Así pulverizamos el agua subterránea sobre hormigón y rescatamos 6.400 peces
26 de febrero de 2021
A mediados de la década de 1800, un verano inusualmente caluroso se apoderó de la ciudad de Londres y un olor penetrante se abrió paso desde el río Támesis. Abundaba el cólera en la ciudad y muchos lo achacaban al miasma que venía del río.
Al mismo tiempo, un nuevo invento, el retrete, se implementaba en toda la ciudad. Pero provocó un desafortunado efecto en cadena y los desechos fueron a parar directamente a las alcantarillas pluviales de la ciudad, que se habían construido para enviar el agua de lluvia al Támesis.
Esta desafortunada serie de eventos continuó, pues las aguas residuales de las fábricas de cerveza y de papel, los desechos de los mataderos y toneladas de desechos domésticos se vertían en el río. Además, varias empresas hídricas locales extraían agua de ese mismo río para el consumo de los londinenses. El agua contaminada provocó el brote de cólera y lo que ahora se conoce como el Gran Hedor de 1858.
Para resolver el problema del miasma que envolvía la ciudad, el ingeniero victoriano Joseph Bazalgette propuso una red de alcantarillas y diques que alejarían de la ciudad y del subsuelo los desechos de los londinenses. Los 318 millones de ladrillos empleados para construir los 1100 kilómetros de alcantarillas subterráneas que se utilizan para el agua de lluvia y las aguas residuales aún están en buenas condiciones y se seguirán utilizando. El proyecto de 4,2 millones de libras esterlinas (ahora equivalente a 4000 millones de libras esterlinas) tuvo un enorme éxito y durante los siguientes 150 años Londres siguió creciendo y haciendo uso de este inteligente sistema.
Pero en la actualidad, los vertidos de aguas residuales al río se producen porque las alcantarillas de Bazalgette no pueden hacer frente a la combinación de agua de lluvia y desechos producidos en la ciudad, de ahí que se proyectara su renovación con el proyecto Tideway.
El proyecto Tideway tendrá enormes beneficios medioambientales y supondrá un legado duradero para Londres. En un proyecto tan grande hay muchos retos de ingeniería, pero es clave centrarse en la sostenibilidad y los problemas medioambientales para que el proyecto sea un éxito. Tomemos como ejemplo las aguas subterráneas.
¿A dónde va toda el agua subterránea?
El agua subterránea está formada por pequeñas bolsas de agua debajo de la superficie del suelo que penetran en nuestros acuíferos (capas subterráneas de roca o materiales no consolidados) que se encuentran bajo tierra en toda la ciudad, y la calidad del agua subterránea de Londres varía de forma drástica. El 30 % del agua potable de Londres proviene del agua subterránea extraída de manantiales, pozos y perforaciones. El agua subterránea consiste principalmente en lluvia que se filtra a través del suelo. En ocasiones, ha sido contaminada por fábricas antiguas. Cerca de la planta de tratamiento de aguas de Falconbrook, lugar de una de las obras del proyecto Tideway, había una vieja lavandería y se vio que había restos de solventes clorados (usados para desengrasantes de limpieza en seco) que fluían a través del agua subterránea.
Se descubrió que el agua subterránea en la planta de tratamiento de aguas de Falconbrook poseía solventes clorados cuando el equipo de FLO (empresa conjunta de Ferrovial Construction y Laing O’Rourke) comenzó a probar y medir el agua subterránea en toda la red de Tideway Central. FLO instaló pozos de control a diferentes profundidades para garantizar el seguimiento de control del agua subterránea en diferentes geologías. Hay diversas perforaciones en las obras que representan un riesgo significativo, ya que podrían convertirse fácilmente en vías de contaminación del agua potable local si no se gestionan bien. Los gestores ambientales de FLO trabajan en los equipos de la obra para garantizar que los pozos estén protegidos y que todas las posibles fuentes de contaminación (por ejemplo, depósitos de combustible, plantas de diésel) estén adecuadamente protegidas y situadas a una distancia prudencial de los pozos cuando sea posible.
Para que los equipos bajo tierra trabajen en un ambiente seco, estas bolsas de agua subterránea deben bombearse a veces, y antes de que esto pueda ocurrir, es necesario realizar pruebas en el agua subterránea para determinar la mejor manera de evacuarla.
Cuando el agua se bombea fuera de la zona de obras, se lleva a un tanque de tratamiento, se trata y luego se evacúa. Cuando la calidad del agua subterránea es adecuada, se solicita permiso a las autoridades para permitir que vaya a parar al río Támesis y se realizan pruebas continuas para garantizar que la calidad esté dentro de los umbrales permitidos. Otras veces, el agua subterránea va a parar al alcantarillado en ubicaciones específicas.
Cuando se descubre que el agua subterránea está contaminada, se drena y se trata antes de evacuarse a las alcantarillas. Este proceso garantiza que el agua subterránea contaminada no se filtre en otras bolsas de agua no contaminada, y todo el proceso se lleva a cabo mediante el uso de pozos. El proceso de desecación del agua subterránea se realiza a través de pozos de desagüe (pozos grandes con bombas instaladas) y el control del agua subterránea se realiza mediante pozos de diámetro mucho más pequeño.
Si el agua subterránea que se extrae del suelo mediante estos pozos de desagüe no está contaminada ni es apta para beber, puede ir a parar de nuevo al río (en un proceso controlado y con aprobación previa). La cuestión que planteó Justin Feltham, uno de los gestores medioambientales de FLO, fue si esta agua podía aprovecharse mejor.
Un miembro del equipo medioambiental de FLO de la obra en Blackfriars Bridge Foreshore tuvo una idea premiada para reutilizar el agua subterránea de desagüe en obras de construcción. Se dedicó a investigar la posibilidad de emplearla en la mezcla de revestimiento de hormigón para el pozo. Así, en lugar de usar agua dulce de grifo en la obra, el equipo reutilizaría el agua subterránea que, de otro modo, se habría vertido de manera segura al río.
Quien no esté familiarizado con las normativas medioambientales pensará que es una tarea sencilla, pero no. Tras varios meses de investigación y pruebas, los reguladores y la Agencia de Medio Ambiente dieron al fin luz verde a esta innovación en sostenibilidad como una opción viable. El éxito de esta medida ha generado muchos aspectos positivos en sostenibilidad. La reutilización de las aguas subterráneas, la desviación del río y el ahorro de agua dulce (que en Londres es un recurso valioso) conlleva una reducción de costes e indirectamente de carbono.
¿Hay peces en el Támesis?
El agua subterránea no es la única agua que hay que drenar a veces. Para poder trabajar en medio del río, el equipo también tuvo que construir algo llamado ataguía. En pocas palabras, las ataguías son cuatro paredes de acero que se dejan caer al río, se sellan y luego se drenan.
Pero como en cualquier río, hay miles de peces en esas aguas, y si instalas una ataguía, los peces quedan atrapados entre las cuatro paredes. En lugar de verlo como un engorro, el equipo de FLO lo vio como una oportunidad. Trajeron a un grupo de ecólogos especializados que tuvieron ocasión de capturar, identificar, registrar y devolver al río cualquier pez que estuviera atrapado en la ataguía.
No hay mucha gente que sepa con certeza qué especies de peces viven en el Támesis. En la época victoriana se pensaba que muy pocas habían sobrevivido, pero conforme se ha ido limpiando el río, algunas especies han regresado. En la década de 1950, el Támesis se declaró biológicamente muerto, pero desde entonces se han probado varias iniciativas para limpiar el río, y el proyecto Tideway es una de ellas. El drenaje de las ataguías fue una oportunidad ideal para ver qué peces nadan en el Támesis.
A lo largo del proyecto se han rescatado más de 6.400 peces de las ataguías. De estos, había incluso algunas especies que los ecologistas pensaban que ya no existían en el Támesis, lo que evidencia que el río ya se está limpiando.
Crear un río más limpio es el objetivo principal del proyecto Tideway, e identificar su biodiversidad ofrece a los ecologistas del futuro un punto de referencia para mantener un seguimiento del progreso. Esta iniciativa fue reconocida por The Green Organization y los equipos involucrados recibieron el premio Green Apple.
Solo dos de muchas iniciativas sostenibles
Las iniciativas mencionadas en este artículo son solo dos de las muchas que se están implementando en todo el proyecto Tideway. Desde el túnel principal central, se transportaron 1,83 millones de toneladas de material excavado a través del río para su reutilización, lo que supuso el ahorro de 94.000 viajes de vehículos pesados por las carreteras de Londres. Además, el material excavado de los túneles y pozos de las ocho obras de Tideway Central se envía, principalmente a través del río, para su reutilización. Se han creado equipos de enlace con la comunidad para que haya la mayor transparencia posible con los vecinos. Los equipos de Medio Ambiente y Ruido trabajan en estrecha colaboración con los ayuntamientos, y se presta gran atención a las prácticas recomendadas para mejorar la calidad del aire y minimizar las emisiones sonoras. Se han estado compartiendo materiales excedentes gracias a la buena comunicación mediante redes sociales entre los gerentes de construcción, el capataz de la obra y el equipo medioambiental. FLO ha optado por grúas eléctricas en algunas obras en lugar de opciones de diésel que emiten más GEI. Ferrovial incluso ha ayudado a los proveedores a obtener certificación sostenible y adquirir solo madera, hormigón, acero y conglomerados obtenidos de forma responsable tanto en obra permanente como temporal. Y la lista continúa.
Todas estas iniciativas van encaminadas a lograr que el proyecto sea más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, algo con lo que Ferrovial ya se ha comprometido con su adhesión a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.
Si quieres más información sobre el proyecto Tideway, puedes ver este vídeo o escuchar nuestro podcast para saber un poco más sobre la ingeniería del alcantarillado de Bazalgette y cómo se está ejecutando el proyecto.
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