Papel de piedra, carreteras de neumáticos, bicicletas de bambú, así es la verdadera economía circular
11 de junio de 2024
La naturaleza no genera residuos, pero la humanidad sí lo hace (al menos hasta ahora). Los residuos son materiales que no tienen valor para ser conservados pero que tampoco lo tienen para ser reconvertidos en otros materiales. Sin embargo, a medida que la tecnología permite darles una segunda vida, muchos de estos materiales están dejando de ser entendidos como residuos, desechos o basura, y pasan a formar parte del ciclo económico mediante una nueva valoración.
Tras un breve periodo de tiempo geológico en el que la humanidad se desligó de la biosfera, la humanidad se está convirtiendo en naturaleza, de nuevo, aumentando la tasa de reciclabilidad de sus procesos, cuestionándose el consumo y adoptando legislaciones orientadas a conseguir una civilización sostenible. ¿Y si les damos una segunda vida construyendo objetos y materiales necesarios? ¿Y si diseñamos productos integrados en la recircularidad de los materiales?
Papel de piedra mediante calcita, polímeros y agua
«No imprimas este correo» se ha convertido en uno de los textos más frecuentes en las conversaciones digitales, porque casi todos los emails empresariales contienen esas palabras o algunas de sus variantes. Ante un consumo de papel creciente, proteger los árboles se convirtió en una de las primeras luchas ecologistas de la sociedad. Es así como este residuo (papel y cartón) se convirtió en materia prima para su propia industria.
Pero es posible que la humanidad haya descubierto otro tipo de papel: el papel de piedra. Formado por carbonato cálcico y polietileno, dos materiales altamente abundantes como actuales residuos de industrias mineras y químicas, este material es altamente reciclable, emite menos CO2 y necesita mucha menos energía y agua en su fabricación.
La principal ventaja del papel de piedra (además de que dura y es reutilizable, ya que la tinta líquida se puede borrar) es que puede usar varios subproductos de diferentes industrias como materia prima, evitando talar bosques y usando materias actualmente clasificadas como residuos para fabricar objetos durables.
Asfalto fabricado con materiales que iban a ser residuos
Hace muchas décadas, cuando se tendía una nueva autopista se fabricaba todo el material del firme con materiales recién extraídos, un proceso de extracción lineal que no aprovechaba las posibilidades que ofrecen los residuos.
En un momento histórico en que todos los procesos industriales están sujetos a revisión, auditoría y mejora, el asfalto con el que se construyen las carreteras se convierte en un interesante sumidero de materiales de difícil reciclabilidad como son los neumáticos o los materiales de construcción.
Es por ello que desde hace años el porcentaje de material reciclado o reutilizado (depende cómo se defina) que se usa para el asfalto ha ido en aumento, es decir, que cada vez hace falta extraer menos material de la naturaleza para tender los mismos kilómetros de carretera, de vía ferroviaria, de pista de aeropuerto, etc.
Joyas derivadas de residuos electrónicos
Durante la última década, el crecimiento de los residuos electrónicos (REE) generados ha sido considerablemente mayor que el crecimiento del reciclaje asociado, y este tipo de residuo podría duplicarse hasta las 100 millones de toneladas hacia 2030.
Obviamente, se hace necesario un uso más racional de la tecnología, que primero quedó obsoleta por obsolescencia programada y ahora por obsolescencia de deseo (querer tener siempre el último pedazo de tecnología). Pero incluso con una reducción en la velocidad de fabricación de componentes, estos siguen convirtiéndose en residuos al final de su vida útil.
Algunas iniciativas para favorecer el reciclaje de los REE es la de convertir la basura electrónica en joyas, usando como materia prima los metales que contiene la tecnología: oro, plata, platino, cobre… Esta forma de recuperación de metales no es económicamente viable (aún) si van a ser usados en tecnología, pero sí en joyería, al ser más asequible para las marcas de joyas el reciclar REE que abrir minas.
Bicicletas de bambú para reducir los residuos
El bambú lleva usándose como material de construcción desde hace milenios debido a sus propiedades mecánicas, y ya no es raro ver cómo los ligeros y fuertes cuadros de bicicleta de bambú son elegidos por delante de materiales como el aluminio o la fibra de carbono. ¿El motivo, además de su buen comportamiento como material? El bambú es una planta que secuestra carbono al crecer, dura décadas en buen estado con un mínimo de mantenimiento y una vez al final de su vida útil es posible integrarlo en la naturaleza. No es un residuo.
El mercado de bicicletas de bambú, patentada por primera vez en 1894 y con su primera venta un año después, no ha dejado de crecer desde entonces, y es posible que durante las próximas décadas las ya de por sí sostenibles bicicletas sirvan de puerta de entrada para materiales derivados de plantas que reduzcan los residuos a largo plazo. Si es posible fabricar vehículos ligeros con este material que no se convierte en un residuo, ¿por qué no usarlo en señalética, quitamiedos, bancos y otros elementos de la vía?
La economía circular es la única posibilidad sostenible de cara al futuro, porque simplemente no es posible generar residuos y preservar la naturaleza de la que venimos y de la que dependemos. Es por ello que, a medida que se internalizan costes ambientales en la producción, todas las industrias buscan mecanismos que recirculen materiales.
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