. Para alguien criado en la ciudad, fue una experiencia bastante reveladora. Por suerte, ninguna vaca resultó herida y todas regresaron a casa sanas y salvas. Tras este proyecto, me ascendieron enseguida a directora de proyecto. No es tan común en el campo de la construcción que te asciendan tan rápido, pero creo que estaba en el proyecto adecuado en el momento correcto. Webber estaba experimentando un rápido crecimiento en ese momento y tuve mucha suerte de contar con un director de proyecto/mentor, que creía que tenía lo necesario para el éxito.

Romper el molde

Aquel ascenso fue una oportunidad increíble para mí, pero no estuvo exenta de desafíos. El status quo en el sector de la construcción siempre ha sido un mundo de hombres y solo se ascendía a quien llevaba un tiempo considerable. Como mujer a la que habían ascendido bastante pronto en su carrera, no encajaba. Era bastante evidente cuando asistía a reuniones y la gente esperaba al sr. Fernández y asumía que yo era su secretaria. Sentía que estaba rompiendo el molde y tenía que demostrar que una mujer, y además joven, podía hacer ese trabajo.

Creo que hacer frente a un obstáculo así puede parecer abrumador e imposible. Cambiar las opiniones y expectativas de los demás sobre cuál es la “norma” nunca es tarea fácil. Pero por otro lado, es una gran responsabilidad que puede ser una gran ventaja, lo creas o no. Por ejemplo, la gente a menudo esperaba que supiera menos que mis colegas masculinos, lo que puede parecer frustrante al principio, pero lo usé como motivación para trabajar aún más y demostrarles que era tan buena como cualquier otra persona. Poco a poco fui rompiendo estereotipos que existían en el sector de la construcción desde hace cientos de años, ¡y es algo genial!

Un nuevo reto: el proyecto IH35 en Waco

Desde 2018, mi equipo y yo hemos estado trabajando en el Proyecto IH35 en Waco, un proyecto de 370 millones de dólares y uno de los mayores de Webber hasta la fecha. Siendo honesta, me sorprendió que me eligieran, ya que mi experiencia anterior solo incluía proyectos cinco veces más pequeños, pero como habrás adivinado, estaba lista para asumir un nuevo reto. El inicio del proyecto fue una experiencia de aprendizaje para mí, pues me obligó a adaptarme muy rápido para poder coordinar la logística de un proyecto de esa envergadura. Aunque el trabajo fue duro, resultó muy gratificante ver que los sistemas que había implementado comenzaban a funcionar. Es un aspecto del trabajo que me encanta. En el sector de la construcción, ves que tu arduo trabajo da sus frutos a medida que el proyecto se desarrolla y llega a su fin. Puedes mirar hacia atrás y decir: «¡Guau! Mira lo que mi equipo y yo hemos logrado juntos». Eso es lo que hace que los días difíciles merezcan la pena.

Un futuro brillante

De cara al futuro, el sector de la construcción tiene muchas expectativas. Creo que estamos en un momento de cambio, sobre todo en dos aspectos importantes. Uno de los mayores cambios que veremos en el sector es el número de mujeres. Solo en los últimos 8 años en Webber, la cantidad de mujeres ha aumentado significativamente y lo seguirá haciendo. Las chicas ven cada vez más mujeres en la Ingeniería y la construcción, y esa representación es importante cuando se trata de mujeres con carreras de ciencia y tecnología. Espero con ganas el momento en que ya no seamos minoría.

El otro gran cambio tiene que ver con la tecnología. Hasta ahora, creo que el sector de la construcción no ha aprovechado al máximo la tecnología. Hay mucho que mejorar y mucho espacio para la innovación a la hora de incorporar la tecnología al sector. Además, dada la actual crisis laboral, dependemos cada vez más de la tecnología para realizar el trabajo con menos personas. Por ello, seguiremos viendo cómo se desarrolla y se convierte en una parte aún más integral de nuestro trabajo diario.

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