Vista del edificio The Shed
Diseño y construcción

¿Sabías que hay un edificio sobre ruedas en Nueva York?

30 de noviembre de 2023

No está claro cuándo ni dónde se dio forma a la primera rueda. Se cree que fue relativamente tarde, y que cuando los humanos diseñaron las primeras ya hacía miles de años que existían la agricultura, la cerámica o los instrumentos musicales. Lo que sí está claro es que su descubrimiento supuso una gran revolución.

La rueda nos ha permitido diseñar medios de transporte y viajar con ellos, crear máquinas con todo tipo de usos y dar forma a herramientas que hacen nuestra vida más fácil. Las ruedas hicieron posible los trenes que conectaron el mundo y los sistemas constructivos capaces de levantar ciudades como Nueva York.

¿Por qué no utilizarlas también para transformar los edificios? Es precisamente en Nueva York en donde el funcionamiento del ferrocarril inspiró la creación de The Shed, un centro cultural que cuenta con enormes ruedas que permiten ampliar y reducir su espacio y adaptarlo a las necesidades de cada evento.

Un guiño a un pasado industrial

The Shed es un centro cultural que se encuentra en el Bloomberg Building, un edificio de ocho pisos situado en Hudson Yard. Este barrio del lado oeste de Manhattan ha sido durante los últimos años – y sigue siéndolo – el centro de un programa de reurbanización que busca dejar atrás un pasado industrial y dar la bienvenida a un nuevo distrito residencial y de negocios.

El Bloomberg Building se presenta como un nexo entre el pasado y el futuro. Por un lado, cuenta con una estructura móvil y de acero que hace un guiño al pasado industrial y a la importancia del ferrocarril en esta zona de Nueva York. Por el otro, acoge The Shed, un centro cultural que busca convertirse en lugar de reunión de todo tipo de experiencias creativas y artísticas. Un lugar que atraiga la cultura al barrio.

En las ocho plantas del edificio, diseñado por los arquitectos del estudio Diller Scofidio + Renfro y construido entre 2015 y 2019, hay espacio para museos, galerías, salas de exposiciones y conciertos, teatros, discotecas y laboratorios creativos. Pero lo cierto es que puede haber muchas más opciones, en gran parte gracias a una de las principales características del edificio: su flexibilidad para expandirse y reducirse.

Ocho enormes ruedas de ferrocarril

Cuando diseñaron los planos del edificio que albergaría The Shed, los arquitectos tenían claro un objetivo: este debería ser un lugar ágil, flexible y multifuncional. La solución que idearon fue que el edificio albergase una gran carcasa móvil que pudiese desplazarse desde el interior hasta el exterior, para aumentar el recinto.

Esta carcasa tiene un esqueleto de más de 4000 toneladas de acero, que se completa con vidrios y paneles de ETFE (un tipo de polímetro que presenta una gran resistencia al calor y a la corrosión). La estructura se mueve gracias a un sistema de enormes ruedas que transcurren sobre rieles. Estas son similares a las de un tren, aunque con una diferencia significativa: tienen casi dos metros de diámetro.

 

Ruedas del edificio The Shed

Las ruedas de The Shed. Ajay Suresh (Wikimedia Commons).

Este caparazón tarda cinco minutos en desplegarse o recogerse por completo, algo que hace (de forma totalmente silenciosa) gracias a un motor con una potencia de 180 caballos. Es decir, los mismos que los de un coche relativamente potente.

Cuando el armazón está desplegado, el edificio pasa a disponer de 1500 metros cuadrados más. La sala bautizada como McCourt, el espacio más icónico de The Shed, tiene la capacidad de acomodar una audiencia de más de 2200 personas. La instalación permite controlar la temperatura, el sonido y la luz en su interior, para servir de recinto a todo tipo de eventos.

Cuando el armazón vuelve al interior del edificio, el espacio vuelve a convertirse en una plaza exterior a en la que también pueden celebrarse eventos al aire libre. Tal y como explican los arquitectos, la fachada este de esta plaza puede servir como telón sobre el que realizar proyecciones. Además, la plaza está equipada con suministro eléctrico distribuido específicamente para servir a las funciones al aire libre.

La inspiración tras The Shed

El sistema que permite ampliar el espacio de The Shed está inspirado en la arquitectura de Fun Palace, de Cedric Price. Un proyecto que nunca llegó a hacerse realidad, pero cuyos principios han resultado muy influyentes en las últimas décadas.

La idea detrás del Fun Palace era crear una estructura de acero abierta, que se pudiese mover gracias a grúas, para poder reorganizar los espacios y albergar diferentes actividades. “The Shed se inspira arquitectónicamente en el Fun Palace, la influyente pero no realizada máquina de construcción concebida por el arquitecto británico Cedric Price y la directora de teatro Joan Littlewood en la década de 1960”, explican en la web de Diller Scofidio + Renfro.

“Al igual que su precursora, la infraestructura abierta de The Shed puede ser permanentemente flexible para un futuro desconocido, y responder a la variabilidad de necesidades de escalas, medios y tecnologías de los artistas”, señalan.

Desde su inauguración, The Shed ha albergado todo tipo de eventos artísticos de diferentes disciplinas y para todos los públicos. Desde conciertos de hip-hop y música clásica, hasta proyecciones de cine, obras de teatro y exposiciones de pintura. En todas y cada una de ellas, la gran estructura de metal impulsada por ruedas se ha adaptado a las necesidades que planteaban los artistas.

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