Los últimos 30 días han transcurrido a una velocidad diferente. La pandemia de COVID-19 ha llevado a nuestro sistema de salud al límite, disparando los ingresos hospitalarios en todos los puntos del país y, en especial, en la Comunidad de Madrid. Allí, dentro de los hospitales y centros de salud, se lucha la verdadera batalla contra el virus. Allí, también, es donde nuestro personal de servicios ha tomado el mando de la desinfección, la limpieza y el mantenimiento hospitalario en una situación excepcional.
Refuerzos para frenar el coronavirus
Desde Ferrovial llevamos a cabo diferentes servicios siempre en coordinación directa con la gerencia de los hospitales. Así, por ejemplo, mantenemos servicios de limpieza en siete hospitales en la Comunidad de Madrid, incluyendo La Paz, el 12 de octubre o el Severo Ochoa en Leganés; hacemos mantenimiento en otros cinco centros hospitalarios como el Puerta de Hierro de Majadahonda o el Universitario Fundación Alcorcón donde también gestionamos la energía como en el Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares y el Hospital Universitario de Móstoles; y desarrollamos el mantenimiento de los equipos electro médicos en el Hospital Infanta Leonor de Vallecas.
En todos ellos se ha disparado la actividad; y en todos ellos nuestros equipos han sabido estar a la altura. Por ejemplo, en cuanto a limpieza, que es el servicio que más ha visto incrementada su carga de trabajo, hemos aumentado el personal entorno al 20% de media. Estos aumentos son mucho mayores en algunos hospitales como el de La Paz.
Durante las últimas tres semanas, los propios hospitales han solicitado los refuerzos. Algunas zonas de urgencias han visto su trabajo multiplicado por 10; y todas son zonas que requieren servicios de limpieza y desinfección mucho más exhaustivos.
Habitualmente, contamos con bolsas de trabajo de personal eventual, trabajadores ya formados, que conocen el centro y que cubren bajas. Pero este remanente, que suele ser suficiente para cubrir absentismo o picos de trabajo, ha resultado ser insuficiente. Por eso desde la semana pasada estamos lanzando un llamamiento para contratar personal nuevo de forma urgente.
Además, se trata de incorporaciones que no pueden ser inmediatas, porque tienen que recibir formación sobre el centro y sobre riesgos biológicos. Tienen que estar perfectamente preparados para saber ponerse los equipos de protección individual (EPI), las batas, los guantes, las mascarillas… Al final estamos trabajando en sitios de alto riesgo y hay que formarse bien. Todo esto está suponiendo un esfuerzo importante de los departamentos de recursos humanos y de formación y prevención de riesgos laborales.
La importancia de la gestión de los residuos
Una de las preguntas más habituales estos días es qué pasa con todo el material que se usa para tratar a un enfermo de COVID-19. Las mascarillas, guantes y batas de atención son considerados residuos biosanitarios. Es decir, son residuos potencialmente contaminados con sustancias biológicas al haber entrado en contacto con pacientes de COVID-19, por lo que se segregan y almacenan en contenedores específicos para su gestión posterior.
En cada caso específico se aplican los protocolos de los centros hospitalarios, que son también los que establece la legislación vigente. Lo mismo se hace con sábanas y toallas, que se depositan en bolsas de tela de doble fondo para facilitar su manipulación antes de su envío a lavanderías especializadas.
En cualquier caso, siempre son nuestros compañeros de gestión y tratamiento de residuos los que están autorizados y se encargan de la gestión final del residuo. Nuestro trabajo incluye las fases de la recogida de los materiales y su clasificación en los centros hospitalarios, pero todo lo que supone su transporte, almacenamiento y su eliminación lo realizan empresas gestoras de residuos autorizadas, como nuestra propia división de Tratamiento y Gestión Medioambiental.
Bibliotecas con camas y hospitales de campaña
Desde el inicio de la crisis por la pandemia de COVID-19, una de las prioridades ha sido reforzar la capacidad de los hospitales en toda España y, en particular, en aquellas zonas donde el foco de contagio era mayor. Los propios hospitales han cambiado en tiempo récord, habilitando salas de espera, gimnasios de rehabilitación, aulas o bibliotecas para convertirlas en salas con camas y equipamiento médico.
Por ejemplo, el Príncipe de Asturias en Alcalá de Henares fue el que asumió un mayor incremento de pacientes al inicio del brote en Madrid, por lo que enseguida hubo necesidad de aumentar camas. En tiempo récord, instalamos un hospital de campaña en bibliotecas, gimnasios, aulas docentes… Lo que hacemos en estos casos es retirar todo el mobiliario y desplegar unas instalaciones provisionales con botellas de gases medicinales, líneas de baja tensión para conectar el equipamiento necesario, camas y camillas.
Pero si hay un caso paradigmático de cómo nuestros propios equipos y los de otras empresas se han implicado en la solución de esta crisis ese es el de IFEMA. El recinto ferial de Madrid se ha convertido en 10 días en un hospital de campaña con 5.500 camas. A modo de comparativa, el Complejo Universitario La Paz, uno de los hospitales más grandes de España, tiene 1.300.
El mismo día que el director de operaciones de IFEMA, Juan José Pérez Blanco, recibió el encargo de ponerse al frente del hospital de campaña, nos llamó para que nos hiciésemos cargo del montaje de una parte. Durante 10 días hemos mantenido un equipo de unas 60 personas trabajando diariamente en el montaje del hospital. Un equipo comprometido, que ha trabajado entre 16 y 17 horas al día, montando las instalaciones mientras iban llegando los primeros pacientes.
La presión y el estrés emocional de nuestra gente ha sido alto. Como ejemplo, el jefe de equipo llegó a recorrer, en un solo día, 33 kilómetros andando por IFEMA. Finalmente hemos montado los pabellones 5, 7 y 9, con un total de 1.500 camas. Y ahora nos hemos quedado haciendo mantenimiento reducido (transporte de botellas de gases medicinales, tomas que puedan fallar, etc.) con un cuadrante de tres turnos con tres personas cada uno.
La seguridad del equipo, prioritaria
Los hospitales son la primera línea de acción contra la pandemia y, como tal, son también los lugares donde el riesgo de contagio es más elevado. Por eso, la seguridad de quienes trabajan allí es y, debe seguir siendo, una prioridad.
En nuestro caso, además de la formación específica en riesgos biológicos que comentábamos al principio de este artículo, mantenemos una serie de protocolos. Siempre hay un observador que está encargado de supervisar que el material de protección se usa adecuadamente. Alguien que está controlando que los EPI, los guantes y las mascarillas se coloquen y se retiren de forma correcta, cumpliendo con los procedimientos seguros.
Además de esto, también es necesario que cuenten con todos los equipos de protección y de los refuerzos necesarios para poder descansar. Nosotros lo mantenemos y la respuesta de nuestros equipos ha sido ejemplar. El compromiso de nuestra gente ante esta situación es excepcional.
Para los directivos es relativamente sencillo dar respuesta a estas circunstancias, pero el personal que está limpiando o haciendo mantenimiento en zonas de riesgo es ejemplar. Son gente muy comprometida con los hospitales y con la compañía. En un momento excepcional para nuestra sociedad, nos llena de orgullo ver que están respondiendo de esta manera.
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