De una cantera de granito a un estadio de fútbol: así se integran las construcciones en su entorno
17 de mayo de 2023
El 4 de julio de 2004 y ante la mirada de los más de 62 000 espectadores que llenaron el Estádio da Luz de Lisboa, Portugal y Grecia se disputaron la final de la Eurocopa de fútbol. Era la primera vez que ambos países competían por el trono europeo, que finalmente fue para el equipo de los griegos. Portugal, anfitrión del evento, no se fue con las manos vacías: pasó a la historia con una medalla de plata y también como el creador de uno de los estadios más originales y únicos del mundo.
Mientras millones de personas esperaban la final en el Estádio da Luz, muchas otras habían centrado su atención en otra de las sedes de la Eurocopa, el Estadio municipal de Braga. Este edificio fue diseñado para el evento por el arquitecto portugués Eduardo Soto de Moura, aprovechando la forma que había dejado en el paisaje una antigua cantera de granito abandonada.
Este estadio, con capacidad para más de 30 000 personas, es un ejemplo de cómo la arquitectura y la construcción pueden adaptarse al entorno e integrarse en la naturaleza. De cómo pueden, también, unir el pasado con el presente para dar una nueva vida a una zona olvidada.
Gradas, vigas y paredes de granito
Cuando Eduardo Soto de Moura fue elegido para diseñar el Estadio municipal de Braga, una de sus primeras propuestas fue cambiar la ubicación del proyecto. En un principio, la obra iba a realizarse en un solar junto al río, pero él dirigió su mirada un poco más arriba, a una de las laderas del monte Castro. Allí, una antigua cantera de granito había dejado una profunda huella en el paisaje.
Esta ubicación permitía al arquitecto mantener algunas de las premisas que definen su estilo y su trabajo: integrar la obra en el entorno, unir la construcción con lo ya existente y combinar el granito con otros materiales como el hormigón o el acero. Además, ubicar una de las sedes de la Eurocopa en esta colina daría un impulso a una zona olvidada de Braga.
La forma del terreno permitía, también, utilizar la pendiente escapada para integrar la estructura de la construcción. El resultado es un estadio con dos gradas enfrentadas: una descansa sobre la colina y la otra se levanta sobre una estructura de 16 bloques de hormigón. Entre ellas cuelgan decenas de cables de acero que imitan los puentes colgantes que los incas levantaban en América Latina.
Souto De Moura, Stade de Braga, Processus de construction
Los fondos de gol, sin embargo, no cuentan con gradas. A un lado se levanta la pared de granito y, al otro, las vistas despejadas crean una continuidad entre el estadio, la naturaleza y el resto de la ciudad. La propia forma del estadio favorece también la evacuación de aguas (que terminan cayendo a través de gárgolas) y el aprovechamiento de la luz del sol.
Pared de granito en uno de los laterales del estadio. Forgemind ArchiMedia (Wikimedia Commons)
La construcción del Estadio de Braga
Durante el proceso de diseño y construcción se tuvieron en cuenta tanto las exigencias del terreno (fue necesario extraer roca, lo que aumentó considerablemente el coste del proyecto) como las que establece la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA).
La Regulación de infraestructuras de los estadios de la UEFA especifica las características que deben tener los estadios. Entre ellas están las dimensiones del terreno de juego, la calidad del césped o la capacidad mínima de espectadores, pero también otras que determinan enormemente su diseño y su construcción, como las dimensiones de las gradas o del parking, la distribución de los sistemas de iluminación o la presencia de salas de prensa o de control de dopaje, entre otras.
Durante la construcción fue necesario también adaptar el entorno, a la vez que se mantenía la esencia de la vieja cantera abandonada. Se construyeron dos grandes aparcamientos, uno a cada lado del estadio, y diferentes vías para entrar al campo (una de ellas, a través de una gran sala que se extiende por debajo del césped). En prácticamente cualquier lugar, el contraste entre la estructura de hormigón y las paredes de granito da al estadio su particular personalidad.
El Estadio municipal de Braga, visto desde su interior. Schnoog (Flickr)
El proyecto comenzó en el año 2000 y terminó en el 2003, un año antes de la celebración de la Eurocopa. Portugal celebró la competición en diez sedes de ocho ciudades: además de Braga, se construyeron (o remodelaron) estadios en Lisboa, Oporto, Aveiro, Coímbra, Faro, Guimarães y Leiría. Todos fueron terminados meses antes de que comenzase la competición.
Pasado y presente del estadio de la cantera
Desde entonces, el estadio (apodado estadio de la cantera) acoge los partidos del Sporting Clube de Braga y es visitado cada año por curiosos y amantes de la arquitectura. Figura, también, entre las obras más representativas de Eduardo Soto de Moura.
Estructura de las gradas del estadio que no se apoyan en la ladera. Leon (Flickr).
20 años antes, el arquitecto había construido su primera obra en el mercado de Carandá, también en Braga. En 2005, se hizo con el 47º premio FAD de Arquitectura por este estadio, y, apenas seis años después, fue galardonado con el Premio Pritzker por toda su trayectoria.
Imagen principal Filipe Garcia (Flickr)
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