La generación Z se une al mercado laboral, ¿estamos preparados?
26 de septiembre de 2022
La segunda mitad de los años noventa vio coincidir dos eventos que, si bien parecían no tener nada en común, quedaron irremediablemente conectados a las puertas del nuevo milenio.
El primero fue la expansión de Internet en los hogares de todo el mundo y, el segundo, el nacimiento de la generación que se bautizaría, años después, como “Z”. Los motes que reciben -o recibimos- estos nativos digitales son muchos: de “posmilenial” a un despectivo “generación de cristal”, pasando por “centenial” o, para ir al grano, “gen Z”.
Localizarla en el tiempo es algo más complicado que darle nombre. Algunos autores sitúan a los Z como los nacidos entre 1994 y 2010; otros, entre 1995 y 2015, y también 1997 o el año 2000 han sido señalados como su punto de partida. Este baile de cifras no es nada más y nada menos que una primera pista de lo que significa esta generación: cambio, una ruptura con las diferencias generacionales tales y como las conocíamos hasta ahora.
Con Internet todo se aceleró: la búsqueda de información, la comunicación, el consumo… El mundo entró de lleno en la que el filósofo Zygmunt Bauman llamó “modernidad líquida”, donde el cambio es constante y todo es transitorio. Por eso mismo, es difícil señalar cuándo nacieron los primeros centenial. Identificarlos más ligado a cómo se relacionan con la tecnología. Un centenial ha crecido compartiendo memes, consume contenido en streaming, cree que a veces un sticker o un emoji en Whatsapp pueden transmitir más que las palabras y probablemente piense que escribir todos estos anglicismos que usan -usamos- día a día en cursiva, como hacemos ahora, es muy de boomer.
Y probablemente, lector, al pensar en la generación Z la imagen que se te viene a la cabeza es la de un adolescente pegado a su móvil. Aunque no vayas desencaminado, tienes la respuesta algo más cerca. La realidad es que los centenials pueden ser ese adolescente, pero también son los jóvenes que empiezan o han empezado recientemente su andadura profesional. ¿Cuántos años tiene el becario que tienes sentado al lado? ¿Cómo es la generación de la que forma parte?
En primer lugar: nativos digitales
Cuando nacieron los primeros centenials Internet ya estaba ahí, y cuando apenas eran unos niños Apple lanzó su primer iPhone. Han crecido de la mano de la era digital, lo que los ha convertido en sus usuarios más experimentados y ha forjado cómo se relacionan con la información.
Según Forbes, los Z son gente madura, creativa y, sobre todo, autosuficiente. Esa autosuficiencia la ha facilitado precisamente el acceso temprano a Internet: por ejemplo, un 33% reconoce recurrir a tutoriales de YouTube para aprender. También se adaptan rápidamente a los retos que plantea la sociedad digital, como la sobreinformación o la rapidez con la que esta se transmite. En un mundo de prensa enfocada a los titulares, vídeos resumen que apenas duran segundos o contenido breve como el publicado en Tik Tok, el conocimiento es ilimitado, pero el tiempo para adquirirlo no. Pepe Cerezo recoge en su artículo “La generación Z y la información” cómo algunos estudios revelan que la capacidad de atención y concentración en la lectura de los más jóvenes se ha reducido a ocho segundos, lo que contrasta a su vez con que han desarrollado “filtros de ocho segundos”. Con ellos, y a diferencia de generaciones anteriores, los jóvenes han aprendido a identificar y filtrar la información que les es interesante más rápido.
En general, sus hábitos informativos han cambiado con respecto a generaciones anteriores, y un estudio de Trifecta Research apunta a que, del total de tiempo que esta generación invierte en contenido audiovisual, un 59% se da en plataformas de streaming -como Netflix, YouTube o Twitch- frente a un 29% en televisión. Concretamente, el fenómeno de Twitch en España es paradigmático para comprender la importancia del streaming. En junio de este mismo año, el streamer Ibai Llanos -rey indiscutible de la plataforma en España- retransmitió una velada de boxeo protagonizada por otras personalidades de Internet (o el cantante David Bustamante) en la que alcanzó picos audiencia de 3,3 millones de espectadores, superando el share de cadenas de televisión como Telecinco o Antena 3.
La posibilidad de compartir contenido está al alcance de cualquiera y los centenials la aprovechan especialmente para compartir experiencias. Algo que ya introdujo nuestro compañero Jose García Guaita en su blog “¿Cómo nos comunicaremos en el futuro?”, en el que hablaba además de cómo estamos generando una enorme base de datos de experiencias donde, citándole, “casi podemos saber al momento qué está pasando en la otra punta del mundo”. Tal vez esto es lo que ha hecho de la Z una generación con una amplia conciencia social. Según Forbes, un 76% está preocupado por el impacto humano en el planeta, un 26% hace algún tipo de voluntariado y un 60% afirma querer un empleo que impacte al mundo. Pero ¿en qué mundo navegan para buscar ese empleo?
En segundo lugar, son una generación fruto de la crisis
La Gran Recesión de 2008 y sus consecuencias durante la década de los 2010 hicieron de la frase “sois la primera generación que va a vivir peor que sus padres” un mantra que ha marcado las expectativas de los Z. Tras años de crisis y revuelo político llegó la pandemia y, tras ella, aún están por ver las consecuencias del conflicto en Ucrania.
Crecer en un mundo que atraviesa una crisis económica constante les hace pragmáticos, menos emprendedores, y más cautos que sus predecesores en el mercado laboral. Algunos medios la caracterizan como una generación realista. Un 71% considera importante encontrar un trabajo estable lo antes posible, y un 70% cree que tendrá que trabajar más que sus padres para lograr el mismo nivel de vida. De momento, saben que lo que les queda por delante es un mercado de trabajo en el que serán becarios no sólo una vez, como sus compañeros millennial o generación X, sino varias. Pero para definir lo que busca un Z en el mundo laboral la palabra clave es estabilidad.
La siguiente, probablemente, sea valores. La Generación Z ha crecido en un mundo en crisis, pero también en uno cada vez más diverso y en el que los roles sociales cambian. Ante una generación de amplia conciencia social, Deloitte lo tiene claro: si quieren captarles, las compañías tendrán que ser sostenibles, combatir el cambio climático, participar de forma activa en causas sociales y recuperar la personalización de sus empleados.
¿Y qué trabajadores ha creado esto?
Con todos estos elementos es más fácil conocer a ese becario (o, con suerte, junior), lector, que te mencionábamos al inicio de este artículo. Como nativo digital, es un compañero con un dominio alto de las herramientas digitales y una capacidad de aprendizaje rápido (y en muchos casos autónomo) sobre ellas. Además, fruto de los cambios en cómo se transmite la información (de forma más difusa, fragmentada y heterogénea), es probable que sea hábil trabajando en multitasking, tocando distintas tareas con contenidos variados, en lugar de centrarse en un solo elemento constantemente.
Te encontrarás también con un compañero creativo, ya que ha crecido en un entorno digital donde modificar y crear contenido en redes es el pan de cada día. Pero, a la vez, será una persona con los pies en la tierra y analítica ya que, en un contexto de incertidumbre, mejor será asegurar un trabajo bien hecho.
El futuro, afirma Deloitte, reclama la vuelta de los hombres y mujeres del Renacimiento en los espacios de trabajo. Eran aquellos que se interesaban y abarcaban talentos, intereses, y áreas de conocimiento de todo tipo. Hoy día, Internet y un mundo de cambio constante han supuesto la tormenta perfecta para traerlos de vuelta, y ya están dando sus primeros pasos en el mercado de trabajo.
¿Estamos preparados?
Todavía no hay comentarios