Capa de ozono
Medio ambiente

La fina capa azulada que protege la Tierra: ¿sabes en qué estado está hoy la capa de ozono?

16 de septiembre de 2022

Imagen principal: Marc Schulte (Unsplash)

Marte se parece mucho a la Tierra. Tanto, que hasta podría albergar vida. Es un planeta rocoso de un tamaño medio, que no está ni demasiado lejos ni demasiado cerca de su estrella. Sin embargo, es un erial árido, desgastado por la radiación solar. Y es que Marte se parece mucho a la Tierra, pero tiene también grandes diferencias: el planeta rojo no tiene campo magnético ni apenas atmósfera, y carece del manto protector que permite a la vida prosperar en la Tierra: la capa de ozono.

Sin esta fina capa de color azulado, los humanos y el resto de los seres vivos estaríamos expuestos a los efectos nocivos de los rayos solares. Por ello, cuando en la segunda mitad del siglo pasado la comunidad científica alertó de que esta barrera estaba debilitándose, saltaron todas las alarmas. Cerrar el agujero de la capa de ozono se convirtió en una prioridad.

35 años después de la firma del Tratado de Montreal, que definió los objetivos y las medidas para conseguirlo, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) tiene buenas noticias: la concentración en la atmósfera de las sustancias que destruyen la capa de ozono continúa bajando.

Comencemos por el principio: ¿qué es la capa de ozono?

La capa de ozono es una capa natural de gas que se concentra en la estratosfera, a una distancia de entre 10 y 40 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Se calcula que el 90 % de todo el ozono del planeta está en esta franja de la atmósfera. Cumple una tarea esencial: filtrar la mayor parte de la radiación dañina del Sol.

Entre los rayos que nos llegan del Sol hay todo tipo de radiaciones. Están los colores visibles o los infrarrojos que nos dan calor. Pero también los rayos ultravioletas, cuya longitud de onda es tan corta que pueden llegar a dañar las células e incluso los genes. Sin embargo, la capa de ozono evita que la mayor parte de esta radiación llegue a tocar la superficie terrestre.

La capa de ozono minimiza el efecto de los rayos ultravioletas del sol

La capa de ozono minimiza el efecto de los rayos ultravioletas del sol. Zwaddi (Unsplash)

Tal y como explican desde la Comisión Europea, las concentraciones de ozono en la atmósfera varían de forma natural en función de la temperatura, el clima, la latitud y la altitud. Pero pueden variar, también, condicionadas por la presencia de ciertas sustancias químicas hechas por el hombre.

Algunas de estas sustancias tienen efectos negativos e incluso la capacidad de reducir la cantidad de ozono de la atmósfera. Se trata, sobre todo, de los clorofluorocarbonos (CFC), sustancias muy comunes hace unas décadas y que se usaban en los aerosoles y refrigerantes, como en los aparatos de aire acondicionado.

Cuando se descubrió el impacto que estos químicos podrían tener en el futuro de la Tierra, abriendo un agujero en la capa de ozono, el mundo comenzó una carrera para frenar su uso y evitar que siguiesen llegando a la atmósfera.

Meteoritos, espectrofotómetros y un tratado internacional

En la primera mitad del siglo pasado, el meteorólogo y físico británico G. M. B. Dobson trabajaba estudiando meteoritos cuando percibió que la temperatura de la estratosfera no era constante. Lo relacionó con las propiedades del ozono, y construyó un aparato, el espectrofotómetro, para medir este gas estratosférico desde la superficie terrestre.

Años más tarde, varios grupos de científicos que utilizaban uno de sus espectrofotómetros se dieron cuenta de que, por algún motivo, la cantidad de ozono se estaba reduciendo en algunas partes de la estratosfera. Se estaba abriendo lo que se describió como un gran agujero que se localizaba especialmente sobre la Antártida y que pronto empezó a ocupar titulares.

Ilustración de la Tierra

Ilustración de la Tierra. Elena Mozhvilo (Unsplash).

El 16 de septiembre de 1987, hace justo 35 años, la comunidad internacional estableció el Protocolo de Montreal para hacer frente a la destrucción de la capa de ozono. Su objetivo era el de reducir progresivamente la producción, el consumo y la emisión de casi un centenar de sustancias químicas que la agotan (dando especial prioridad a los clorofluorocarbonos). Fue el primer tratado internacional firmado por todos los países del mundo.

¿En qué estado está la capa de ozono hoy?

Se calcula que el consumo de sustancias que dañan la capa de ozono se ha reducido un 98% desde que los países empezaron a adoptar las medidas fijadas en el Protocolo de Montreal. Sin embargo, estas sustancias (al igual que sucede con los gases de efecto invernadero que causan el cambio climático) permanecen durante años en la atmósfera. Por ello, la recuperación de la capa de ozono es lenta.

Además, es importante tener en cuenta que el agujero de la capa de ozono cambia de tamaño de forma constante, dependiendo de varios factores, como el viento y la temperatura del aire. Tal y como explica la Agencia Española de Meterología, los cambios que genera el calentamiento global también pueden llegar a alterar la distribución del ozono.

Extensión máxima del agujero de ozono en el hemisferio sur entre 1979 y 2019

Extensión máxima del agujero de ozono en el hemisferio sur entre 1979 y 2019. Agencia Europea del Medioambiente.

Un informe reciente de la NOAA, entidad que lleva décadas monitorizando la presencia de los químicos dañinos en la estratosfera, permite ver la evolución con optimismo. La concentración de estas sustancias sigue bajando, y ya estamos a medio camino en el intento de volver a los niveles de 1980. De acuerdo con la agencia estadounidense, las cifras obtenidas permiten prever que la recuperación de la capa de ozono de la Antártida podría darse alrededor del año 2070.

La publicación de los datos ha llegado pocas semanas antes de la celebración del Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, que se celebra cada año el 16 de septiembre.

 

 

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