De la antigua Grecia a Luisiana: 3.000 años tendiendo puentes imposibles
07 de agosto de 2018
Puente es una palabra de origen latino. No es de extrañar, ya que los romanos fueron excelentes constructores de puentes. O al menos esa fama se ganaron. El Ponte dei Quattro Capi lleva en pie desde 62 años de que iniciase nuestra era. El de Trajano, sobre el Danubio, mantuvo el récord de puente más largo del mundo durante más de un milenio gracias a sus 1.135 metros. Pero los romanos no fueron los primeros, ni, claro, los últimos, en hacer que sus carreteras alzasen el vuelo.
Su palabra pontis, de hecho, viene del protoindoeuropeo y significa paso, vía y camino. El puente de Kazarma, en Grecia, es una de las primeras obras de este tipo de las que se tiene constancia. Con cuatro metros de altura y 22 de largo, marcó un antes y un después en el 1.300 antes de Cristo. Medio milenio más tarde se levantaba en la actual Turquía el Puente de las Caravanas, que todavía sigue en pie y en uso, soportando el paso de vehículos pesados que tardarían más de 3.000 años en inventarse.
Ejemplo del ingenio humano, paradigma de la ingeniería, inspiración para el cine y la literatura… Los puentes, como los túneles, nacieron para vencer los obstáculos que la geografía planteaba al ser humano y su ansia de movimiento. Y han terminado en convertirse en todo un emblema de la civilización a lo largo de los siglos.
Símbolos de la ingeniería humana
En los primeros años de nuestra era se levantó, sobre el río Guadalquivir, el puente romano de Córdoba. Sus más de 330 metros de largo son conocidos, más que por su antigüedad, por haber dado vida al puente largo de Volantis en la quinta temporada de Juego de Tronos. El cine y la literatura se han apoyado en la simbología y la grandiosidad de los puentes en numerosas ocasiones. A cambio, los han convertido en infraestructuras inolvidables.
La lista de películas que se han rodado sobre el puente de Rialto, en Venecia, es interminable. Al igual que la de escenas con el puente de Brooklyn de fondo, o el Golden Gate en San Francisco. Algunos viaductos han sido incluso protagonistas, como los de Madison o el construido sobre el río Kwai. Pero muchos otros han logrado pasar a la historia sin los fuegos de artificio de Hollywood. Simplemente por lo que son: grandes obras de ingeniería.
“Hay pocas obras de ingeniería más hermosas que la resultante de la construcción de un puente arco, limpio, estricto y ordenado, saltando entre las laderas de dos montañas. El equilibrio y la potencia que transmiten configuran nuestra manera de ver las obras en la naturaleza”. Así rememora su trabajo el ingeniero de caminos Javier Manterola en el libro ‘Ferrovial en la mirada de José Manuel Ballester’.
Las palabras de Manterola se inspiran en el Arco de los Tilos, en la isla canaria de La Palma, con una longitud total de 353 metros, se trata de un arco de hormigón de tablero superior de 255 m. de luz cruza un barranco de 150 metros de profundidad sin apoyos intermedios. Aunque está lejos de los récords, el de Tilos es uno de los puentes más simbólicos de España, junto al de la Pepa, en Cádiz, el de Rande, en Vigo o el Viaducto de Montabliz, en Cantabria, situado en el tramo de la autovía A67 y construido por Ferrovial Agroman, supone un auténtico hito. La infraestructura, que conecta Cantabria con la meseta salvando un desgarro geológico, se apoya sobre una de pila de 130 metros y se convierte en la más alta levantada jamás en España. El viaducto de Montabliz, con una longitud de 721 metros, salva la vaguada del río Bisueña, pasando en el punto más alto sobre el fondo del valle. La planta del viaducto es curva de 700 metros de radio, y el perfil longitudinal se muestra en pendiente.
Con 12,3 kilómetros para salvar la distancia entre las dos orillas del Tajo, el puente Vasco de Gama, en Lisboa, es uno de los puentes más largos de Europa y un emblema de Portugal, rivalizando con el puente 25 de abril, más corto, pero bastante más antiguo, y su estructura colgante de acero sobre el mismo río. En Europa destacan también el viaducto de Millau, en Francia, uno de los más altos, o el túnel-puente de Øresund, entre Suecia y Dinamarca, que combina carretera y vía de tren. Pero los puentes europeos están lejos del top de los récords. Asia, y sobre todo China, y Estados Unidos copan las clasificaciones mundiales.
Puentes de récord
A través del lago Pontchartrain, en Luisiana, discurre una de las carreteras que no puede faltar en un buen road trip por el sur de Estados Unidos. Los dos puentes paralelos conocidos como Lake Pontchartrain Causeway fueron, durante años, los más largos del planeta sobre agua con más de 38 kilómetros. De hecho, a lo largo de 12 kilómetros de recorrido, no se alcanza a ver tierra en ninguna dirección.
Según la organización Guiness World Records, el Gran Puente de Danyang-Kunshan es el que, a día de hoy, ostenta el título de más largo del mundo. Son 164,8 kilómetros a través del delta del río Yangtsé sobre los que discurre la línea de tren de alta velocidad entre Pekín y Shanghái. También en China, en la provincia de Guizhou, se encuentra el viaducto más alto de la Tierra. El puente Duge cuenta con el vano más alto del mundo, a 565 metros sobre el río Beipan. Es, además, el primer puente de tirantes en ostentar este título.
Hay otros puentes que no flotan sobre las nubes, pero son igualmente de récord. El lago Washington, en Seattle, Estados Unidos, tiene una profundidad de más de 60 metros. Ante la dificultad de asentar pilares en el fondo, el departamento de transporte del estado decidió salvar la masa de agua con un puente flotante. El Evergreen Point Floating Bridge, inaugurado en 2016, flota sobre el lago a lo largo de 2.349,55 metros. Es el más largo del mundo de su tipo.
De vuelta a Asia, esta vez en Japón, el Gran Puente de Akashi Kaikyō cruza uno de los estrechos más transitados del mundo. Los más de 1.000 barcos al día que atraviesan sus aguas se cruzan con uno de los iconos de la ingeniería nipona. Casi cuatro kilómetros de puente con un vano de central de 1.991 metros solamente sujetado por dos grandes cables. Estos están formados por 37.000 alambres de acero que, unidos uno detrás de otro, darían siete vueltas y media a la Tierra. Además, la historia del puente colgante más largo del mundo está marcada por las fuerzas naturales.
En 1955, dos ferris que cruzaban el estrecho se hundieron en sus aguas (las fuertes tormentas son habituales en la zona) causando 168 víctimas mortales. Fue entonces cuando se decidió construir un puente, aunque la obra no empezó hasta 30 años más tarde. En el diseño original, este medía 3.910 metros. Sin embargo, cuando la obra estaba ya bastante avanzada, en 1995 el gran terremoto de Hashin separó las dos torres del puente en casi un metro. El proyecto se modificó sobre la marcha y el viaducto alcanzó los 3.911 metros actuales.
Del Puente de las Caravanas al de Brooklyn, del de Volantis al de Tilos, de una Grecia todavía en la Edad del Bronce hasta Luisiana, la humanidad lleva más de 3.000 años tendiendo puentes. Estructuras que un día parecieron imposibles y que el ingenio y la ciencia han hecho realidad. El sueño de hacerlos más altos, más largos, más difíciles ha llegado incluso al mundo virtual.
En Minecraft, un videojuego de construcción, los usuarios compiten, entre otras muchas cosas, por construir el puente más largo de este universo. Por el momento, el récord lo ostenta ReAdRaId, un YouTuber inglés que ha juntado 30.000 bloques virtuales para construir un viaducto de algo más de 30 kilómetros. Con 450.000 toneladas de acero y 2.3 millones de metros cúbicos de hormigón, los 164,8 kilómetros del Gran Puente de Danyang-Kunshan todavía están lejos de su alcance.
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