Historia de un edificio verde: entender, aprender y certificar
09 de abril de 2021
En el nuevo edificio de oficinas del Metro de Madrid, hasta la más mínima pieza estructural está diseñada para algo más que para sujetar. Todos los elementos tienen relevancia a nivel estructural y de sostenibilidad, para dar forma a un edificio de energía casi nula.
Su construcción presentó numerosos desafíos. Uno de ellos fue coordinar diferentes equipos y procesos para integrar las últimas innovaciones de construcción sostenible y conseguir los créditos necesarios para obtener, en el futuro, la Certificación Verde. Estos objetivos nos hicieron trabajar mano a mano y de forma muy coordinada entre nosotras y con el resto de nuestros compañeros.
El resultado de este trabajo es muy satisfactorio a muchos niveles. El primero, el personal, ya que la obra es el resultado de un gran trabajo en equipo del que solo sacamos lecciones positivas. El segundo, el profesional. Nos permitió afrontar nuevos desafíos y lograr muy buenos resultados en la construcción de un edificio que a día de hoy es excepcional.
Un edificio diferente
El nuevo edificio del Metro de Madrid va a acoger las oficinas de la entidad y en el futuro formará parte de un centro integral de transportes formado por cinco edificios. Su construcción ha sido espectacular desde muchos puntos de vista.
En primer lugar, entran en juego los retos de la estructura. Esta estaba diseñada para favorecer la sostenibilidad y el uso eficiente de la energía desde un principio. Las costillas de la fachada, por ejemplo, funcionan realmente como pilares en los que se apoyan losas y vigas prefabricadas. En pro de la sostenibilidad, estas losas y vigas contaban (ya de fábrica) con oquedades para pasar tubos e instalaciones de vigas frías. De esta forma, las instalaciones quedan ocultas, favoreciendo espacios más diáfanos, luminosos y agradables. En otras palabras, lugares en los que prima el concepto de open space y que favorecen el trabajo en equipo.
Para lograr la sostenibilidad, el edificio cuenta también con cubiertas ajardinadas, placas fotovoltaicas (instaladas por otra empresa), vidrios bajo-emisivos y materiales que favorecen el aislamiento. Además, es capaz de aprovechar la energía geotérmica para que el agua que llega al edificio lo haga ya preenfriada o precalentada. La creación de 56 pozos de 150 metros de profundidad para utilizar el propio calor de la tierra fue uno de los mayores retos de esta construcción y, sin duda, uno de los procesos más espectaculares.
Retos, trabajo en equipo y una certificación sostenible
El desafío de coordinar numerosos equipos y procesos se repitió en diferentes fases de la construcción. Por ejemplo, en la instalación de las costillas y las losas. Estas venían prefabricadas y había que montarlas cuando llegaban, por lo que era necesario que el equipo se sincronizase como un reloj. A esto se le une la dificultad añadida de la ubicación de la obra, en el centro de Madrid y con vías de acceso muy pequeñas.
Otro gran reto, que también implicaba coordinar diferentes equipos, fue adaptarse a los requisitos de la Certificación Verde. Nuestro objetivo era conseguir la categoría más alta de esta acreditación emitida por el Green Building Council España. Para ello es necesario alcanzar una serie de créditos que premian la sostenibilidad de los métodos de trabajo, la consecución de documentos medioambientales o el uso responsable de recursos como el agua, entre otros.
Nuestro trabajo en equipo garantizó que cumpliésemos los requisitos, aunque en ocasiones se presentaban conflictos de intereses. Por ejemplo, cuando había que elegir entre un proveedor más económico frente a uno que estuviese más cerca y, por lo tanto, redujese la huella de carbono relacionada con el transporte.
Algo más difícil fue concienciar a los subcontratistas de la importancia de cumplir estos requisitos. Además, fue necesario hacer un estudio de mercado para encontrar proveedores que pudiesen ofrecer la documentación necesaria para conseguir los créditos. Sin embargo, estas tareas de concienciación tienen sus beneficios, ya que favorecen que nuestras buenas prácticas tengan influencia en el entorno. Cada vez estamos más concienciados con la idea de que la sostenibilidad y la eficiencia energética no son un plus, sino un deber.
Un futuro más sostenible
Para que el nuevo edificio de las oficinas del Metro de Madrid consiga la Certificación Verde, hay que esperar todavía a que las obras de su interior estén finalizadas. En lo relativo al exterior, nosotros ya hemos cumplido. Conseguir estos créditos ha sido una de las grandes satisfacciones de este proyecto, pero no la única.
A nivel profesional hemos aprendido mucho. Participar en procesos relacionados con la construcción de las vigas o los pozos de geotermia ha supuesto un aprendizaje real. Nos ha motivado a aprender en equipo y de forma individual.
Nos llevamos también la satisfacción de haber trabajado en equipo con un grupo de personas estupendo. Las circunstancias especiales que hemos vivido todos durante los últimos meses en relación con la pandemia nos han unido todavía más y nos han hecho sentirnos parte de una familia.
Por último, esta obra nos ha permitido participar en la creación de un edificio sostenible y contribuir, así, a dibujar un futuro más verde. Cada vez es más necesario hacer uso de nuevas técnicas que no solo nos permiten ir más allá e innovar, sino que también nos dan la satisfacción de construir para cuidar nuestro planeta.
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