‘Revamping’, la técnica que da a la maquinaria industrial una nueva vida
19 de septiembre de 2018
Cuando hablamos de reciclaje o reusabilidad, la mayoría de los lectores pensará en bricks de leche o aguantar más con el smartphone actual. En el mundo de la ingeniería industrial ambos conceptos se combinan para cristalizar en forma de revamping, la técnica que da a la maquinaria industrial una nueva vida, mejorándola.
El grado de digitalización y tecnificación de fábricas, procesos industriales y actividades relacionadas hacen que cada año surjan novedades en el sector. Como consecuencia, las máquinas anteriores quedan obsoletas. Llegado a un punto, conviene retirarlas… o actualizarlas. Hacerles revamping y ponerlas a trabajar de nuevo.
El ‘revamping’, explicado para no ingenieros
Dentro de la rama automovilística hay un tipo de actuación que se llama reforma de importancia de vehículos. Consiste en realizar adecuaciones a ciertos vehículos para cambiarlos. Por ejemplo, partir de una furgoneta y llegar a una ambulancia. Todas las ambulancias que ves han pasado por este proceso, así como los coches de policía. Esto lleva mucho trabajo de taller, pero también cálculos.
Es necesario confirmar que los ejes aguantarán, que el sistema electrónico de la ambulancia operará de forma correcta, o que las bombonas de gas se anclarán de forma segura. Por supuesto, suele hacerse con furgonetas nuevas, antes incluso de ser estrenadas. ¿Y si lo hacemos con otro vehículo? Por ejemplo, ¿podemos convertir nuestro viejo vehículo diésel en un vehículo eléctrico?
Lo cierto es que sí. Es un tipo de “revamping doméstico”. Tenemos maquinaria antigua con tecnología funcional pero obsoleta (el motor diésel) y lo sustituimos por un motor eléctrico limpio. Pero, ¿por qué meterse en una reforma de importancia en lugar de, por ejemplo, comprar otro coche nuevo?
El revamping da más trabajo que la compra pero es más asequible que las nuevas adquisiciones. La adaptación de un turismo térmico en un eléctrico en 2011 suponía unos 20.000 euros de taller, componentes incluidos. Hoy día es más asequible que adquirir un eléctrico gracias a la reutilización de componentes.
Se reutilizan partes del vehículo funcionales como el chasis, la carrocería, los asientos, la electrónica, toda la tapicería, buena parte de la mecánica común (incluso puedes dejar las marchas si te gustan más), por supuesto todas las lunas, y un larguísimo etcétera. No solo se da en turismos: autobuses urbanos e incluso barcos de recreo son maquinaria capaz de actualizarse mediante técnicas de revamping.
El poder reusar estos componentes abarata mucho la técnica y lo hace interesante, pero también disminuye el impacto ambiental de la fabricación de componentes. Si se usa más en el mundo industrial es, probablemente, porque se tiene ingenieros cerca acostumbrados a lidiar con el mantenimiento. A nivel particular no sabríamos ni por dónde empezar con nuestro coche.
¿Sobre qué maquinaria podemos hacer ‘revamping’?
Virtualmente, cualquier tipo de maquinaria –industrial y no industrial– tiene la capacidad de adaptarse. Incluso aquella extraordinariamente antigua, siempre que el estado de conservación de sus componentes haya sido bueno. Una de las maquinarias más antiguas es la de corte de carpintería en madera o metálica, pieza base en la mayoría de centros de ingeniería.
Consistente en un motor eléctrico y una serie de cabezas intercambiables, una fresadora industrial manual puede ser actualizada a una fresadora de control numérico programable (CNC). De este modo podremos reutilizar la base, la bancada, el motor, la caja, etc. Adaptar la existente puede ser más asequible que adquirir una desde cero.
Aunque el revamping se realiza y estudia máquina a máquina, también se puede hacer a nivel de planta industrial o edificio. Cuando se mejora una climatizadora con nuevos filtros y un mejor software, se está haciendo revamping. Cuando una cercha se refuerza para incluir una grúa móvil, también.
La clave de esta técnica es regenerar o modernizar maquinaria existente, actualizándola para reducir costes, a la vez que conservamos el grueso de la misma, aún funcional.
Empujando los límites tecnológicos de la maquinaria
La mayoría de las técnicas de revamping se hacen por necesidad. La fábrica, la planta de generación de energía, el gestor de mantenimiento del edificio o el taller no disponen del capital suficiente como para invertir en nueva maquinaria. Pero sí tienen gente experta en la misma y ahorros suficientes para una mejora. Un “upgrade” en jerga anglosajona.
Esto implica la necesidad de ser creativos porque se están empujando los límites tecnológicos de la maquinaria actual. Imagina cualquier maquinaria, en cualquier sector: una prensa, una climatizadora, un torno, una bomba, un horno, etc.
Al actualizarla necesitamos conservar la estructura, dimensiones, flujos anteriores y posteriores, equipo eléctrico, sistemas de seguridad… Esto limita mucho los movimientos y las posibilidades a adoptar, y hace del revamping una técnica casi manual y única para cada marca, máquina y espacio. Podemos visualizarlo con un ejemplo.
En este, dos máquinas de climatización exactamente iguales se encargan de enfriar dos edificios diferentes. En el primero están preocupados porque el gasto eléctrico es demasiado alto, y en el segundo necesitan que la impulsión por los tubos sea mayor. Misma máquina, dos necesidades diferentes.
Para el primer edificio, los ingenieros hacen revamping a la máquina adaptando soluciones de control de clima que ayuden a monitorizar temperatura e históricos. Se trata de una adecuación sencilla y muy asequible, a menudo consistente en módulos compactos a instalar junto a la máquina.
El segundo tiene más miga porque hay que cambiar los impulsores dentro de la maquinaria por otros compatibles que trabajen a un régimen mayor. Esto puede implicar también el redimensionado de la red eléctrica cercana al consumir algo más. Además, pueden meter unidades de impulsión intermedias en los ductos.
Ambos ejemplos comparten dos puntos comunes: parten de la misma máquina para llegar a dos soluciones diferentes adaptadas a usos para las que no fueron diseñadas. En este sentido, se impulsa sus límites más allá del diseño original.
El ‘revamping’ aumenta la seguridad y reduce los costes de operación
Hacer revamping a una máquina para adaptarla a las necesidades actuales puede ser algo tan básico como incluir una reja o un panel de seguridad. Pero, de forma general, esta técnica aumenta la seguridad al hacer uso de soluciones de tecnología más avanzadas que la pieza original, al tiempo que reducen los costes de operación.
Volvamos al ejemplo del vehículo térmico reconvertido. Si buscamos razones por las que hacer un revamping a nivel industrial, podemos ilustrar más ventajas con nuestro “nuevo” vehículo limpio. Por un lado hemos bajado el consumo a los 100 km por debajo del euro porque la energía eléctrica es más asequible que el combustible, y más eficiente. Por otro, evitamos emisiones locales y su coste en salud, que habría que tener en cuenta.
¿Y en el mundo industrial? Reorientar la salida de humos, incluir un filtro extra, añadir extractoras o incluir el empuje de flujos de aire pueden ser ejemplos de revamping a nivel de planta. Adaptamos ligeramente la maquinaria con adecuaciones relativamente pequeñas (comparadas con la renovación total) y, con ello, ganamos seguridad.
Aunque la mayoría de estas técnicas incluyen en la actualidad tres factores: cambio de motores a modelos más eficientes, añadido de medidas de seguridad (muchas veces por normativa), o la adición de algún tipo de mejora por software. No todo son elementos físicos. A veces el revamping consiste simplemente en pasarse a un tipo de software que nos permita optimizar la instalación.
Como ilustra la imagen de apertura del artículo, que recordamos aquí de nuevo, este tipo de técnicas a menudo son muy visibles. La pieza o componente más brillante es nuevo, mientras que el resto de la instalación tiene ya unos años. Ese componente consigue darle una nueva vida a la máquina.
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