el viaducto del Thame Valley
Innovación

La innovación y la gestión del conocimiento, claves para el proyecto HS2

06 de julio de 2022

Un buen diseño es aquel que, entre otras cosas, engloba eficiencia, sostenibilidad y seguridad, además de ofrecer una apariencia visual acorde con las exigencias de un proyecto. Y el plan para levantar el viaducto del Thame Valley, parte del trazado de la línea ferroviaria HS2 de Reino Unido, ha conseguido aunar estos cuatro atributos a la vez que hace una firme apuesta por la innovación.

De la mano de sus socios, nuestra empresa ha jugado un papel fundamental en el rediseño de este viaducto. Este se basará en gran medida en la construcción prefabricada para conseguir los grandes objetivos del proyecto HS2: conectar por alta velocidad las principales ciudades del Reino Unido y dejar un legado para la sociedad y las generaciones futuras.

Un rediseño para ganar en eficiencia

Reino Unido cuenta con un gran proyecto para llevar los trenes de alta velocidad a su territorio. Lo hace con altas exigencias técnicas y de calidad, como corresponde a un país con una amplia experiencia y tradición ferroviaria. Recibe el nombre de HS2, High Speed 2.

La primera fase unirá las ciudades de Londres y Birmingham. Ferrovial, como parte de EKFB – un equipo formado por Eiffage, Kier, Ferrovial Construcción y Bam Nutall – y trabajando estrechamente con su socio de diseño ASC – Arcadis Setec y Cowi –, está encargado de ejecutar el proyecto y la construcción de dos tramos centrales de su primera fase.

Dentro de estos, hay una parte que cobra especial relevancia por su planteamiento y dimensiones: el viaducto de Thame Valley. Gracias al carácter global de nuestra compañía, su gestión internacional del conocimiento y la estrecha colaboración entre el cliente, el contratista y el diseñador, se ha modificado el diseño original para plantear otra solución más innovadora, más eficiente y basada en la prefabricación de muchos elementos.

Con esta apuesta por la construcción prefabricada se busca, por un lado, incrementar la calidad y la seguridad al construir las piezas en un entorno más controlado y reducir la cantidad de trabajo en la propia obra. Por el otro, ganar en sostenibilidad y eficiencia al emplear menos medios y recursos y reducir el impacto sobre el terreno y el medioambiente.

Además, el rediseño del proyecto ha puesto énfasis en el impacto visual, encontrando un equilibrio entre funcionalidad y apariencia. Un punto importante ya que el viaducto atraviesa una zona rural de interés especial por la que también pasa el río Thame (afluente del Támesis) y se sitúa cerca de áreas residenciales y la localidad de Aylesbury.

880 metros de construcción prefabricada

El plan para levantar este viaducto de 880 metros de largo – el mayor de todo el tramo – pasa por realizar las cimentaciones de hormigón in situ (pilotes y encepados), de forma muy similar a la que planteaba el proyecto original. Sin embargo, los elementos de la subestructura son ya componentes prefabricados, que se elaborarán lejos del entorno de la obra.

De este modo, los 35 pilares de hormigón que soportarán el viaducto se colocarán directamente sobre los cimientos formando una estructura perfectamente unida. Se trata de un método de construcción mucho más rápido y limpio, que tiene menos impacto sobre el terreno. Además, ahorra tiempo, reduce costes y mejora la seguridad al limitar el número de tareas en altura.

Otro elemento significativo de este proyecto es que cuenta con un tablero con elevados niveles de prefabricación: el propio molde (prelosa colaborante en celosía) es de hormigón y forma parte de la pieza final. Esto reduce el número de operaciones y hace la obra más eficiente y más segura. Se trata de un procedimiento que ya se usa en España y Reino Unido, pero en este caso la innovación radica en que se ha extendido a toda la anchura del tablero incluyendo los voladizos laterales.

Por último, otro de los grandes cambios entre el plan original y el definitivo es que se ha reducido el número de vigas artesas de cuatro a dos. También se ha eliminado el diafragma sobre pilas, al dar continuidad entre vanos adyacentes mediante el uso de barras postensadas. Esto da lugar a eficiencias constructivas y estéticas, al disimular visualmente los apoyos desde el exterior del viaducto.

En definitiva, esta actuación limita el número de elementos y da como resultado una construcción mucho más limpia y elegante. En otras palabras, mejora de forma importante la estética del viaducto. Además, se trata de una solución que reduce la huella de carbono (al incrementar la eficiencia de prefabricación y reducir la cantidad de materiales), así como las afecciones ambientales en el entorno durante la construcción.

Experiencia, colaboración y nuevos planteamientos

El HS2 es, en su totalidad, un proyecto de una gran complejidad técnica que requiere de experiencia y colaboración. En el caso del viaducto del Thame Valley, nuestra empresa hizo acopio de su conocimiento y su experiencia en otras geografías para dar con un formato más innovador, más sostenible, más eficiente y más seguro.

Lo hizo gracias a la colaboración y al trabajo conjunto de todas las partes integrantes del proyecto. Es especialmente relevante el papel de Tomás García, jefe de Estructuras Civiles de HS2 Ltd, y del equipo de diseño de la UTE EKFB liderado por Jose Vicente Candel e Ignacio Chicharro, quienes conocían esta forma de construir y que fueron esenciales en lograr la implantación de todos los cambios que han permitido el diseño final.

En definitiva, la cooperación entre cliente, contratista y diseñador ha sido clave para dar con esta solución estética y técnicamente mejorada para el viaducto del Thame Valley. Una obra que, una vez construida, servirá de soporte para los trenes que unirán Londres y Birmingham a velocidades que alcanzan hasta los 360 kilómetros por hora.

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